¿Había algo mas tierno que ver a tu esposo sentado en el medio de tu abuela y madre hablando totalmente concentrado con las dos? No lo creo.
Ya llevábamos tres días en mi país, y para Ruggero todavía era algo incomodo estar con mi familia. Según él se sentía "observado". Sonreí recordando la conversación que habíamos tenido la noche anterior.
[Horas antes]
– ¿Ya estás más relajado? – le dije abrazándolo.
– Algo. Ya pasé la peor parte que fue presentarme, pero fue algo cansado. – dijo sonriendo. – ¿Por qué tienes tanta familia?
– No lo sé. – le dije sonriendo. – Tú sabes que en la época de mi abuela no había televisión. – el rió.
– Sí pero son muchos y me sentía observado.
– ¿Observado?
– Sí, todos me miraban.
– Amor, fueron imaginaciones tuyas. – dije riéndome.
– Yo lo sentía así, y como eran muchos pues ajá.
– Y eso que sólo conociste de parte de mi mamá, falta la familia de mi papá.
– A propósito, – me miró. – ¿qué tenía tu mamá?
– Pues cuando me llamó Mauricio, ese día estaba un poco delicada de salud pero ya está mucho mejor, me mostró algunos exámenes y pruebas que le hicieron y todo salió bien.
– Menos mal.
– Sí. – le di un tierno beso en la mejilla. – ¿Estás preparado para mañana?
– Nos vamos a la playa todos. – dijo el suspirando.
– Va a ser un caos, quiero que lo sepas. – le dije riéndome.
– Lo sé hermosa, lo sé. – dijo sonriéndome a medias con algo de nervios.
[Presente]
Y sí, fue un caos. La venida hasta acá, el tratar de estar todos listos, fue un total caos, pero menos mal ahora él ya está relajado hablando con mi mamá y abuela.
– Pobrecito. – me dijo mi hermano.
– ¿Por qué? – le dije mientras yo seguía mirando la escena sonriendo.
– Quién sabe qué le estarán diciendo.
– Además se ve incómodo. – me dijo mi primo Daniel sentándose al lado de nosotros.
– ¿Incomodo? Se veía asustado cuándo llegó. – rió Emilio, otro primo.
– Claro, si se vio rodeado de gente que no conoce. – le escuché decir a Laura, otra prima sentándose con nosotros, mierda, me estoy rodeando.
– Además de que nuestra familia no es algo normal que digamos. – dijo Maria José uniéndose a nosotros.
– Y míralo, es muy blanco. – dijo Luis.
– ¡Y tú que hablas si tú también eres blanco! – le dijo riéndo mi hermano.
– ¡Disimulen! – nos dijo Rodolfo. Sí, otro primo más. – Se va a dar cuenta de que estamos hablando de él. – con razón me decía ayer que se sentía observado.
– Pobrecito. – dije intentando no reírme. – Dejen de molestarlo.
– Karol, molestamos a todo el mundo, Ruggero no se iba a salvar. – me dijo Mariana.
– Además me gustaría verlo bailar salsa. – dijo Javier riéndose.
– O jugar fútbol. – dijo mi primo Martín. – Ahí sí me voy a burlar con ganas.
– ¡Ruggero sabe jugar futbol! – dije defendiéndolo.
– ¿Y bailar cumbia? – me preguntó mi primo Luis.
– Pues...
– ¡Nunca le has enseñado a bailar cumbia! – me gritó mi prima Ana Paola. – Por Dios Karol, ¿qué te pasa?
– Yo… no sé, nunca se dió.
– Voy por mi mamá para que lo saque a bailar. – dijo Javier riéndose.
– No, esperen, no lo hagan pasar pena.
– Karol, comprende que así se dan las bienvenidas acá.
– Observen. – dijo Javier llegando junto a nosotros otra vez.
– ¡Oh por Dios!
Vi a mi tía acercarse alegremente a Ruggero, dándole la mano. Ruggero me miró asustado y yo no pude evitar reírme. Comenzó a sonar la canción de fondo y como sospechamos, Ruggero no sabía bailar.
– ¡Si alguno se ríe, los mato! – les dije amenazándolos a todos.
– Pero es que Karol... – me dijo Emilio aguantando la risa. – mira eso.
– Lo siento pero... – y suelta la risa María José haciendo que todos los demás se rían.
– Pobre pelado. - dijo Rodolfo. – Ven Paola, vamos a bailar.
– Vamos a acompañarlo para que no sienta pena. – caminó Paola con Rodolfo.
– Hermanita... – me ofreció la mano sonriendo.
– Pero ¿y Santi? – observé a Santiago jugando con algunos hijos de mis primos, lleno de arena hasta la cabeza.
– ¡Yo lo cuido! – dijo Daniel.
– Bien, vamos.
Y así fuimos saliendo varios a bailar para que Ruggero no se sintiera tan solo.
Al pasar el día, Ruggero cada vez se iba acoplando más a nosotros y ya hablaba libremente con muchos. Ahora estábamos todos sentados riéndonos viendo como el sol se ocultaba.
– ¿Está todo bien amor? – dije sentándome al lado de Ruggero, que tenía a Santiago entre sus piernas jugando con la arena del mar.
– Excelente. – me dijo sonriendo. – Tu familia me agrada.
– A pesar de que se burlaron de ti. – le dije riéndome.
– A pesar de eso. Es como una bienvenida ¿no? Y el hecho de que no me hayan dejado solo, quiere decir que me aceptaron.
– ¡Te dije que les caerías bien!
– Lo sé, pero tenía la duda. – dijo encogiéndose de hombros, riendo. – Pero hoy me di cuenta de algo.
– ¿De qué? – lo miré atenta.
– Que tú fuiste la mejor decisión que he tomado en la vida. – le sonreí. – Todo lo que nos ha pasado, todo lo que hemos vivido, todo valió la pena, tú la valiste, y te agradezco por darme felicidad total y un hijo maravilloso… yo solo...
– Mi amor. – le sonreí juntando nuestros labios, antes de que me haga llorar. – Te amo, te amo demasiado.
– Yo también te amo hermosa, tú y Santi son mi vida.
– ¿Sólo nosotros dos? – le pregunté sonriendo.
– Ustedes dos son lo único importante en mi vida.
– ¿Y el bebé que tengo en la pancita? – me miró sorprendido. – ¿Él no es importante?
– No me digas que… – su sonrisa se abrió plenamente. - No lo puedo creer... ¡Te amo! – me abrazó y luego tomó a Santiago y lo puso entre nosotros. – ¿Escuchaste campeón? ¡Vas a tener un hermanito! – dijo y la cara de Santiago se iluminó con una sonrisa.
– ¡Siiii! – gritó Santiago entusiasmado, causando que todos nos miraran.
– ¡Voy a ser papá de nuevo! – gritó Ruggero complemente emocionado.
Todos corrieron a felicitarnos.
Ver a toda mi familia reunida, feliz, riéndose, y sobre todo ver a Ruggero que no cabía de la emoción por el nuevo bebé, era una sensación que no podía describir, era simplemente increíble.Por fin completamente feliz, con el hombre que amo, un hijo hermoso y ahora uno en camino. Dios, esto es más que perfecto.
Fin.
![](https://img.wattpad.com/cover/100052029-288-k611126.jpg)