Capítulo 1: Confesión de amor

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—Por favor... no te vayas.

La tímida petición se deslizó de entre los labios del pelinegro, que no dudó en coger de la mano al contrario para impedir que se marchase de la estancia. Kihyun se quedó quieto y giró su rostro, dispuesto a escuchar lo que fuese que el otro tuviese que decirle.

—Sé que es difícil, pero por favor, créeme cuando te digo que mis sentimientos son sinceros.

El sufrimiento era evidente en sus palabras, pero estas resultaban aún más desgarradoras para aquel a quien iban dirigidas.

Kihyun suspiró y se soltó del agarre para encarar a la persona que tanto daño le había hecho en el pasado.

—No me hables de sentimientos —declaró el de cabellos rosas, clavándole la mirada más fría que pudo—, ambos sabemos que tú no tienes de eso.

—Escúchame —rogó Changkyun casi con desesperación, intentando volver a acercarse al más bajo, pero este retrocedió con una mueca de desagrado.

—¿Que te escuche? —repitió incrédulo—, ¿crees que con tus mentiras podrías arreglar algo?

Changkyun se encogió en el sitio y miró hacia sus pies, incapaz de enfrentar esos ojos amenazantes; sí que había algo que podía decir, pero tenía miedo del rechazo del contrario.

—Yo... te quiero... —admitió en voz baja.

Una risa irónica resonó en el dormitorio en respuesta.

—No me vengas con esas ahora. Si me quisieras, nunca habrías permitido que ese hombre se interpusiera en nuestra relación.

El silencio se hizo en el cuarto que ambos compartían. Los segundos corrían y el pelinegro seguía sin proferir sonido alguno: se estaba empezando a poner nervioso y pestañeó repetidas veces. Habiendo pasado un minuto entero, Kihyun se impacientó y puso los brazos en jarra.

—¿Changkyun? —le instó a seguir.

—Eh... yo... —tartamudeó el aludido, sin saber muy bien qué decir.

Finalmente, se giró y cogió apresurado unos papeles de la mesita del centro de la habitación; buscó la página correspondiente y volvió junto a Kihyun, entrecerrando los ojos para poder leer la frase de su personaje.

—Eso... ya no importa —leyó con dificultad—, mi corazón... bate con puerta cuando estoy contigo —finalizó orgulloso por haber podido descifrar las letras borrosas del guion.

Pero la satisfacción de Changkyun no duró mucho: el grito frustrado de su amigo le indicó que había metido la pata en la interpretación. Otra vez.

—¡Late! ¡Late con fuerza! —le corrigió el chico dándole una patadita al suelo.

—¿No es eso lo que dije?

Recibió otro bufido como contestación y Changkyun se giró con interrogación hacia Hyunwoo, que había presenciado toda la situación desde el sofá. El moreno negó con la cabeza, quitándole todas las esperanzas a Changkyun de haber interpretado con éxito su parte del diálogo.

—Hyung, lo siento —se disculpó apurado, usando las hojas del guion a modo de escudo—. Déjame intentarlo de nuevo.

Kihyun alzó una ceja y se acercó a zancadas hasta la mesita para coger las gafas que descansaban en su superficie de madera.

—Si te pusieras las gafas, esto no sucedería —respondió enfadado: una de las cosas que más desquiciaba al mayor era que interrumpieran su actuación.

Changkyun retrocedió un paso sin despegar la vista de los lentes. Odiaba aquellas dichosas gafas: eran enormes y le hacían parecer un empollón.

—Puedo leer sin ellas —argumentó intentando sonar convincente, aunque en el fondo sabía que hasta un topo veía mejor que él.

A dos notas de tu corazón [WonKyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora