Final...

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El tiempo corre, las manecillas del reloj no se detienen aunque se lo ruegues, el tiempo avanza trayendo y dejando personas, cosas, etc.

Después de casarse y mudarse a un lugar más espacioso, al parecer habían cumplido casi todos sus sueños, Adrien aún le costaba no festejar cada que despertaba frente a la azabache; todo era felicidad para la pareja.

Marinette observó a su esposo, el rubio la contemplaba confundido, no entendía el hecho de que la fémina sostenía un trozo de tela que según deducía cubriría perfectamente sus ojos; ella se la tendió, arqueó una ceja, ¿A qué quería llegar?

—recuerdo que en nuestra boda —susurró —hicimos un juego.

—hicimos varios amor —tomó la cinta —¿Cuál de todos? —cuestionó.

—yo te daba algo de comer y tú me decías que era y porque te la daba —lo tomó del brazo obligándolo a sentarse, le dio un rápido beso en los labios —me gusta ese juego.

—¿Me quieres envenenar amor? —cuestionó soltando una pequeña risa, apretó sus mofletes para después volverla a besar —¿Qué hiciste de cenar?

—comida —habló con sarcasmo provocando que el rubio la volviera a besar.

—¿Qué clase de comida con exactitud?

—una receta familiar, pero, quiero hacer esto —le quitó la tela, se la colocó al rededor de los ojos.

—tengo dos posibilidades en mi cabeza, aunque creo que es la segunda —comentó —sabes, hoy Nino dijo que le pedirá matrimonio a Alya de nuevo.

—ya van 5 veces.

—no entiendo porque lo rechaza.

—tal vez espera algo especial, no que la invite a comer pizza y le diga "tenemos que casarnos".

—yo lo hice y funcionó.

—¿A qué te refieres?

—un día en nuestra adolescencia, te dije que si te gustaba el pan, luego te pedí que nos casáramos tú dijiste: ¿Por qué no? —narró.

—no recuerdo eso.

—claro que lo recuerdas, mi instinto felino me lo dice —rodeó su cintura buscando sus labios —¿Te he dicho que tus besos son mi cura?

—creo que eso es nuevo, Adrien, por favor, lo que quieras después de esto lo tendrás.

—oh, entonces me quedo quieto —musitó frunciendo los labios —juguemos a lo que tú quieras.

—bien, ahora abre la boca —el rubio obedeció —aquí viene el avioncito —exclamó ilusionada.

—Mari, no soy un niño ya.

—estoy practicando —el rubio solamente hizo una mueca abriendo de nuevo la boda —¿Qué es? —cuestionó.

—papilla —susurró.

—¿De qué sabor?

—¿Manzana?

—bingo.

Y Tomaste mi mano... [Terminada] #PremiosLadybugTLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora