Cairnholm, Gales
3 de septiembre de 1943
Bucle de Miss Peregrine
Enoch se encontraba en su laboratorio-habitación haciendo una de sus creaciones. La de ese día era una muñeca que parecía cangrejo. Tenía otra igual en el extremo derecho de la mesa. Abrió un frasco y con unas pinzas sacó el corazón de cerdo. Lo iba a meter dentro del pecho de la muñeca cuando oyó a lo lejos unos pasos metálicos. Enoch los ignoró y continuó con su trabajo. Ya casi había logrado meter el corazón dentro de la muñeca, cuando de la nada, Olive abrió la puerta haciendo que Enoch perdiera la concentración y tirara el corazón con todo y pinzas.
-Enoch ¿Estas aquí?-Preguntó Olive con su suave voz. Enoch gruñó y dejó de lado las pinzas. Levantó la mirada de la mesa a la puerta. Olive estaba recargada del marco de la puerta. Llevaba un sencillo vestido blanco con flores y sus zapatos de plomo. Le sonreía como siempre. Enoch frunció el ceño.
-No Olive, soy el fantasma de Enoch.-Dijo Enoch con sarcasmo. Olive se acercó a la mesa, aun sonriendo, ignorando su comentario sarcástico. El joven se limpió las manos con un trapo gris.-¿Por qué irrumpes así en mi habitación, Olive?
-Venía a preguntarte si querías ir a pasear conmigo a la playa.-Dijo Olive con alegría. Enoch frunció la boca.
-No quiero. Tengo cosas que hacer.-Dijo Enoch levantándose de la silla. Se dirigió a su estantería a bajar frascos. Olive dejó de sonreír.
-Vamos, Enoch solamente es un paseo.-Dijo Olive acercándose a él con sus pesados pasos. Enoch la ignoró. La joven lo tocó del brazo. Enoch dejó el frasco sobre la estantería y volteó a verla. Suspiró. Olive lo miró poniendo ojos de cachorro.-Por favor Enoch, te vendría bien un poco de aire fresco. No es como si nos fuéramos a quedar toda la tarde. Sólo será un rato. Por favor.
Enoch suspiró. No se podía resistir a esa mirada.
-Esta bien.-Contestó de mala gana. Olive sonrió y si no fuera por los zapatos de plomo hubiera saltado de la emoción. Lo agarró de la mano.
-Bueno, pues que esperamos ¡Vámonos!-Exclamó Olive emocionada tirando de él a la salida. Para tener zapatos de plomo, corría demasiado rápido.
En menos de quince minutos llegaron a la playa. Avanzaron sobre la suave arena. A Enoch no le gustaba que se hundía sobre ella y se le metía la arena dentro de los botines. Olive se detuvó a medio tramo. Gruñó.
-Me hundo en la arena, Enoch.-Se quejó. Enoch rodó los ojos.
-¿Qué creías que iba a pasar teniendo zapatos de plomo, Olive?-Rezongó Enoch sacándose uno de los botines. Olive frunció la boca. Enoch sacudió su botín. Salieron varios granos de arena. Mientras sacudía el otro botín, Olive hizo un sonido de emoción. Enoch, con resignación la miró.-¿Qué sucede Olive?
-¡Tengo una idea!-Dijo antes de lanzarse a correr con dificultad hacia un bote que yacía a unos cuantos metros de ellos. Enoch se levantó pisando descalzo la arena y con sus zapatos en la mano derecha. Así le era más fácil caminar. Alcanzó a Olive en unos segundos. La pelirroja sacó de adentro del bote una cuerda enrollada. Se la dio a Enoch. Él la miró con confusión. Olive rodó los ojos.-La cuerda, es para que la ates a mi cintura, Enoch.
-¿Para qué?-Preguntó Enoch frunciendo el ceño. Olive le hizo un ademán con la mano.
-Sólo átala Enoch.-Dijo Olive extendiendo los brazos para que pudiera atarla el joven. Enoch se acercó a ella un poco dudativo. Ató la cuerda alrededor de su cintura. No entendía porque sus manos temblaban al atar la cuerda.
-Ya.-Dijo Enoch alejándose de Olive. La joven le dio el otro extremo de la cuerda. Enoch la miró aun más confundido.
-Ahora, promete no soltarme.-Dijo Olive agachándose. Desabrochó sus zapatos de plomo y comenzó a flotar hacía el cielo. Enoch la miró con los ojos abiertos como platos.
-¡¿Qué demonios sucede Olive?!-Exclamó Enoch hacia donde estaba Olive flotando. La joven se rio.
-Es mi peculiaridad, Enoch. El control del aire.-Dijo Olive desde el cielo. Le hizo una seña para que avanzara.-¡No me sueltes!
Advirtió Olive desde el cielo. Enoch recogió los zapatos de ambos con una mano y comenzó a avanzar a la orilla de la playa. Bajó a Olive un poco más para poder hablar con ella. Olive cerró los ojos y se dejó llevar por Enoch. El joven la miraba encantado. Nunca creyó ver una peculiaridad tan maravillosa como la de Olive. No conocía su peculiaridad porque ella había llegado hacía unos cuantas semanas. Y nunca se lo preguntó. Estaba más interesado en sus creaciones que no se le paso por la mente hacerlo.
En el resto del paseo, Enoch se la pasó mirando a Olive. Viéndola bien, Olive era bonita. Tenía facciones demasiado finas así como una cabellera pelirroja y ojos grandes color verde. Miraba con emoción y felicidad el mar. ¿Qué demonios te sucede Enoch? Se preguntó así mismo. Dejó de mirar a Olive y se concentró en las olas del mar. Fue inútil su intento, su mirada siempre se terminaba desviando a Olive.
Media hora después, Olive pidió que la bajara. Enoch dejó los zapatos de plomo de Olive sobre la arena y sus propios botines para poder bajarla bien. Tiró de la cuerda con lentitud. Olive bajó con gracia. La falda de su vestido se movía con suavidad dándole más armonía al movimiento. La puso a su altura. Olive se agarró a su cuello con una mano mientras se ponía los zapatos. Enoch tensó la espalda. A Olive le costaba ponerse los zapatos solo con una mano, por lo que Enoch la agarró de la cintura. Pudo ver a Olive sonrojarse, y Enoch supuso por el calor que sentía en sus mejillas que el también lo estaba. Cuando Olive abrochó la ultima hebilla de los zapatos, Enoch la soltó. Olive le sonrió.
-¿Qué tal?-Preguntó con una gran sonrisa en el rostro. Enoch puso su rostro serio y enrolló la cuerda.
-Estuvo bien.-Murmuró Enoch terminando de enrollar la cuerda.-Ahora vámonos, ya casi es hora de la cena.
Olive asintió. Avanzaron juntos de regreso a la casa. Se adentraron en el bosque. Enoch tenía un poco de curiosidad, por lo que formuló una pregunta.
-¿Olive?-Dijo Enoch. Olive levantó la vista del suelo. Lo miró. Enoch metió las manos dentro de los bolsillos.-Tu peculiaridad... ¿La utilizas en tu tarea diaria?
-Si. Tengo que subir a la ardilla bebé al árbol de regreso a su nido.-Respondió sonriendo. Enoch asintió.
-¿Te ayuda alguien?-Preguntó Enoch con curiosidad. Olive frunció el ceño.
-¿Por qué preguntas?-Respondió Olive. Enoch gruñó.
-Por nada ¿acaso no puedo preguntar?-Rezongó Enoch. Olive suspiró. Respondió después de unos segundos.
-Me ayuda Víctor o Bronwyn. Pero la mayoría de las veces Víctor esta ocupado con Bronwyn.-Respondió. Enoch se mordió el labio. Una idea pasó por su cabeza.
-¿Te parecería bien que yo te ayudara con tu tarea?-Preguntó Enoch sorprendiéndose de que esas palabras hubieran salido de su boca. Los ojos de Olive se iluminaron. Sonrió.
-¡Si! ¡Claro que me encantaría, Enoch!-Dijo con alegría Olive. La joven le dio un abrazo a Enoch en el calor de la emoción. Enoch se quedó rígido ante el contacto de Olive. Se separaron al mismo tiempo, después de unos segundos. Olive estaba sonrojada. Enoch trató de no demostrar que el abrazo lo había puesto nervioso. Siguieron caminando en un silencio incomodo hasta que llegaron a la casa.Después de ese día, Enoch ayudó a Olive con su tarea diaria. El sostenía la cuerda, mientras Olive flotaba hacia el árbol y ponía a la ardilla bebé a salvo dentro de su nido. Le fascinaba a Enoch verla flotar. Era algo muy emocionante. Los días fueron pasando, pronto esos días se convirtieron en semanas, luego en años y Enoch comenzaba a sentir algo más por Olive. Se estaba enamorando de ella. Se encontró varias veces mirándola en la cena. Cada vez que estaba con ella se sentía nervioso. A veces pensaba demasiado en como sería besarla. No se podía controlar. Uno de los días en que perdió el control fue justo cuando la ayudaba con su tarea diaria. La bajó tirando de la cuerda. Su cerebro se nubló y no se dio cuenta que la besó. Le dio un beso en los labios. Olive hizo un sonido de sorpresa agarrándose a su cuello para no salir flotando. Enoch fue el primero en separarse. Olive lo miraba con sorpresa. Enoch se sonrojó. Trató de articular alguna palabra. No salió nada de su boca.
-Yo... yo... me tengo que ir.-Dijo Enoch balbuceando. Se dio la vuelta y se fue dejando a Olive abrochando las hebillas de los zapatos. Enoch entró a la casa y se dirigió a su habitación. Cerró la puerta de un portazo. Se sentó sobre su cama. Estúpido arruinaste todo, se regaño a si mismo. Se dejó caer para atrás en la cama. Miró el techo de su habitación. Tenía grietas. Suspiró. Había besado a Olive. Lo que deseo desde hacía años lo había hecho en unos cuantos segundos. Enoch esbozó una sonrisa. Se rio. La había besado. ¡La había besado!
Con toda seguridad se podría decir que estaba enamorado de ella…
Nota: este one-shot esta basado en el libro. Olive tiene la peculiaridad del aire como en la tiene en el libro.
