27.- Camino a Baltimore

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**If I could fly**

—No, no, definitivamente no—Gritó Angie en plena oficina de la BBC, Pía frente a ella, dió un saltito cuando la rubia azotó un ejemplar de su complemento cultural.

—¡Pero Angie, solo serán un par de días!—.

—No, Pía, necesitamos a nuestra correctora de estilo aquí, sino será un fiasco—.

—Si lo que quieres es que te diga que vengas conmigo a Baltimore, no lo haré, tu eres la directora—.

—No pretendo eso, pero si permito que te vayas, seré muy injusta con los demás—.

—Por favor, Angie, por favor—. Pía se acercó, se sentó en la silla frente al escritorio de la rubia y cruzó sus manos en señal de súplica. La rubia la miró. —Puedes enviarme el ejemplar en digital y lo puedo corregir—. Angie suspiró mirándola fijamente.

—Está bien, ve anda, disfruta el concierto y define tus sentimientos—. Le dijo su jefa y Pía abrió los ojos. —¿Qué? ¿Creías que Harry nunca me iba a contar?—.

—¿Qué te contó?—. Preguntó Pía muy alarmada.

—Lo de Liam y tu—. La pelirroja se congeló y comenzó a meditar ¿Cómo es que se sabía algo si se suponía que nadie sabía nada? En ese momento Angie la miró y abrió los ojos. —Oh no, ¡Lo arruiné!—.

—Espera... ¿Qué es lo que sabes?—. Pía se levantó enfrentándola.

—Olvídalo, olvídalo, por favor—. La rubia comenzó a ordenar los diseños de la revista mientras Pía se acercaba más.

—Angelique Trudeau tengo una leve idea de lo que está pasando, pero necesito saberlo—.

—Pero Pía, eso arruinará más las cosas—.

—No, puede ser que eso solucione todo, dime—. La sujetó por los hombros y agitó.

—Amiga, es mejor que no...—.

—¡Angie!—. Gritó Pía y la chica se congeló, suspiró y luego soltó todo lo que sabía.

Unas horas más tarde, Sophia estaba recorriendo una callecita en Londres mientras buscaba una repostería, cuando al fin la encontró, compró un café estilo irlandés, el favorito de Pía y un cappuccino para ella, un par de donas y de regreso compró comida china. Al llegar a Fulham, acomodó la mesita de centro de la sala y encendió la pantalla para colocar una película. Sabía que ese día Rosella estaba en casa de su novia y que probablemente no llegaría así que aprovechó para darle una sorpresa a Pía, quien viajaría pronto para ver a Niall.

Tras unos minutos de espera en los que la ciudad se cubrió por grises nubes que dejaban a su paso una leve llovizna, llegó Pía algo mojada, pero lo que le sorprendió a Sophia fue su rímel corrido y los ojos rojos a pesar de que llevaba una sombrilla para cubrirse de la lluvia.

—Pía ¿Qué sucede?—. Inmediatamente, le pelinegra de acercó a su mejor amiga y la abrazó. —¿Pasó algo? ¿te hicieron algo?—.

—No—. Su respuesta fue la más cortante y triste del mundo.

—Oye... ven, cuéntame qué sucedió... traje tu café favorito y comida china—. Pía miró la mesita de centro y luego giró la mirada a su amiga, Soph estaba preocupada y al verla así, la pelirroja le sonrió.

—Adoro cuando haces estas cosas, eres la mejor. Lo necesito—. La pelinegra la llevó al sillón y la sentó cuidadosamente. —Hablé con Angie y me dejó ir a Baltimore—.

At the end of the dayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora