17. Mi credo

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(Vera)

Las vacaciones terminaron y yo no había podido descubrir el escondite de las llaves de mi departamento y nadie me había querido dar la estúpida dirección.

Ya me había dado por vencida.

Y tampoco sabía si quería seguir yendo al Instituto, si, amaba cocinar, todas las vacaciones me la pase haciendo postres y mi mamá los vendía, pero, ver que todos esperaban que yo regresara a ser la misma chica que era, era difícil, por más que intentara encajar de nuevo, era imposible.

Pero no podía huir de mi realidad, que a la vez pensaba que ese fue el maldito problema. El querer huir de mis problemas.

Bueno, pues queriendo o no, mi mamá me paso a dejar a la escuela antes de irse al trabajo, el Instituto ya estaba abierto así que entre, salude a la directora y subí a mi salón, al ver que no había llegado nadie, salí a la pequeña estancia y me coloque mis audífonos y Eres la persona correcta en el momento equivocado de Rio Roma comenzó a sonar, me gustaba mucho esa canción, no sabía porque, cada que la escuchaba, sentía un pequeña punzada en mi corazón, como si algún recuerdo quisiera salir de él, anhelaba que lo hiciera, pero nomás no, tal vez no era tanto eso y era por Leo o Mau que me recordaba la situación (a quienes por cierto, había estado evadiendo un poco) No quería hacerles daño, mi intención no fue darle alas a ninguno de los dos, yo solo estaba buscando respuestas ¿pueden culparme?

En eso, vi que Iker entro, me miro en la sala y le sonreí. E inesperadamente, esta vez sí me regreso la sonrisa, y no sé porque, sentí un hormigueo en el estómago, vi que él quería acercarse y se detuvo en el instante en que Leonardo llego y me dio un beso en la mejilla, vi su sonrisa desaparecer y probablemente la mía igual lo hizo

—Me alegra encontrarte aquí princesa— fingí una sonrisa

—Hola Leo ¿Cómo te fue en tus vacaciones?— pregunte y me comenzó a contar como se la había pasado, pero no le puse mucha atención, mi mente aún estaba en la sensación que tuve al ver a Iker.

•••

La primera semana fue de teoría, pues antes de irnos había sido semana de parciales ya hora, se venía la siguiente en un par de semanas.

Sentía que todo se me estaba complicando.

Cierto día, me había salido al jardín, ya que habíamos acabado la práctica y teníamos una hora libre, mis amigas habían ido al ciber por una tarea que habían olvidado y mis compañeros estaban cada uno en su rollo, como dije, yo ya no me sentía parte de su grupo.

Era miércoles, salíamos hasta las 7 de la noche, en eso, el chef Santiago salió y me vio sentada cerca de las gerberas que estaban en el jardín y se acercó

—¿Qué haces aquí Vera?— me pregunto y lo mire, sonreí ligeramente

—¿Usted sabe que las gerberas son mis flores favoritas?— el asintió y se sentó a mi lado

—Si, me lo dijiste una vez que...— se quedó callado casi enseguida

—¿Una vez que, que chef?— suspiro

—Una vez que alguien te regalo una color morado— sonreí

—¿Sabe quién me la dio? ¿Y porque? Esa persona debe conocerme muy bien ¿no cree?— el asintió

—Si Vera, pero no, no supe quien fue— chasquee la lengua

—Bueno, no importa, algún día lo recordare— dije y bueno, ya que él también era docente de los de sexto, debía saber algo

—Chef, una pregunta— dije y el me hizo señas para que hablara

— ¿Qué de cierto hay en la historia de que Iker me odia por los concursos que le gane? ¿O usted sabe porque no me soporta? Digo, creo que lo ha notado, soy a la única, la única persona que apenas si quiere dirigirle la palabra y no entiendo porque— el chef se quedó quieto

—En realidad no puedo darte una respuesta a esa pregunta, discúlpame chaparrita— me dijo y miro su reloj

—Tengo que irme, ya es algo tarde y tengo clase, nos vemos Vera— dijo y se fue.

Entendí mal o dijo "No puedo darte una respuesta" en vez de "No se la respuesta"

Llámenme loca, pero sentía que todos me daban respuestas más evasivas aun cuando preguntaba cosas relacionadas con Iker y su odio hacia mí.

Tierno pecado. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora