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                Desde esa mañana cuando el Eduardo me preguntó si el Bastián era su hijo lo he evitado como si fuera la peste. Él ha intentado hablarme pero me he asegurado de no estar sola en ningún momento, ya sea acompañada por mi hermana, por mi mamá, o por alguien de la familia del Charles.

He logrado evitar al Eduardo pero no a la Daniela, no sé qué onda esa mina se cree mi amiga y anda como lapa conmigo, hablando de su embarazo y del Eduardo. Cada vez que aparece y me piensa a hablar de eso me duele el corazón es como si me dieran puñaladas en el pecho y el estómago se me revuelve.

Ahora estamos todos en el estadio Minerao, en Belo Horizonte viendo los octavos de final del mundial. Chile clasificó segundo de su grupo tras ganarle a Australia y a España y perder contra Holanda. Y como Brasil salió primero de su grupo por tercer mundial consecutivo nos toca con ellos en los octavos de final. Aunque esta vez hay mucha más esperanza porque Chile no es el de antes, juega mucho mejor, tanto que eliminó al campeón del anterior mundial, España. Lo mejor de ese partido es que el Charlie hizo un golazo, el cual obviamente me lo dedicó al Basti y a mí... Bueno el Eduardo también hizo un gol que se lo dedicó a su hija que viene en camino, la Antonella...

―Hola Mati―escuché decir a alguien. Salí de mis cavilaciones y miré a la persona que me hablaba, era la Daniela. Estaba vestida con una camiseta de Chile, si pudiera rodaría los ojos. ¿Qué hace esta mina con una camiseta de Chile? La hueona es brasileña debería estar apoyando a su país. Yo nunca en la vida apoyaría a otro país que no fuera el mío a pesar de tener una relación con un tipo de otro país. Miré a los hermanos de la Daniela y al papá de ella que estaban sentados unos metros más allá, ellos también andaban con la camiseta de Chile.

―Hola Daniela―respondí de mala gana. Como siempre, no sé si la Daniela no se daba cuenta de que yo siempre le contestaba de manera pesada o solo lo obviaba.

― ¿Me puedo sentar contigo?―preguntó. No por favor. No quería estar sentada junto a ella durante noventa minutos.

―Bucha flaca sorry, pero yo estoy ahí―escuché la voz de mi hermana. Nunca me había alegrado tanto de escuchar su voz―Toma Mati―dijo pasándome un hot dog y una bebida que le había mandado a comprar hace unos minutos. Agradecí mentalmente por aparecer en el momento preciso.

―Oh bueno―dijo la Daniela―entonces voy con mis hermanos, nos vemos después―esperaba no verla nunca más...

―Claro de ahí nos vemos―le sonreí de manera cínica. La Daniela se fue a sentar junto a sus hermanos. Mi hermana me miraba con una ceja enarcada― ¿Qué?―pregunté.

― ¿Por qué la odias?―preguntó mi hermana.

― ¿A quién?―pregunté haciéndome la tonta.

―A la polola del Eduardo―dijo ella―siempre eres como muy pesada con ella, algo que no es natural en ti―añadió mi hermana. Resoplé. Mati inventa algo.

―Es que... lo que pasa es que es tan hueca y chillona, te juro que no la soporto...―dije. Mi hermana me miró suspicaz.

―Por lo que he hablado con ella no me parece tan hueca y no es chillona―añadió mi querida hermana.

―Eso es porque no has sociabilizado con ella tanto como yo, te juro que después de un rato es insoportable, tonta como una puerta, chillona y más encima loca... Nunca podría ser amiga de alguien como ella...―mi hermana enarcó una ceja. Quizás no me creía mucho, pero no podía decirle la verdad, ¿Cómo le iba a decir que la odiaba porque estaba con mi ex amante? No le podía decir eso, porque iba a creer que estoy celosa... cosa que no estoy... solo me siento mal por mi bebé...

Unfaithful | Eduardo Vargas | Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora