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Levanté mi mirada desde el suelo y pude ver a la persona que nos había interrumpido al Eduardo y a mí, me quería morir cuando pude recordar quién era, era uno de los amigos del Charles. Ahora sí que estaba frita, él iría a contárselo y el Charles me odiaría de por vida, pero por alguna extraña razón él no me estaba mirando feo a mí, sino que solo miraba feo al Eduardo.

― ¿Qué estás haciendo hueón? ― le dijo de forma violenta y muy alterado

―¿Yo? ―preguntó el Eduardo―Nada―respondió. Puta que era ahueonao, ¿Cómo daba esa respuesta? Señor dame paciencia.

―No te hagas el hueón ―dijo el Marcelo―Los vi comiéndose. Hueón ¿Cómo chucha te metí con la Mati? Es la esposa de tu mejor amigo, imbécil. Además está toda ebria y tú te estabas aprovechando de ella―le respondió muy enojado, en cualquier momento se ponían a pelear, estaba segura.

―No hablís hueás carepato culiao, tú no sabís como fueron las cosas―dijo el Eduardo enojado también, yo seguía en el piso y parece que nadie me iba a levantar jamás.

―Cállate hueón―al fin el Marcelo dejó de mirar al Eduardo y enfocó su mirada en mí―Ven Mati, te voy a ayudar ―se acercó a mí y con toda la delicadeza del mundo me puso de pie, pasó uno de sus brazos alrededor de sus hombros para que yo me pudiera afirmar de él. Esto era patético.

―Marcelo, por favor no le digas nada de esto al Charles―le dije cuando ya nos encontrábamos afuera de la disco. Hacía algo de frio por lo que me sacudí, me había dado un pequeño escalofríos.

―Tranquila Mati, yo no lo diré nada, pero tienes que tener cuidado con el Eduardo, es súper jote el hueón y al parecer no tiene respeto por nada ni nadie ―dijo mientras miraba su celular, al parecer iba a llamar al Charles, no quería que lo hiciera, no estaba preparada aún, así que mi lengua dio rienda suelta y dejé que mi corazón hablara.

―Marcelo, yo... no todo es culpa del Eduardo―le dije. Él solo despegó los ojos de su teléfono y me miró

―¿De qué estas hablando? ¿Me estás tratando de decir que el Eduardo no se te tiró? ―me dijo él mirándome de una forma extraña, me sentí vulnerable y me dieron ganas de llorar.

―Yo... yo no quería te lo juro―le respondí y me puse a llorar, era tan débil y más encima anda más sensible de lo normal por los hechos ocurridos recientemente―Pero él fue el único que me ayudó, él fue a mi casa cuando mi hermana tuvo el accidente y también me fue a consolar cuando con el Charles peleamos y él no volvía a la casa y solo me dejé llevar esa vez, pero fue la única vez hasta ahora. Y yo, te juro que hoy no podía más tenía que decírselo o sentía que iba a enloquecer de la culpa, pero el Eduardo no me dejaba decirle, porque decía que los dos íbamos a perder al Charles y quizás es verdad, pero yo no puedo estar ocultándole esto y fue ahí donde me dio el beso, para que yo no fuera a decirle al Charles, pero yo tengo que decirle―le dije sin poder parar de llorar en todo mi triste discurso, de hecho, algunos sollozos se me salieron.

―Mati, no llores por favor―dijo el Marcelo y me abrazó , yo solo me aferré a él y dejé que todo saliera y es que me sentía demasiado mal―Yo no te voy a juzgar ni nada, se nota que tú en verdad quieres mucho al Charles y es una muy valiente decisión que quieras contarle de todo esto a pesar de que haya opciones de que te deje. Pero no puedes decírselo en este estado, estás muy ebria aún ¿Qué te parece si vamos por un café y me cuentas todo con mayor detalle? Así te puedo ayudar.

Y me lo dijo de una manera tan tierna y tan comprensiva que no me quedó nada más que asentir y seguirlo. Igual me haría bien tener un amigo, ya que podía aconsejar y ayudar en este desastre al cual le llamo vida.

Unfaithful | Eduardo Vargas | Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora