| Capítulo 4 |

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- ¡¡CHUZAAA!! - grité cuando la bola derrumbó todos los pinos. Como dijo Ruggero ayer, hoy íbamos a salir asi que acepté, estamos en los bolos intentando ser “amigos”.

- ¡¡Oh vamos!! - gritó malhumorado porque estaba perdiendo. - Estás haciendo trampa.

- ¿Cual trampa? No he hecho nada, acéptalo, vas perdiendo. - le dije pasándole la próxima bola.

- Sabes cuando las mujeres quieren conquistar a un hombre lo dejan ganar en todo. - dijo mientras acomodaba sus dedos en los agujeros de la bola.

- Yo no te quiero conquistar. - alzó su mirada hacia mí mirándome serio mientras yo le sonreía.

- Cuidado pinochita.

- ¡Ya quisieras tú! - me reí mientras lo veía que se dirigía a la pista de los bolos mientras me tiraba un beso antes de lanzar la bola dando como resultado solo cinco pinos caídos. - Me estás dejando ganar ¿verdad? - lo miré cuando se volteó y me miró sonriendo.

- Tal vez.

- ¡No lo hagas Ruggero! Quiero ver si soy buena.

- Apostemos. - me dijo sonriendo.

- Tus apuestas no me gustan.

- ¿Por qué no?

- Porque siempre son o terminan siendo algo pervers.

- ¿Y cual es la gracia? - se encogió de hombros, lo miré mal mientras él se reía. - Vamos, apuesta ¿o tienes miedo?

- ¿Y de ti? - le sonreí. - Claro que no, dale, acepto.

-Has tomado una decisión muy sabia, Karolcita.

- Sí, claro. - dije alzando mis cejas en forma sarcástica. - Dime cual es tu apuesta.

- Si yo gano... - dijo.

- Ajá.

- Me vas a dar una semana completa de puro, apasionado, perfecto y delicioso sexo. - dijo cerrando los ojos como si en verdad lo estuviese imaginando, ¡pendejo!

- ¿Por qué todo tiene que ser sexo contigo?

- Porque te hacen falta unas nalgadas hermosa, ayer no te las pude dar pero presiento que esta vez si te las daré.

- ¡Idiota!

- Tu idiota, te lo recuerdo. - sonrió y suspiré dándome por vencida.

- ¿Y si yo gano?

- Ponme tú el castigo.

- Lo que yo quiera. - le sonreí juguetona y él entrecerró sus ojos señalándome.

- ¡Que no sea nada malo!

- ¿Y cual es la gracia? - le dije imitándolo a él hace unos minutos, sonrió suspirando.

- Entonces cual es mi castigo si ganas, que no creo.

- ¡No me subestimes, Pasquarelli!

- ¡Dilo!

- Tu castigo es…

TUYA | segunda y tercera temporada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora