Capitulo 1 El costo de un gran cambio

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Esa noche, esa fresca noche, el Universo decidió cambiar. No se trató de una explosión estelar ni de un hoyo negro que lo consumió todo; fue un cambio distinto, ocurrió un nacimiento y en aquel instante durante el llanto de ese pequeño bebé, el tiempo, una de las magnitudes determinantes de la realidad, se detuvo y con él las estrellas, los planetas, las galaxias, el Universo. 

 Cuando paró de llorar aquella hermosa bebé, el tiempo siguió su curso, sus padres estaban inundados de una felicidad que no se podía describir, nada podría arrebatarles a ninguno de los tres su virtud, nadie excepto el sujeto más soberbio de todos, el inalcanzable, que notó la presencia de la pequeña a años luz de ese lugar y por vez primera el autonombrado "emperador universal" se sintió... amenazado. 

Tres días después, un hombre corría por las poco alumbradas calles de Faboles, herido, asustado, nervioso y desesperado, cuatro airships (en este caso barcos flotantes) lo persiguieron y lo atacaron sin cesar, finalmente llegó al hospital, abrió violentamente las puertas del lugar y se dirigió hacia el área de maternidad, ve a su pequeña entre otros bebés, la cual tomó sin pensárselo mucho. Soldados le siguieron hasta llegar a un pasillo, en donde él se topó con una enfermera — ¡Eurídice, dime dónde está Kania! — le grito aquel hombre a la enfermera, ella le respondió que la siga. 

Después de subir al piso más alto, lograron sacarles algo de ventaja a los soldados y entraron en una de las habitaciones. Encontraron a una mujer, Kania, que se notaba muy cansada, pero logró levantarse apoyándose donde pudó. 

 — Hiddle, ¿Qué está pasando, por qué estas herido y por qué tienes a nuestra hija en tus brazos? — preguntó Kánia muy preocupada.

— Quieren llevársela, debemos irnos, no hay tiempo para más explicaciones — respondió Hiddle, un poco desesperado.

— Hiddle, Kánia, tienen la oportunidad de salir por el conducto de la ropa sucia que hay al final del pasillo, los llevará directamente a el sótano del hospital y de ahí podrán salir al sistema de drenaje de la ciudad, escapen al Elíseo — dijo Eurídice con seguridad. 

— ¿Qué pasará contigo, no vendrás con nosotros? ─ preguntó Kánia angustiada.

— No, yo voy a inmovilizar a esos tipos, ustedes deben irse, aprovechen mientras yo y mi "vieja compañera" los detenemos — respondió Eurídice, quien desenfundó una pistola, la cual desprendía vapor desde sus aberturas, sin perder tiempo se acercó y le susurró algo al oído a Hiddle, de un momento a otro se alejó y mientras les da la espalda les dijo: ¡Ahora váyanse!

La familia salió corriendo, mientras Eurídice abrió fuego contra los soldados, lograron llegar a la peculiar salida, primero bajó Kánia, después continuo Hiddle con su pequeña, no sin antes voltear y gritar — ¡Gracias!... ¡y perdóname! — después de esas palabras descendió por el conducto. Eurídice siguió disparando aun cuando sus ojos estuvieron cubiertos de lágrimas.

De un momento a otro los disparos en contra de ella se detuvieron y, lo único que se oyó fueron pasos lentos de una pesada armadura subiendo escalones, al escuchar esto Eurídice presa de la confusión y el terror por no comprender de quien se trataba, dejó de disparar. Después de un minuto de aparente silencio, ella recuperó el buen temple y giró para darse cuenta de quien estaba en frente — e...el...in... "inalcanzable" — dijo Eurídice asustada.

— Permítame presentarme madamigella, soy Esteros "el emperador universal". Me veo obligado a cuestionarla, ¿por qué actúa de manera violenta? — preguntó Esteros a Eurídice con un tono moderadamente refinado.

— Ustedes nos atacaron primero, además quisieron raptar a la bebé — explicó Euridice, con voz temblorosa.

— Oh, sobre lo primero ruego que perdone la mala actitud de mis hombres y sobre lo segundo, no queríamos raptar al bebé, queríamos... trasladarla a una ubicación de primera clase. Por favor comprenda que lo único que ha pasado aquí es un rotundo mal entendido — dijo Esteros intentando convencer a Eurídice, mientras se acercaba caminando lentamente hacia ella.

EDE - Perdón -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora