El fin de un trato

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Blake, se sumergió nuevamente en los libros que, últimamente, había adquirido con cifras exorbitantes como precio, pero que, con el buen sueldo que manejaba, no importaba mucho. Tenía una colección enorme en su departamento. Guardados en un falso rincón al cual no dejaría que nadie tocara.

Dejó el libro mientras analizaba lo que acaba de leer sintiendo que ya lo había leído antes, pero de una forma más completa. Era poco, pero hablaba de lo que Jacob le había dicho el día que lo selló como su sirviente y lo convirtió en demonio. Hablaba sobre la blasfemia de "los recipientes", seres sin alma cuya existencia es estar en un sueño profundo. Estar muertos, pero a la vez, no. Angela se había convertido en ello desde que murió. Un cuerpo sin alma para siempre y todo, nuevamente, gracias a él. Porque si no se hubiese acostado con ella, nada de eso hubiera pasado. Angela no hubiera robado su energía espiritual y su muerte, no la hubiera convertido en recipiente. La culpa, nuevamente ser cernía sobre él, recordándole que todo en su vida como ángel, humano y ahora como un demonio, había sido un total fracaso.

Nada en su vida era como lo hubiera imaginado. Aun así, había dos personas por las cuales valía la pena vivir.

...

Recordaba el primer trato. Una chica coqueta, histérica y nada bien hablada, había invocado el mal con un sacrificio de un pequeño animal. No lo había invocado a él, sino a Jacob. Ese sería el primer trabajo que aquel demonio le encargaría. Se le apareció en su casa en la forma que ahora tenía. Las alas negras, le indicaron perfectamente a la mujer que era lo que ella estaba esperando. Entonces, la tentó, preguntándole que era lo que ella deseaba. Lo que le pidió le dejó perplejo, quería que alguien rompiera el corazón de la mujer con la que su novio la había engañado. Blake, nunca entendería ese deseo de venganza de los seres humanos. Aun así, pensó en Angela, en que pronto estaría con ella y que todo saldría bien. Si tenía que ser malvado y perverso lo seria. Sería el mismo quien rompería el corazón de aquella mujer y luego se llevaría el alma de quien lo había invocado.

Después de ese primer trato, su desprecio, por lo malvados que podrían ser algunos humanos, creció.

...

Llevaba varias horas sin dormir y no sentía nada. Cuando sus poderes volvieron con él comprendió que el cansancio, que con los años se había acostumbrado, era cosa de humanos y ahora todo había cambiado.

Estaba vendando el brazo de un pequeño niño cuando nuevamente el intercomunicador volvió a alertarle que un paciente estaba viniendo en ambulancia para ser ingresado en el área de emergencia por un accidente en moto. Dejó el vendaje y llamó a una enfermera para que pudiera ir a ver al nuevo paciente. La mujer, que al parecer estaba colada por él, lo obedeció automáticamente.

El médico de emergencias primero la trataría, pero él - que era el encargado desde hacía un tiempo en trauma - tendría que ser el médico encargado de operar si era necesario. Si era un accidente en moto, tenían que esperar un daño totalmente grave en el paciente. Blake, ya había visto casos como ese, pacientes incluso con los órganos afuera que aún seguían aferrándose a la vida. A veces, ese tipo de casos siempre resultaba en un fin funesto.

Se preparó su indumentaria (gorro, mascarilla, guantes y botas) adecuada mientras se dirigía junto con el médico de emergencias a la puerta. Los paramédicos ya le habían informado un poco sobre su estado. Mujer de veintiún años, delgada, con posibles fracturas en el brazo y traumatismo en la encéfalo-craneano, había salido volando luego de que había chocado con un auto en una intersección. Lastimosamente, la persona que iba manejando el auto – por no llevar cinturón de seguridad – había muerto instantáneamente al decapitarse internamente la cabeza por el golpe contra el vidrio.

Hacia la luz I: Por una venganza, te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora