29. Me duele amarte

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(Iker)

Hay personas que llegan a tu vida para enseñarte a amar de verdad.

Vera fue esa persona para mí.

Yo creía amar a Katia, en cierto modo, lo hacía, pero no le había entregado mi corazón completamente como lo hice con Vera.

Y fue cuando creí eso de que la costumbre puede más que el amor.

Yo sabía que Katia tampoco me amaba completamente, lo supe el día que me confeso que antes de la boda, se vio con su primer amor ¿Por qué no me había dejado entonces?

Desde que me gradué, no supe nada de Rosaura y sinceramente no me importaba, ella solo era para un rato y nada más, ella no quería a nadie, pero quería la atención de todos y la mía ya no estaba en ella. Nunca lo estuvo en realidad.

Bueno, actualmente Ángel y yo seguíamos trabajando en Evoka y era bueno trabajar ahí. No me quejaba.

Katia y yo seguíamos juntos, pero había planes de divorcio, yo había vuelto algo a lo de siempre, pero ahora solo buscaba los besos se alguien, alguien que sabía que había perdido para siempre.

Mi tierno pecado.

Ángel me había dicho que su novia Deisy le comento que se había ido a vivir a la CDMX pues trabajaba en el Pujol, termino sus prácticas y se quedó trabajando ahí.

Me alegraba por ella, logro su sueño más anhelado, al menos, no acabe con esa ilusión suya. Me había eliminado de Facebook, no tenía su número y nunca nos dimos correo electrónico, así que no había sabido nada de ella en más de un año.

•••

Cuando estas impuesto a una rutina, al menos para mí, los años se me pasaban rápido.

Ahora ya había trascurrido tres años desde la última vez que vi a Vera y yo ya no quería trabajar en Evoka, Ángel hacia un año que se había ido a trabajar al Hotel Misión de Cuernavaca junto con Deisy.

Y yo ya quería cambiar de aires.

Todas las noches al llegar a casa, buscaba opciones de empleo, pero ninguna llenaba mis expectativas.

No hallaba nada, es lo malo de esta profesión, es muy mal pagada y en Evoka, mi salario estaba estable.

Katia y yo, ya habíamos definido nuestra situación y nos divorciaríamos y como no había hijos de por medio, el divorcio sería más fácil, aunque si llevo su tiempo y dinero.

Y un año después, firmamos los papeles.

Y yo encontré una vacante de trabajo, donde estaba seguro, podría arreglar problemas del pasado y volver a ser completamente feliz.

•••

(Vera)

Durante los cuatro años que llevaba en Pujol, Erick, el encargado de parrillas, siempre fue algo prepotente hasta que cierto día, canso al Chef Olvera y se fue.

Es cierto, era muy bueno, pero no para aguantar sus majaderías.

Ahora no había nadie en parrillas y me cambiaron a mí mientras se llenaba esa vacante.

Paso más de medio año para encontrar a la persona indicada para el puesto.

—Hoy llega tu reemplazo mija— me dijo, recién había llegado al restaurante, Melisa llegaba siempre primero porque vivía a una cuadra y la segunda era yo

— ¿En serio? ¿Cómo sabes? — pregunte curiosa

—Escuche al gerente y al chef decirlo, es hombre— dijo ella emocionada y me reí

—Si es rubio será para mí, si es morocho, te lo quedas ¿trato? — pregunto y solo rodé los ojos y empezamos a trabajar.

A medio día, el chef Enrique nos fue a dar unas palabras, haciendo referencia a no ser groseros con el remplazo de Erick y enseñarle lo mejor y más rápido posible y ese trabajo se me quedaba a mi porque ahora yo sabía a la perfección el funcionamiento del área de parrillas.

—Bien, ahora les presento al nuevo encargado de parrillas, Iker Montenegro Roldan— todos aplaudieron menos Melisa y yo.

Esto debía ser broma ¿no?

Tierno pecado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora