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Hoy es 31 de diciembre, el último día del año, debería estar feliz, todo había salido bien este año, me había titulado con honores, y estaba todo listo para el traspaso del Charles, prácticamente ya era jugador del Inter de Porto Alegre, solo faltaba que fuera presentado...Todo estaba bien, excepto por una cosa, y una muy grande, el número quinientos ochenta al lado de la palabra "beta HGC" que había en el papel que tenía en mi mano, ya no había vuelta atrás estaba embarazada, las lágrimas caían por mis ojos como torrentes, no las podía detener, ¿por qué me estaba pasando esto a mí? Siempre soñé con el momento en que sería mamá porque me encantaban los bebés, sin embargo ahora estaba pasando y no estaba para nada feliz, esto tenía que ser distinto, así no era como lo había imaginado, en mi mente, este iba a ser un momento feliz, el Charles me iba a acompañar en todo momento, y cuando hubiésemos sabido que era positivo los dos habríamos llorado de la felicidad, pero nada de eso había pasado porque ni siquiera le conté mis sospechas al Charles, me tuve que hacer el examen de sangre sola, ese maldito examen de sangre decía que tenía aproximadamente cinco semanas de embarazo y eso quiere decir que este bebé es del Eduardo y no del Charles, porque en esas fechas yo solo me acosté con el Eduardo, el Charles andaba muy enfocado en estar bien para los exámenes médicos de su nuevo club... ¡Maldición! Soy matrona por la chucha y aun así no supe cuidarme, soy tan estúpida... mi vida se va a destruir, justo cuando había cortado todo lazo con el Eduardo me tenía que pasar esto... el Charles ahora sí que me iba a dejar y nunca me perdonaría esto, yo no quería perder al Charles, yo lo amo demasiado y porque lo amo, no puedo mentirle, no puedo engañarlo, no le puedo decir que este es su hijo... Aunque antes de decirle una sola palabra a mi Charles, tengo que hablar con el Eduardo él es el primero que debe saber, y dependiendo de lo que me diga veré que puedo hacer. Marqué el número del Eduardo en mi celular. Puse el teléfono en mi oído, sonaron, uno, dos, tres tonos. Ahí fue cuando contestó.

¿Aló? ¿Matilde?―dijo su voz a través del teléfono, por su voz podía decir que aún estaba enojado conmigo por lo que pasó en Brasil. No pude decir nada, solo me salieron sollozos― ¿Le pasó algo al Charles?―preguntó.

―No, el Charles está bien―respondí entre sollozos.

¿Entonces qué hueá querís?―espetó, lo que hizo que mis sollozos aumentaran y que más lágrimas cayeran por mis ojos―Yapo Matilde no tengo todo el día, ¿qué hueá pasa?―esto no se lo podía decir por teléfono, no, necesitaba decírselo a la cara.

―Necesito hablar contigo Eduardo.

Estamos hablando Matilde―su tono de voz era tan cortante y pesada, este no era el Eduardo que yo conocía, el que yo conocía nunca me habría hablado así, pero él tenía todo el derecho de hablarme así, si al fin y al cabo yo le había roto el corazón, pero ahora mismo solo necesitaba una palabra bonita...―¿Vai a parar de llorar y decirme qué chucha está pasando?

―Yo, Edu... no puedo decirte esto por teléfono ¿nos podemos juntar?―él suspiró ruidosamente.

No hace falta Matilde, hoy en la noche iré a la casa de tu suegra, el Charles me invitó a pasar el año nuevo con ustedes―¿Qué? ¿El Charles lo invitó y ni siquiera me había dicho? Yo pensé que solo íbamos a pasar el año nuevo con la familia del Charles, no pensé que el Eduardo estuviera incluido en ese paquete―ahí me dices lo que sea que me tienes que decir―en el tono de su voz se notaba que estaba hastiado de mí.

―Está bien, nos vemos ahí...―dije. Dicho eso él cortó la llamada. Abracé mis piernas y escondí mi cabeza en ellas mientras seguía llorando, ¿Qué iba a hacer con este hijo? O sea tenía que cuidarlo y amarlo, pero extrañamente ahora no lo quiero porque por él mi vida se va a ir a la mierda, yo me voy a ir a la mierda si no tengo al Charles.

Unfaithful | Eduardo Vargas | Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora