TUYA | segunda y tercera temporada

Bullying

Ruggero y Santiago habían salido al estudio hace unas cinco horas mientras me quedé con mi suegra arreglando unas últimas cosas para el cumpleaños de Ruggero que sería mañana.

- Entonces quedamos así Karol.

- Sí Anto, nos vemos entonces aquí a las cinco de la tarde mañana.

- ¿Estás segura que mi hijo no sospecha nada?

- No creo, últimamente ha estado bastante entretenido llevando a Santi al estudio.

- Va con los mismos pasos del papá mi nieto.

- Algo así. - miré a Antonella como recogía su bolso.

- No quiere ser cantante... - negué. - ¿En serio? - me dijo sorprendida.

- Le ha dicho a Rugge que él no quiere ser cantante, él quiere ser el dueño de la más grande discográfica pero cantante no.

- Me imagino como estará Ruggero.

- No lo supera Anto. - dije riendo. - Pero es un niño, así que puede cambiar de opinión.

- Y por eso se lo lleva todos los días para la disquera.

- Exacto.

Antonella se rió.

- Mi hijo, a veces se le meten unos temas.

- Igual que tu nieto.

- Dos gotas de agua Karol, dos gotas de agua. - caminó hacia mí abrazándome. - Bueno linda, nos vemos mañana.

- Okey Anto, adiós, cuídate. - le dije sonriendo antes de cerrar la puerta.

- Oh Karol, le das un beso grande a mi nieto.

- ¿Y a Rugge? - le dije riéndome.

- A Rugge una nalgada para que deje de forzar a mi nieto. - me dijo acompañándome en la risa.

- Tranquila, yo se la doy.

- Adiós linda.

Vi como arrancó el carro y entré a la casa.

Suspiré. Mañana esto va a ser una total locura con tanta gente aquí.

Decidí meterme a la bañera para poder relajarme un poco, pero a los diez minutos sentí la puerta cerrarse, mantuve los ojos cerrados mientras mi lindo esposo se metía a la bañera como siempre. Sentí el agua moverse un poco por él al entrar.

- ¿Por qué siempre te metes cuando me estoy bañando? - dije aun sin abrir los ojos.

- ¿Y por qué no hacerlo? - me dijo y pude percibir un tono de burla en su voz.

Abrí los ojos y ahí estaban sus hermosos ojos cafés y su linda sonrisa y… ¡Esperen, esperen!

- ¡Te has pintado el cabello! - su risa inundó todo el baño. - ¿Por qué Rugge? Solo…. ¿por qué?

- Tu hijo me retó a que no podía hacerlo.

- Ahora sí es mi hijo.

- Pues sí. - dijo riendo. Dios, me le quedé mirando. Su hermoso cabello castaño no estaba, ahora estaba un poco rubio, no se le veía mal, se veía igual de hermoso pero…

Dios, ¡¿con quién me casé?!

- No te entiendo Rugge. - él me miró extraño.

- ¿Por qué?

- Tienes complejos de negro.

- ¡No los tengo!

- Claro que sí. - me miró mal.