Secretos

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─ Steven.

El tono empleado por Blake destila desprecio. Una pareja más intenta entrar al local, Blake lo nota y sale inmediatamente muy molesto, dejándome asombrada. Aquellas personas lo siguen y cuando me doy cuenta, Blake está parado en la playa de estacionamiento. Ha sacado sus alas negras. Nadie parece notarlo, sólo yo. El hombre llamado Steven lo mira unos instantes.

─ Vete ─ escupe molesto, se dirige a Steven.

Steven lo mira fijamente. Su mirada que refleja tristeza absoluta. Veo hasta un atisbo de lástima en su rostro.

─ No te preocupes ─ murmura la mujer castaña que me sostiene los hombros. Su aura destila paz, tranquilidad, pureza. Noto de reojo que tras de ella hay una luz. Sus alas, muestran una luz blanca atrayente.

─ No entiendo nada ─ expreso dirigiéndome a la mujer.

Ellos dos, siguen ahí parados, como si quisieran matarse.

─ Es mejor que no lo hagas por ahora, Allison.

Me quedo callada mientras observo frente a mí. La gente pasa, parece ignorar todo, sólo soy yo la única que nota a ambos hombres con sus transformaciones de ángeles. Uno, malo; el otro, bueno. Tan diferentes y tan parecidos al mismo tiempo.

─ Claro que no, yo nunca me rendiré. Siempre me preocuparé por ti. ─ El hombre se acerca hacia Blake quien se mantiene altivo y con las alas muy abiertas.

─ Steven, tú y yo pertenecemos a mundos diferentes ─ suelta Blake.

─ Lo sé, todo es mi culpa.

─ De nada vale memorar el pasado ─ comenta Blake mirándolo a los ojos.

─ Quiero que regreses conmigo y padre.

A cada palabra que dicen me confundo más. Todo es demasiado extraño, pero sé que si le pregunto a Blake no querrá contestarme. Solo puedo ver a ambos y tratar de encajar piezas en lo que digan.

─ No, Steven. Estoy bien donde estoy, puedes largarte o terminaras más herido que la vez pasada.

Ese hombre de nombre Steven tiene un yeso en el brazo. Sus alas blancas no resplandecen tanto como la vez pasada. Debo suponer que el altercado de anoche ha sido unos enfrentamientos entre ambos. Después de todo, Blake lo nombro ayer en medio de la inconciencia.

─ Padre no se rendirá. Lo sabes.

─ ¡Lárgate! ─ emite Blake y lo mira con sus ojos encendidos en llamas. Steven cae como arrastrado por una fuerza que lo empuja lejos. Son tan penetrantes que hasta yo retrocedo unos pasos.

Steven se aleja de él. La mujer que ha sostenido mis hombros va a su lado y lo ayuda a ponerse de pie mientras un halo de luz los envuelve y veo como ambos ascienden al cielo. Voy hacia Blake que no deja de golpear el auto.

─ Creo que debemos irnos ─ le sugiero cuando llego a su lado.

─ Vamos ─ ordena Blake mientras veo como tras la oscuridad de la noche se convierte en humano, otra vez. Es una luz oscura que lo envuelve; sus alas, desaparecen; sus ojos, vuelven a la normalidad. Ya en su forma humana, ingresa al vehículo, empieza a manejar no sin antes mirarme unos segundos. Su mirada parece una advertencia a no preguntar de nada de lo que ha pasado.

Y no lo hago.

Al llegar al departamento. Tira las llaves en la mesita de sala.

Yo miro cada una de sus acciones mientras él me pasa las cajas de ropa que compramos hoy y se dirige a su habitación la cual cierra de un sonoro portazo. Está demasiado molesto.

Hacia la luz I: Por una venganza, te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora