Capítulo 7: Uno, dos, tres tragos

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Tardarían más o menos quince minutos en llegar hasta el centro de Cheongju; el viaje en coche se le pasó rápido a Changkyun, ya que el mayor fue charlando animadamente con él durante el trayecto mientras escuchaban música. Las canciones favoritas de Wonho eran las acústicas, y eso se veía reflejado en los numerosos discos que tenía en la guantera de este género.

El pequeño chico se sintió cómodo y habló abiertamente de sus gustos musicales, que incluían mayoritariamente rap y hip hop. Aquello le sorprendió al castaño: debía pensar que, como tocaba el piano, solo escuchaba música clásica.

Cuando estaban en una calle buscando un sitio donde aparcar, Wonho empezó a cantar distraídamente parte de la canción que estaba sonando; su voz era increíblemente dulce, y Changkyun se hundió en su asiento mientras le escuchaba en silencio.

Pensó que su popularidad estaba justificada, pues Wonho era perfecto en demasiados aspectos: era normal que la gente se sintiese atraída hacia su persona. Su carácter era evolvente, su sonrisa iluminaba cualquier lugar al que iba... ¿acaso tenía algún defecto?

—¿Changkyun? —La voz de Wonho le sacó de sus pensamientos y dio un pequeño respingo. El mayor ya había aparcado y estaba a su derecha, manteniendo la puerta del copiloto abierta para que pudiese salir—. ¿Te encuentras mal? —preguntó mientras Changkyun salía del automóvil con un aspecto un poco aturdido.

Negó con la cabeza y Wonho le miró con preocupación antes de cerrar la puerta y pulsar una tecla de las llaves del coche para echarle el seguro. El rostro del pianista no mostraba ninguna expresión que le diese alguna pista de si estaba mintiendo o no, por lo que decidió utilizar un recurso que solía funcionar para persuadir a la gente.

Se aproximó al más bajo y le dedicó una de sus mejores sonrisas.

—¿Seguro? —inquirió con una voz suave, alzando las cejas.

La frialdad en el rostro de Changkyun no cambió.

—Sí.

La respuesta tajante fue como una aguja que pinchó su globo de confianza: su técnica no parecía ser efectiva con Changkyun, y aquello no le sentó muy bien a su ego. Sin embargo, vio que sus mejillas de piel dorada empezaron a cobrar un leve tono carmín y se sintió satisfecho. Su cercanía parecía ponerle nervioso.

Y eso le gustaba.

Con renovada seguridad en sí mismo, Wonho comenzó a caminar con las manos en los bolsillos de su biker negra por la acera y Changkyun le siguió, yendo a dos pasos por detrás de él.

El pianista esperaba que su sonrojo no se hubiese notado demasiado y posó sus manos frías sobre sus mejillas para bajarles la temperatura. Desconocía porqué el muchacho de cuarto curso le alteraba tanto, simplemente no lo entendía.

Cuando salieron de la zona donde aparcaron el coche, se adentraron en la calle principal de Cheongju; a pesar de que ya era de noche, estaba abarrotada de gente: Wonho pensó que había un ambiente nocturno agradable, mientras que a Changkyun el bullicio solo le causaba agobio.

Para llegar al restaurante donde habían quedado con Minhyuk y Jooheon, iban a tener que pasar por la transitada travesía. Wonho se detuvo momentáneamente para que el pequeño chico le alcanzase y así poder caminar el uno junto al otro.

Fue en el trayecto hacia el restaurante cuando Changkyun sacó a relucir su lado torpe; el que fuera caminado con la cabeza gacha hizo que casi se golpease contra una farola. Más tarde, chocó contra el cartel que describía el menú de un puesto callejero de comida y lo tiró al suelo.

Tras disculparse repetidas veces con la dueña del puesto y recoger el cartel, prosiguieron su camino. Wonho no hizo ningún comentario e iba reprimiendo una sonrisa, y Changkyun deseaba que la tierra se lo tragase.

A dos notas de tu corazón [WonKyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora