Primero eres tu

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No había sentido tanto miedo desde el día en que mis padres murieron.

Estaba en la escuela en clases de español y reía por las ocurrencias de la profesora se acercaba una tarde de talentos y ya estaba inscrita, mama estaba emocionada solo faltaban tres días y papa ya había pedido permiso en el hospital. Pero todas las risas acabaron cuando llego mi tía con el director a su lado, pensé que estaba en problemas aunque nunca había hecho nada malo. Me llamaron fuera del salón y me llevaron a la dirección, por alguna razón mi pecho me dolía y me costaba respirar me sentaron en una silla y cerraron la oficina del director sus palabras se sentían como piedras. Por un momento pensé que todo era una mentira, que me estaban jugando una broma pero para que iba a mentir me mi tía y el director.

–Estamos contigo Phoe, puedes faltar a clases todo lo que quieras.


No le respondí, no lo miré, no miraba a nadie, no lloré. Tenía miedo, tenía miedo de no volver a ver a mi madre tenía miedo de que mi padre no me viera en la tarde de talentos tenía miedo de nunca volver a escuchar las cinco letras más importantes que me decían Te amo.

El mismo miedo me invade ahora, solo que ahora es más profundo tengo miedo de que las personas mueran. Siempre he visto la muerte como algo normal que a todo el mundo le pasa. Así me educaron ellos "No hay que temer a la muerte Phoe" me decía mi padre. Pero ahora, es pánico.

Me separo de Nicolás y él me toma de la barbilla con cuidado.

–¿Qué soñaste?

–Todo ardía...ella me preguntaba cosas y luego la mato.

–¿Quién la mato?–No pude ver su rostro. Observo la habitación y no estamos solos Megan está en la puerta de baño observado me y Bastián está detrás de ella.

–No lo sé.–susurro.

–Salgan.–les ordena Megan.

Los tres la volvemos a ver.

–¿Que has dicho?–le replica Nicolás molesto.

–Te he dicho que salgas.-Ella pone las manos en sus caderas.

–Como quieras.–responde el vigilante y se pone en pie para salir de la habitación.

Bastián mira a Megan y niega lentamente, el castaño se voltea no sin antes cerrar la puerta delante de él, coloco mis manos en el borde de la cama y me apoyo en ellas.

–Son visiones pasadas.–me aclara la morena. Miro las botas negras que están a un lado de la cama.

–Pensé que creías que esto era una farsa.–ladeo un poco la cabeza y la veo, Megan mantiene sus brazos cruzados a la altura de su pecho. Pero hay algo diferente en ella.

–Ambas sabemos que no es una farsa.–ni siquiera su voz suena igual.

–¿Quién eres Megan?–pregunto directamente.

La morena se relame los labios.–Todos tenemos secretos Phoebe. Pero si quieres estar a salvo, ve a Grecia.

Megan sale rápidamente de la habitación antes de que pueda preguntarle algo más, estoy dispuesta a seguirla, pero la chaqueta que aún está en el suelo me hace recordar algo. Necesito una ducha.

Salgo de la habitación y noto que no hay nadie en la sala, la pequeña ventana que hay junto a la entrada principal está abierta, por esta puedo notar que ambos vigilantes conversan en la acera. Me veo por el reflejo de la ventana y es casi imposible reconocerme, luzco horrible, tengo bolsas bajo los ojos mi cabello es un asco mi ropa también todo está hecho un asco. Suspiro y camino hacia el baño, entro y cierro la puerta detrás de mí.

El baño a diferencia de la habitación, si tiene color. Y por color me refiero al pequeño espejo de borde amarillo que resalta dentro del baño cubierto de cerámica blanca.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora