La cita

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Me veo en el espejo y todo parece ir espectacular. Mi cabello ondeado cae sedoso en mi espalda y la falda a juego con la blusa semitransparente, combina a la perfección. Detallo mis ojos con sombras oscuras, pongo algo de rubor en mis mejillas y termino con los labios de un rojo intenso. Nunca me he maquillado así, bueno en mi cuerpo real jamás lo haría, pero este es uno diferente, así que, creo que no hay ningún problema.

Me miro una última vez; dando una pequeña vuelta y satisfecha por la imagen que reflejo, salgo del cuarto. Me siento algo incomoda por los enormes tacones que llevo, pero nada de mi vestuario es elegido por mí. Blake es quien me ha estado trayendo ropa estos últimos días y al parece divertirle, verme con ropa ceñida o ropa que muestra mucha piel. Es un demonio, supongo que cosas como la lujuria y el deseo carnal, son sus más grandes entretenciones.

Al llegar a la sala, lo encuentro mirando televisión. Voltea al escucharme acercarme. Su mirada intensa, me sonroja.

─ Date una vuelta ─ ordena y hace una seña con su mano. Rodo los ojos, pero igualmente lo hago. Es incomodo, pero tengo que hacerlo. Tengo que hacerle caso, en todo, no sé qué sucedería si le desobedezco, mi alma le pertenece, es suya, tengo miedo. Además, el aura maligna que despide me ha hecho asustarme más de una vez. Estoy a su merced.

─ Te ves hermosa ─ dice y me regala un guiño que me hace sonrojar al instante.

Hermosa, es la chica a quién pertenece este cuerpo.

─ Ya regreso─ informo. El hace un gesto con las manos de despedida y salgo del departamento, dejándolo solo, o quizá con compañía, dentro de poco; en realidad, no me importa.

Blake, tiene o no sé qué realmente pasa, pero como humano, mucho dinero. Ese apartamento es de él. Tiene un auto, motocicletas y hasta múltiples cuentas bancarias, según lo que ojeé en una carpeta, hace algunos días. Supongo que los demonios deben ser así, aunque es demasiado extraño. Su verdadero lugar debería ser el infierno. Sacudo la cabeza, a mí no me importa eso, bueno, no, por ahora.

Abro la puerta del ascensor y bajo los pisos del edificio. Blake me ha dejado algo de dinero en mi habitación.

Hoy es la dichosa cita con David.

En cuanto salgo por fin del edificio, llamo a un taxi. El muy descarado me ha invitado a salir al mismo lugar donde le pidió a la antigua Allison que sea su novia. El odio que sentí, en esos instantes, fue indescriptible. Pero, acepte quiero ver hasta donde es capaz de llegar.

Veo a través de las ventanas del taxi, la gente yendo y viniendo. Me da nostalgia...

Quisiera ver a mi madre y mi primo, pero no puedo. Me gustaría regresar a tiempo atrás, solo por ellos. Aquel accidente lo cambio todo. Ahora mi alma está condenada para siempre. Dejo de pensar en aquello cuando, el chofer del taxi, me dice que ya llegamos. Salgo de la unidad y sacando de mi billetera, le doy el respectivo dinero. Él lo recibe y se marcha.

El lugar esta abarrotado de comensales. Camino por la estancia hasta encontrar a David apartado en un rincón consultando su reloj por unos instantes y volteando inspeccionando el lugar en busca de su "cita", claro hasta que me ve y me dedica una sonrisa de galán que me hace revolver mis tripas. Decepción es lo único que me provoca y quizá mientras más ejecute mi venganza, esa decepción será aún mayor. Le devuelvo la sonrisa y camino rumbo a su mesa.

Como todo "caballero" se yergue en su asiento y me saluda. Un hola es respondido por otro hola de mi parte

─ Pensé que ya no vendrías─ comenta, divertido.

─ Claro que iba a venir ─ le contesto para luego acomodarme un mechón detrás de la oreja.

─ Estas preciosa Alice─ David, pasea su vista "disimuladamente" por la blusa semitransparente que llevo. Sus ojos lascivos, se pasean por los pechos de este cuerpo. Es un descarado.

Hacia la luz I: Por una venganza, te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora