2. Todo fue por ella

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(Iker)

Hoy hacia un mes del accidente de Vera, aquel que supe que tal vez yo había causado. Eran las 4 de la tarde y como cada día pasado, me dirigía al hospital donde estaba internada, había salido del trabajo temprano y esperaba que, como todos los días, ninguna de sus amigas estuviera ahí, o su mamá porque ella me conocía, pero esta vez me equivoque.

—¿Qué haces tú aquí?— me dijo Gema con un tono molesto

—Amm... yo... yo...— no sabía que decir, tal vez nosotros no fuimos los más discretos, o bueno, ellas eran sus amigas, debían saber lo que hubo entre Vera y yo

—Lo mejor será que te vayas Iker, nosotras sabemos que ella fue a aquel bar porque te vio con la cerda esa ese día, ella nunca había hecho algo así ¿con que descaro vienes hoy aquí?— suspire

—Mira yo estoy arrepentido y... — ya no termine la frase porque alguien me giro y sentí arder mi mejilla, abrí los ojos y vi a Bianca y Eva frente a mí, y si, fue Bianca la que me dio la bofetada

—¿Quieres saber cómo está? Pues bien, despertó hoy, se quedara un par de días más y a que no adivinas— dijo con un tono sarcástico

—Para tu estúpida suerte ¡perdió la memoria! No se acuerda de los dos últimos años de su vida, puedes dejar de preocuparte ahora... ella no te recuerda, ¡no nos recuerda a nosotras ni a ti!— grito ella y vi sus lágrimas caer por sus mejillas, no podía ser cierto eso... no podía haber olvidado todo

—Bian...— dijo Eva y la abrazo, me lanzo una mirada

—Deberías alegrarte estúpido... ya puedes ser feliz con la puta de Rosaura y tu noviecita... y de una vez te advierto, no te vuelvas a acercar a ella cuando regrese al instituto, porque ahora, ahora tú no eres nadie para ella, nosotras nos encargaremos de que ella no recuerde cuanto la hiciste sufrir— en ese momento sentí como si algo dentro de mí se rasgara

—Ella no me olvidaría, no olvidaría todo lo que vivimos— Bianca se rio

—¿Quieres ves que si? Cuando se nos permita verla, corroboraremos como si lo hizo— negué con la cabeza

—Necesito verla— dije y me aleje, pero Gema me detuvo

—No Iker, lo mejor será que te vayas y te alejes de ella... ¿Qué no es lo que querías que hiciera ella? ¿Qué te olvidara? — cerré lo ojos y asentí

—Pues ya lo hizo... y de paso nos olvidó a todos, así que lo mejor será que te vayas y no te vuelvas a acercar a ella Iker— trague saliva, porque un nudo en mi garganta se formó

—Todo lo que hice, fue por ella, tu deberías saberlo Gema— dije y me di la vuelta para salir del hospital.

Fui al lugar donde comenzó todo, Mariela vivía a una cuadra de mi casa, ella trabajaba con comida para llevar y bufets y como eran vacaciones de diciembre, las fiestas estaban a todo lo que da y tenía buffet para una boda, Ariel, Alex, Sandra y yo habíamos quedado de irle a ayudar, estaban al pendiente igual sobre Vera, y sus amigas ya les habían avisado sobre lo que yo ya sabía

—La iremos a visitar cuando esté en su casa, porque me dijo Gema que no dejaban que la vieran, pero si se escuchaba triste— dijo Ariel

—Pues como no Ariel si nos ha olvidado a todos— dijo Sandra yo estaba haciendo la salsa para los medallones a la naranja que le pidieron

—Pero haremos que nos recuerde, es como si tuviéramos una nueva Vera— añadió Mariela y sonreí

—¿De qué te ríes Iker?— negué con la cabeza

—De nada— dije y hubo un silencio incomodo, como si quisieran decir algo y no a la vez ¿acaso sabían algo?

—Tengo que ir al baño... regreso en un momento— dije y salí de la cocina para ir al baño. El baño estaba en un cuarto, donde igual dormía Madeira, la perrita labrador de Mariela.

Este lugar tenía todos los recuerdos...

En este lugar, fue donde todo comenzó.

El lugar donde cometí mi tierno pecado.

Tierno pecado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora