At the end of the day

9.-Encuentren a Briana

Perfect

El sábado por la tarde, Pía estaba sentada en la sala con una gran taza de té en la mano cuando Sophia salió de la habitación, aún usaba su pijama y parecía que en vez de cabello tenía un nido de pájaros en la cabeza. Pía la vio caminar hasta el baño y luego de unos minutos salir, se dirigió a la cocina, tomó una botella de yogurt y fue a recostarse con ella.

—¿Ya quieres hablar de lo de ayer?—. Preguntó Sophia.

—Dirás... queremos, no soy la única que debo platicar algo—. Dijo Pía y la pelinegra suspiró y bebió yogurt. —Está bien, empiezo yo... después de que limpié el labio roto de Niall, salí a hablar con Saúl, me dijo que nos había estado observando toda la noche y que aunque intentáramos esconderlo, sabía que había algo entre nosotros; le dije que no tenía derecho a reclamar nada porque él y yo terminamos hace más de dos meses, así que yo tenía todo el derecho de buscar alguien más. En resumidas cuentas, me dijo que se ha arrepentido de todo—.

—¿Cómo se atreve? Pía ¿Sabes la verdadera razón de su ruptura?—.

—No, pero lo sospecho...—.

—Sí, una chica que trabaja con nosotros en la investigación, ella es de España... cuando yo los encontré besándose, fue cuando te envió ese mail—.

—Por alguna extraña razón, lo suponía Soph. En fin, me armé de valor y le dije que entre nosotros no podía pasar más pues estoy iniciando una relación con Niall, quien por cierto apareció en ese momento y habló con él, le dijo que le apenaba la situación y que si yo decidía quedarme con Saúl, Niall lo iba a aceptar, finalmente soy todo, menos una muñeca que puedan disputarse—.

—¡Eso es madurez, señores! Denle un Nóbel o un Óscar o debemos inventar algo como premio al hombre más maduro, romántico, pervertido, fuerte, formal, fiel y de más—.

-Eso bastó para que yo supiera de qué lado debía irme... y esa es la historia. Ahora tu—. Sophia suspiró.

—Lo mío es un poco más complicado. Kendrick estaba esperándome en el aeropuerto cuando llegué a Seattle, me llevó a casa y bueno, ese fin de semana salimos con algunos antiguos amigos, bebimos lo suficiente como para decir cosas que quizá no debíamos, pero finalmente tras una serie de indirectas, llegamos a un punto en el que le mostré una fotografía de una serie que nos gusta a ambos y comenzó a decirme que podíamos intentarlo todo otra vez, no voy a negar que eso me dejó fría, pero respondí, le dije que no podía creerlo pero que ansiaba ese momento. A otro día, hablamos pero no mencionó nada así que creí que todo había sido una alucinación, así pasaron los días, salíamos y platicábamos bastante, incluso, comió dos días con mi familia y conmigo. El día que regresé, me llevó al aeropuerto, yo no quería dejar las cosas así, por tanto, le pregunté si quería decirme algo, me contestó que no y me besó en la mejilla, la deducción fue que entre nosotros no había nada—.

—Y supongo que como siempre, él creyó que sí eran novios y tú, al ver su actitud creíste que no—.

—Así es... dime si estoy en un error—.

—No, no lo estás, él debió de haberte dicho en ese momento todo lo que sentía, no hoy. ¿Por qué no puede ser claro contigo de una vez?—.

—Eso ya no será necesario, ayer lo besé—. Enseguida, la pelirroja abrió los ojos. —Tranquila, fue el beso de despedida... terminó todo lo que alguna vez pudo existir entre nosotros—. Pía abrazó a Sophia y la escuchó sollozar. De pronto, recordó que le tenía una noticia.

—Soph... ayer me enviaron correo los de la BBC—.

—¿Qué ocurrió?—.

—Quieren que vaya a una entrevista a Londres, la siguiente semana—.