23.- Confundidos

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Liam estaba sentado en la sala del hospital con dos cafés en la mano, Louis y Sophia rodeaban a Pía mientras la chica no podía dejar de mover sus manos. Harold había ido por más café y Angie solo estaba sentada mientras intentaba quitarse la sangre de las uñas. Liam no dejaba de mirar a Pía, estaba preocupado por Niall y por ella, porque no sabía nada de su amigo desde una hora atrás, estaba mal por ella, porque podía sentir su desesperación y se sentía muy mal consigo mismo por estar preocupado y por lo que había sucedido, quizá si él no hubiera invitado a Pía a subir al techo, nada de eso estuviera pasando.

De pronto volvió a la realidad al ver que Sophia abrazaba a Pía. Louis lo miró y le hizo señas; Liam se levantó y dejó un café en la mesa de centro que había en la salita, luego se acunclilló y le tomó una mano a Pía.

—Hey, tranquila, toma... te traje esto—. Pía se separó de su amiga y tomó el vaso que le ofrecía el castaño.

—Gracias, Liam. Eres el mejor—. Aquello hizo que el chico quisiera ir contra la pared y golpearse él mismo muchas veces, pero se resistió porque ella lo tomó de la mano. —Gracias por calmarme en la ambulancia, creo que yo hubiera sufrido un colapso—.

—No hay de qué, yo también estaba desesperado, te entiendo... es mi... es mi mejor amigo—.

—Lo sé—. Le dijo ella y enseguida lo abrazó. Sophia miró a Louis y ambos optaron por guardar silencio, hasta que apareció Harry.

—¿Ya sabemos algo?—.

—Aún no sale el médico—. Le dijo Angie, quien estaba sentada en un sillón para una persona, cosa que no le importó y se comprimió lo más que pudo para que Harold se sentara a su lado; el enrulado sonrió y luego de entregarle un café a Louis y el otro a Soph, se acurrucó junto a la rubia.

—Necesito levantarme, no puedo estar así—. Dijo Pía, Liam miró a Sophia quien le asintió. Todos creían que ella estaba tan debilitada y sin saber qué hacer, que cualquier movimiento tenía que ser aprobado por Sophia, quien la conocía mejor que nadie. Liam le ayudó a ponerse en pie; Louis se acercó a la chica con la que compartía el sillón y la abrazó mientras la pelirroja se abrazaba a Liam; no es que estuviera frágil o debilitada, simplemente el shock aún no desaparecía.

—¿Estás bien?—. Preguntó Liam y ella lo miró, entonces se dio cuenta de que habían dejado algo inconcluso en el techo de la casa de Niall.

—Sí, estoy bien... Liam ¿Qué me decías cuando estábamos en el techo? Creo que mi grito te asustó un poco —.

—No, no te preocupes, no era nada... además Niall es más importante... y tu también. Me preocupa cómo te sientes, no quiero que esto haya desencadenado algo—.

—No, es solo que estoy en shock, la sangre me provoca muchas cosas, entre ellas mareos, pero estoy bien, lo único que quiero saber es que va a estar bien, tengo un gran complejo de culpa justo ahora, me siento muy culpable—. Al escuchar a Pía, Liam frunció el ceño.

—¿Por qué? —. La chica, se dio cuenta de lo que había dicho y muy nerviosa comenzó a tartamudear.

—Porque yo estaba arriba, debí haber estado con él en todo momento, Oh Dios—. Se lamentó y Liam le sostuvo la mano que le quedaba libre.

—Eso no fue tu culpa, no es culpa de nadie, Niall va a estar bien—. La pelirroja lo volvió a abrazar mientras él le acariciaba el cabello, en ese momento Harry se acercó y los invitó a separarse.

—Oigan chicos, entiendo lo que sienten, sé que ambos están muy confundidos, el uno por el otro, pero quiero que no se culpen a ustedes mismos—. Al escuchar al enrulado, Liam abrió los ojos y Pía frunció el ceño. Pero no pudieron seguir porque en ese momento salió el médico por un pasillo.

At the end of the dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora