Golpea a matar.

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-¿De nuevo fingiendo que comes?- dijo Bimo, me encontraba comiendo junto a mis amigos, dirigí mi mirada a Zoris y Saho, estaban algo juntos y parecían estar compartiendo de manera amistosa y alegre.

Kole se percató de lo que hacía, -¿Qué pasa chico? ¿Se te hace curioso el amor entre dos chicos?- dijo colocándose sombre mis hombros, provocando una risa en todos los presentes. –No sabía que se podía sentir amor entre dos personas del mismo sexo.- le respondí, en el refugio estaba prohibido, debido a que se consideraba una disminución de la población, y por consecuente de la mano de obra futura. Era castigado con el exilio, aunque con los años pasó a ser un mito, el amor entre dos personas iguales pasó a ser algo que solo se recitaba en escritos y relatos como tabú o villano que arruinaba las vidas, más nunca algo real.

-Tal como se puede sentir amor por una persona del género opuesto, se puede sentir amor por casi cualquier cosa, un familiar, un arma, una mascota, incluso por esta chuleta.- Dijo Pers, sosteniendo su chuleta y posteriormente comiéndosela sin siquiera masticar.

Sus ojeras me indicaban que había pasado toda la noche leyendo, lo que explica porque su prisa al comer, debía estar cansada y hambrienta. –Oigan, ¿Y Galeo? Últimamente se salta más nuestro almuerzo.- pregunte al aire.

-Cierto, pues, parece ser que se le han asignado nuevas cosas, lo he visto por los pasillos junto a la general Asriel.- Dijo Kole.

-¿No estará de travieso el también?- Dijo Zoris haciendo una expresión de malicia algo graciosa, acompañada de una risa profunda, instantáneamente fue golpeado y noqueado con el lomo de un libro muy grueso, -Es solo trabajo de traducción, no saques conclusiones apresuradas.- Dijo Galeo, haciendo acto de presencia.

Saho, sostuvo a Zoris con algo de preocupación, -¿Trabajas de traductor?- le pregunto Pers a Galeo, agarrando el libro que este tenía para empezar a leerlo, lo que pareció no molestarle a Galeo.

-Mi tierra de origen y sus refugios tienen un idioma algo particular, por lo que a veces es necesario alguien de su procedencia para poder traducir sus escritos, y bueno, de los pocos que hay de aquél lugal y lo mucho que se necesita, me llaman a mi.- Respondió Galeo.

-Nunca había visto esos escritos en la biblioteca...- Dijo Pers algo dudosa de las palabras de Galeo, Pers se la pasa mucho en la biblioteca, sobre todo por su trabajo, tiene la función de leer, interpretar, archivar y catalogar cada nuevo escrito o libro que llega a sus manos, para luego dejarlo en la biblioteca y ponerlo donde corresponde.

-No te van a dar algo que no vas a entender, piénsalo un poco, primero los traducimos, vemos si contienen información importante y luego los reescribimos para que todos puedan entenderlo.- Decía Galeo mientras tomaba asiento.

Kole, quien aún se encontraba sobre mi hombro se puso algo nerviosa ante las miradas que Pers y Galeo se tiraban, tratando de salir del tema le dirigió la palabra a Galeo.

-¿Tu tierra de origen? Cuéntanos un poco más de ella y como terminaste aquí...-

-Pues como empezar, estábamos conformados por varios refugios, unidos por creencias y costumbres nos sustentábamos en entre todos, vivíamos ocultos entre el desierto rocoso, supimos mantenernos ocultos, aunque por alguna extraña razón nuestro desierto empezó a tener más vegetación que de costumbre, empezaban a crecer más variedad de plantas y el suelo a cambiar, nuestra gente aprovecho eso y empezó a sobre explotarlo, con los años empezó a volverse una gran agrupación de oasis, luego una sábana, poco a poco empezábamos a salir más de nuestros pequeños escondites, formamos pueblos y aldeas en la sabana, pero al final aquello que consideramos una bendición de nuestra diosa termino siendo una trampa, una noche simplemente empezó a llover, pero la lluvia poco a poco cambio, las gotas de agua se hicieron estacas de hielo, los pocos que sobrevivían y se escondían eran atacados por flechas de hielo, no pudimos defendernos y al final solo quedamos un puñado, y bueno, luego encontré a estos sujetos hace como nueve meses y termine aquí.- Respondió Galeo, nos quedamos sin respuesta, no sabíamos si la pregunta le había molestado o le daba igual, su cara solo se veía demasiado seria.

Dominadores de mundos: Historia humana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora