Dominadores de mundos: Historia humana.

Espía.

La actitud de Rayto fue realmente sospechosa, más aun con aquello que estaba dentro de él, Bimo me tranquilizaba con sus explicaciones, "Es imposible que pueda hacer algo en el cuerpo de ese niño, como mucho mover parcialmente alguna parte de su cuerpo en algún instante. Lo mataría antes de poder poseerlo o abandonar su cuerpo por otro contenedor.

Tenía que dirigirme a mi clase de tiró, no podía preocuparme por las cosas raras de Rayto hasta saber mejor el porqué de su descenso. Con lo que respecta a las clases de tiro tampoco me molestaba mucho debido a que, por razones obvias de mi falta de pulso y respiración, tenía mayor ventaja que otro en lo que respectaba a precisión, pero era incapaz de sostener armas con enorme retroceso por lo que me quedaba ser pistolero o un francotirador agachado, mi incapacidad para recomponerme no me dejaba hacer muchas cosas.

Mientras caminaba me encontré a Seles, alegre y feliz como siempre, se veía emocionada y con los nudillos llenos de sangre.

— ¡Tou...! —Grito alegremente— ¿Vas a las prácticas de tiro?

— Sí. Veo que regresas de las prácticas de lucha cuerpo a cuerpo.

— 18 rounds, pero ninguno estuvo a la altura, a este paso me convertiré en general dentro de poco y podré ir a misiones.

— Ah. Felicidades.

— Creo que alguien necesita un abrazo para derretir todo ese hielo.

Seles se me abalanzo para abrazarme y sacudirme, le correspondí, normalmente esto me alegra mucho, últimamente empiezo a sentir una anhedonia hacia las cosas, aunque es leve en todo, según Bimo ira creciendo a medida de que pase el tiempo, poco a poco mi cerebro ira dejando de producir hormonas, se ira apagando, mi cuerpo se ira pudriendo, cada vez que Seles me abraza, recuerdo que no soy más que un cadáver andante, pero cada vez eso me duele menos.

Camine con ella y converse un poco sobre diversas cosas, ella me contaba sobre un nuevo libro que estaba leyendo el cual le fue recomendado por Pers, sobre dos humanos que conocen a un rey joven de otro mundo, luego viajaban con él accidentalmente, uno se volvía rey también y el otro uno de los 8 generales de otro rey, por lo visto ese mundo era regido por cuatro reyes, una historia interesante.

Mientras seguíamos hablando un pequeño grupo de soldados acompañados por el diligente Eulist trotaban en dirección al puerto de despegue.

— ¿A dónde irán?

Pregunto Seles con toda confianza hacia Eulist.

— Una pequeña práctica de campo, si sigues con tu buen desempeño considerare llevarte a una luego.

Eulist y su escuadrón se marcharon tan rápido como llegaron, parecía ser que Seles era popular y destacada ya que varios soldados la felicitaron por su desempeño en los combates de hoy. Por lo visto aquellos 18 combates ocurrieron al mismo tiempo y sin llegar a alcanzarla, parece ser que tiene talento para golpear a las personas.

Al voltearnos para seguir, me di cuenta de que había un mapa de la ubicación de la nave al lado de nosotros, por lo visto no estábamos cerca de ningún pueblo o locación enemiga, ni aliada, sino un área neutral, supongo que era perfecta para una práctica. Pero entonces, ¿Por qué Rayto bajaría si no hay nada abajo?

— ¿Pasa algo?

Pregunto Seles al verme dudoso, le respondí que no se trataba de nada importante, le dije que iría a mi habitación a buscar unas cosas, que luego nos veríamos.

— Oye...

— ¿Qué sucede, Bimo?

— Lo he estado pensado, la presencia de Alexander no es la única que se siente aquí, y si mi memoria no me falla aquella cosa nunca fue destruida.

— ¿Qué? ¿Por qué me dices eso ahora?

— No te alarmes, las demás presencias párense estar estáticas, y si son lo que creo no hay de qué preocuparse, lo que me preocupa es aquella cosa, si aún existe y Alexander sabe dónde esta no dudara en destruirla o en tomar uso de ella. Si la destruye no habrá fuerza en este planeta que contenga su estallido o su impacto, tampoco fuerza que pueda hacerle frente.

— ¿Qué demonios es esa cosa entonces?

— El artefacto... no lo sé... no sé si catalogarlo como una máquina, un ser consiente o como un arma.

Bimo me indico que buscase información del aquella cosa en la nave, al ser de los nobles debería haber información de ella en la base de datos de la misma. Sin embargo había muchas cosas que no me explicaba, no podía saber si era por no querer decirlo o por no saberlo.

No sabía dónde buscar, tampoco tenía a quien preguntarle, en ningún lado nos han explicado de tal cosa ni se ha dicho nada de la misma.

Mi única opción era buscar en la base de datos de la cabina de mando, pero ¿Cómo entrar y buscar sin ser sacado por falta de autorización? Mientras me perdía en mis planes choque contra alguien que caminaba en mi dirección, al volverme a levantar y ver de quien se trataba me di cuenta de que era Galeo en la puerta de la biblioteca.

—Ah, eras tú...

Dijo Galeo con un poco de fastidio en sus palabras, me levante y me disculpe.

—No importa, ¿No deberías estar en clase de tiro?

—Fui a buscar unas cosas a mi habitación...

—Tu habitación que queda en el área residencial al lado del área de campo y el puerto pero estas en la biblioteca que esta entre el comedor y los galpones...

— Si... creo que me distraje y me perdí un poco. ¿Tú que haces aquí?

—Particular forma de perderte... estaba revisando unos archivos en las computadoras, más te vale irte antes de que un oficial te vea.

—Está bien, me iré, ¿Tú no deberías ir a clase también?

— Tengo cosas que hacer, será otro día.

Me despedí de Galeo y seguí hacia el área de tiro, conversaba con Bimo.

— ¿Cómo estas tan seguro?

Le preguntaba mientras pasaba por los pasillos que conducían al área residencial y al puerto.

— Es solo una suposición, realmente no me fio de él, tenía la leve esencia de la mentira en su voz, no es la primera vez que lo siento en él. Hazme caso, me han mentido mucho en la vida como para poder saber cuándo alguien miente sin resentimiento o valor.

— Pero se trata de...

Antes de poder seguir mi conversación un grito proveniente del área de despegue me alarmo, aquella voz...

— ¡Rayto...!

Corrí con todas mis fuerzas hasta el lugar del cual provenía su voz.

— ¡Detente!

Me dijo Bimo, me oculte en una esquina del pasillo, pudiendo escuchar lo que pasaba.

— Rayto, estas bajo arresto por los siguientes cargos. Sospecha de espionaje, sospecha de traición y por el porte ilícito de una armadura clase S...