Capítulo 15: Sesión de espionaje

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El mundo había dejado de girar en cuanto les vio. Una sensación desagradable subió por su garganta y le inundó el cuerpo; quería dejar de mirarles, pero no podía. Su cuerpo no respondía. 

Entonces, Wonho se detuvo justo en frente a ellos y acercó a la chica aún más a él. La agarró del mentón y se quedó mirándola, y después sus ojos se posaron en los de Changkyun.

La sangre del pequeño chico se congeló en cuanto los labios de Hoseok se curvaron en una sonrisa burlona. Acto seguido, empezó a besarla sin despegar la mirada de él.

Changkyun deseó morirse en aquel instante.

Los latidos frenéticos de su corazón se volvieron ensordecedores, hasta el punto de que un agudo e insoportable pitido retumbó en su cabeza. Se tapó los oídos y por fin apartó la vista de la imagen tan dolorosa que estaba presenciando.

¿Por qué iba a quererte a ti? Era obvio que se acabaría cansando de estar contigo. Solo se estaba burlando de ti. Todo este tiempo fueron puras mentiras. Mentiras. Mentiras. Mentiras.

El vértigo subió por su cuerpo. Quería llorar. Quería desaparecer de allí. Quería despertar de esta pesadilla...

Y así lo hizo.

Cubierto en sudor, Changkyun abrió los párpados de golpe con la respiración agitada. Los rayos del sol que se colaban por las cortinas de su dormitorio le indicaron que ya era de día; con cansancio, se frotó la cara y se maldijo por haber soñado otra vez con lo mismo.

Ya habían pasado tres días desde aquella fatídica tarde. Wonho ni siquiera había besado a esa chica, tan solo pasaron de largo por delante de la cafetería; pero su mente siempre le jugaba una mala pasada y distorsionaba la realidad, torturándole e impidiéndole dormir tranquilo.

Cuando oyó que alguien se acercaba al dormitorio, se tapó hasta los hombros con el edredón y fingió seguir dormido. Escuchó a su compañero de habitación revolver en su mochila y una cremallera cerrándose; después, unos pasos se detuvieron justo a su lado.

—¿Changkyun? —le llamó zarandeándole levemente—. Vas a llegar tarde.

El pelinegro se revolvió entre las sábanas y se tapó aún más.

—No voy a ir a la facultad... —murmuró desganado.

—Hace tres días que no vas a clase —respondió Kihyun con un tono molesto—. Y hoy por la tarde es tu recital de piano, ¿también piensas faltar?

Mierda... el recital.

—No me encuentro bien —argumentó poco convencido. Ya había utilizado esa excusa los anteriores días, pero esperaba que Kihyun le creyese y le dejase en paz.

Sin embargo, notó que unas manos agarraban con fuerza el edredón y le destaparon completamente. Changkyun soltó un quejido y se encogió cubriéndose la cabeza con los brazos.

—Lim Changkyun, levántate ahora mismo de la cama o te juro que llamaré a tu madre para decirle que su hijo es un vago que se niega a ir a clases.

El aludido suspiró cansinamente: sabía que Kihyun era capaz de cumplir su amenaza. Con pesadez, se irguió y se quedó mirando a la nada mientras su amigo recogía su mochila del suelo.

—Te esperaré para irnos juntos —le avisó antes de dirigirse al salón, cerrando la puerta detrás de él. Quería asegurarse de que Changkyun no se volvería a meter en la cama e iría a la facultad.

El pelinegro observó la puerta por la que se acababa de ir su compañero: él no sabía que estaba deprimido por Wonho, más bien era ajeno a todo lo que había ocurrido entre ellos, y lo mejor era que siguiera siendo así: estaba seguro de que, si se llegase a enterar, se encargaría de que el chico de cuarto acabase en lo más profundo de un río.

A dos notas de tu corazón [WonKyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora