(Vera)
Era extraño estar de nuevo en el Instituto, donde se supone había pasado ya año y medio preparándome para ser chef, donde pasaba la mayor parte de mi día según me decían, donde todos me conocían y yo no recordaba sus rostros.
Y tendríamos la primer practica la semana siguiente y yo no recordaba nada de lo que aprendí.
Llegué exhausta a mi casa, mi mamá fue por mí, tal vez no debí haber regresado tan pronto a la escuela, tal vez debí haber dejado pasar un año.
¡No! No podía simplemente huir de mis problemas, huir como lo hice el día de mi accidente, no entendía porque nadie me quería dar respuestas, o si me las daban eran vagas y sin sentido... ¿a qué se debió todo el accidente?
Después de comer con mi mamá, me subí a mi habitación y comencé a buscar algo que hiciera que recordara, pero no hay nada, aquí simplemente habían recuerdos que aún estaban en mi memoria, fotos de la primaria, secundaria y hasta de bachiller, pero ni una del Instituto
—Quizá todo este en el departamento— me dije a mi misma, pero ¿Cómo ir hasta alla si ni siquiera recordaba donde era? ¡Maldición!
Ni siquiera tenía un celular para llamar a mis amigas, así que no me quedo más remedio que bajar a la sala y marcar a la casa de Yadi, le pedí que viniera lo más pronto posible y así fue.
Media hora después estábamos en mi habitación comiendo cheetos
—Es que sé que tu no me mentirías— le dije
—¿Pero qué es lo que quieres saber que no hayamos dicho ya?— me pregunto, y entrecerré los ojos
—Sabes que no es cierto, no hemos hablado claro, hay cosas que solo tú sabes de mí y estoy segura que están en nuestra conversación de WhatsApp, pero según mi mamá mi teléfono desapareció y con todo el lio del Instituto y mis compañeros que no conozco y han estado aquí toda la semana, tu yo no hemos platicado bien... te lo suplico Yadi, dime lo que sepas— ella tomo un respiro
—Bueno... ese día no habíamos hablado, de hecho no habías respondido mis Whats, pero como últimamente la escuela te absorbía, no insistí...— gruñí interrumpiéndola
—Mi mamá dice que estaba tomada ese día ¿sabes porque?— ella mordió su labio y negó con la cabeza
—¿Porque nadie me dice lo que pasa? ¿Consumía drogas? ¿Mate a alguien? ¿Qué mierda paso?— dije exaltada y no pude evitar las lágrimas, me había guardado por estas últimas semanas mi llanto, pero ya no podía, era realmente difícil ver como todos esperaban que fuera la de antes y apenas iban dos semanas, ver sus ojos al corroborar que no recordaba nada
—Perdóname por no poder darte respuestas, perdóname de verdad Vera— dijo Yadi, me abrazo y lloro junto conmigo.
•••
Los días pasaban y el más temible llego: entrar a la cocina de nuevo, una cocina que según los chefs, manejaba muy bien, donde me sentía cómoda, donde hacia magia.
—Tú no te preocupes Vera, yo sé que tú recuerdas todo, tu eres una fregona aquí— me dijo Ariel y solo asentí
—Gracias— no me gustaban las miradas que me daban, me dolía ver sus expresiones, pero ¿Qué podía hacer? Había hecho todo lo que estaba en mis manos para recordar, sabia un poco porque había revisado mis libretas de los semestres pasados y apenas si le entendía a mis garabatos, suspiré y comencé a hacer lo que me decían, debo admitir, que mi uniforme se sentía cómodo, fue la primer cosa que se sentía así desde que salí del hospital, casi lo sentía como mi segunda piel. Sonreí ante eso y poco a poco me fui incorporando a la práctica, Ariel me platicaba que casi todos recurrían a mí siempre por ayuda, y se les hacía raro no hacerlo hora
—Tu eres mi mano derecha aquí, lo seguirás siendo ¿verdad?— me pregunto, volví a asentir
—Claro que sí, espero ayudar en todo lo que pueda, llegar a ser aunque sea la mitad de lo que fui— el me abrazo y me tomo por sorpresa, pero accedí a su abrazo, se sentía cálido y sincero de pronto llamo a todos nuestros compañeros y hasta el chef Luis, quien nos estaba impartiendo la clase de cocina Mexicana se unieron al abrazo
—Siempre estaremos para ti Verita— y realmente les creía. Y de pronto nuestro momento se vio interrumpido por una risa un poco escandalosa, era una chica, al verla, todos hicieron cara, yo sinceramente no la reconocía, pero supuse que era de las chicas de segundo semestre, estaba con un chico, quien me habían comentado era de 6to semestre, lo sabía porque me mostraron fotos sus compañeros, de todos, él había sido el único que no había ido a visitarme a la casa de mi mamá, pero me habían dicho que era porque él y yo, nunca nos habíamos hablado ¿Por qué? Eso aún no lo descubría.
Lo que si noté, fue el intercambio de miradas de todos, no entendí a qué se debió eso.
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Tierno pecado. ©
Roman pour AdolescentsTodos pecamos por amor. Unos por amar a quien no se debe. Otros por no amar a quien se debe. Y otros por no saber la diferencia... ✓Escritora destacadas en "Especial 14 de Febrero" de la editorial Kings of Kings PROHIBIDA SU COPIA TOTAL O PARCIAL...