Constelación

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Un aire frío me recorre por todo el cuerpo, abro los ojos y estoy en una costa. Miro mi ropa y llevo un vestido blanco hasta mis pies que por cierto están descalzos y en contacto con el césped.

Oigo un grito de una chica, a lo lejos puedo ver dos personas. Me acerco un poco más y veo a dos chicos, el chico es pelirrojo, alto de muy buen aspecto y a su lado hay una chica de cabello castaño, ella lleva un arco y zetas mientras que el chico lleva una espada y un arco colgando de su brazo derecho al igual que el de ella.

—La lanzaré más largo que tu.—le dice el chico a lo que la chica ríe. La miro bien y noto algo extraño en su brazo derecho, una especie de tatuaje dorado con forma de mariposa.

—Eso es imposible Orión, sabes que soy una gran cazadora.–se jactó la muchacha, quien comienza a dar círculos alrededor del chico, el chico la detiene colocando sus manos en la cintura de ella y esta levanta una ceja.

—Claro que si mi diosa.


Ambos ríen y se dejan caer al césped no sin antes despojarse de sus pertenencias, desde esta distancia puedo notar algo. Están enamorados. Ninguno dice nada, solo se toman de las manos y observan el cielo.

—Una carrera.—le sugiere Orión a ella después de un rato. La chica gira su rostro y con su mano libre acaricia la mejilla de él.

—Si.—acepta y se ponen en pie.

Los veo alejarse corriendo, la luz del sol se esconde y la luna sale. No hay ni una sola estrella en el cielo.

La chica se acerca a la playa con un chico pero esta vez no es Orión.

—Te reto a dispararle a aquel punto.—le dice el chico y señala el mar. Sigo su dedo y veo un pequeño punto en el mar oscuro.

—Te voy a ganar.—le responde con una gran sonrisa.

Saca una zeta de el canasto que lleva en su espalda, apunta y dispara.

Un quejido se escucha a lo lejos mis ojos enfocan el punto en el mar y veo a un Orión herido por una flecha. Ella suelta su arco y mira al sujeto.

—¡Me engañaste!—le grita furiosa.

—Es por tu bien Artemis.—le responde el sujeto. Y es ahí cuando caigo en cuenta que es lo que estoy presenciando.

—¡Maldito seas Apolo!

¿Apolo? ¿Él es Apolo?

—Lo amabas Artemis. Rompiste una promesa.

—¿Qué has hecho?—le pregunta ella al borde de las lágrimas, Artemis no lo duda dos veces y se mete en el mar nadando hasta llegar a Orión. Un dolor atraviesa mi pecho.

Artemis llega a él y lo toma entre sus brazos.

—Lo siento... Lo siento tanto Orión. —lo intenta sacudir pero él no responde ella llora en su pecho y mira hacia el cielo sin estrellas.—padre te suplico que lo lleves con las estrellas.—susurra con la voz entre cortada.

Una lágrima cae en los párpados de Orión y se expande por toda su cara, este se desintegra en los brazos de ella y sube hasta arriba. De repente el cielo se llena de estrellas. Una constelación se forma entre ellas... creo que la conozco, es el cinturón de Orión.

Artemis se limpia las lágrimas y sonríe de una manera triste pero sonríe.

—Gracias.—susurra.


–Sabía que no lo iba a soportar.

Dice una voz, suena lejana pero podría apostar que es la de Nicolás, rápidamente la imagen que tengo frente a mí desaparece dejándome en la oscuridad.

Transcendence la Profecía(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora