parque.

234 42 14
                                    

—una semana —susurro el chico para sí mismo, trago saliva desanimado, siguió leyendo el documento que estaba en sus manos, no se lograba concentrar en su trabajo, su mente vagaba por un mundo artificial.

—solo he visto a Tikki una vez —exclamó Plagg bajando la mirada, suspiro angustiado para mirar nuevamente a su portador —pero tengo queso —se lo mostró mientras sonreía.

—el queso nos va a salvar si hay una apocalipsis —recrimino riendo un poco.

—¡Es verdad!

De nuevo el silencio gobernó en la aburrida oficina del rubio, dejó la pila de papeles abrumado, recargo su cabeza en el ventanal, no lograba ver con claridad quien divagaba por las calles de París, desde su altura solo notaba los automóviles e puntitos moviéndose de una lado a otro, una gran cantidad de personas se amontonaban alrededor de alguien a un par de calles de donde él estaba, cerró un poco los ojos, su trabajo era sumamente aburrido, estar todo el día encerrado le hacía creer que era prisión, algunas veces se llevaba el trabajo a su departamento, cosa que era inútil, el aburrimiento nunca se apartaba. Con Nino era un poco diferente, pero gracias a los trabajos dependientes de cada uno repitió, cuando Adrien se mudó a otro departamento empeoró.

Su rutina le cansaba a más no poder, levantarse, desayunar, trabajar 8 horas diarias, regresar a su hogar, cenar y dormir; si así de patética era la vida de el gran famoso y popular Adrien Agreste. Algunas veces cambiaba un poco, visitaba a sus amigos, pasaba a un bar junto a algún socio, se abalanzaba sobre la señora Dupain tal como un pequeño y rogaba por galletas, otras cenaba con su padre, variantes limitadas, variantes que no bastaban para que su existencia fuera mejor.

Sin quererlo se imaginó una vida con la sueña de sus sueños locos e alguna que otra fantasía, llegar a su hogar, ella cocinando, deteniéndose para recibirlo con abrazos y besos; una pequeña niña azabache corriendo por la casa seguida de su madre con cansancio, él deteniéndose para ayudarla, seguir a su hija con una sonrisa. Mil escenarios que no se cumplirían, no que no irían más allá de la imaginación de cada uno, solo era una ilusión, una ilusión dolorosa pero que lo animaba.

—Adrien —la voz del gato negro lo sacó de sus pensamientos, como respuesta recibió un encogimiento de hombros —piénsalo un poco, Marinette tiene un contrato con tu padre, está aquí —habló entusiasmado —piensa en un plan genio.

—ammm —trato de pensar en algo que no fuera muy descabellado.

—que sea descabechado —se apresuró a decir Plagg, tal como si le hubiera leído la mente.

—¿Por qué nadie deja de molestarme cuando me equivoco?

—porque una idea descabechada es sagrada maestro creador de la palabra descabechada—juntó sus manitas e hizo una reverencia tal como en la cultura japonés.

—ja-ja-ja, me matas de la risa Plagg.

—lo se, me han dado el Nobel.

—por el Kwami más glotón.

—¡¿Cómo lo supiste?!

Un par de risas, de nuevo el maldito silencio que Adrien tanto odiaba regreso, se golpeó un poco la frente con el cristal, suspiro sonoramente, rogaba a todos los dioses e universo que lo juntará con su amada, había conseguido hablar con ella a través de mensajes, solo eso, nada de transformaciones, citas a altas horas en algún monumento de París, nada, no se había dejado ver, ni siquiera Alya la había visto en esa semana.

Un mensaje fue lo único que pensó, tomó su móvil, pensó una y otra forma para establecer una conversación, un simple "hola" no bastaría en esos momentos, tras pensarlo unos minutos soltó el primer disparo «me debes una cita», contaba los segundos mentalmente, deseaba recibir su respuesta, trago saliva moviéndose impaciente, el típico sonido de su celular lo hizo literalmente brincar de la alegría, abrió el mensaje con lentitud «¿Cita?» sabía que responder exactamente «ya sabes, lo normal, me debes una cita porque yo te invite a una cita, no sé si lo recuerdas, hubo vino y helado, lo que siempre hay en una cita»

Y Tomaste mi mano... [Terminada] #PremiosLadybugTLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora