EDE - Perdón -

Capítulo 5 Enid y Bran, dos maneras distintas de ser libres

Más allá de las calles adoquinadas, más allá de los extravagantes edificios, más allá de Gea, más allá incluso de los cinco planetas donde (se sabe) hay vida en el universo, existe un "mundo esparcido", con grandes y luminosas ciudades erigidas en colosales bionaves, con Airships tan rápidos como cometas, con música de todos los tipos, sin discriminación y equidad de género, eso sí, bajo el dominio de distintos grupos de piratas quienes son el poder más grande de este... "mundo".

La luminosidad de la ciudad de Louis A. con sus luces neón, bares, clubes y casinos al son de música jazz, está más viva que nunca, aquí existen verdaderos autos, ya por fuera muy por fuera los Airships, se respira una mera tranquilidad y es aquí donde comienza la historia de Enid, una chica de baja estatura, de piel aperlada y cabello ocre, porque ocre son las hojas de otoño, y ocre también es el edificio donde ella vive; viste raro para los que son habituales y habitual para los que se consideran raros. Su departamento de escondidas paredes verdes tapizadas de posters de comics, conciertos y antigüedades te recibe con muebles pequeños pero muy alargados llenos de tantas cosas y de tantos tipos que sería una mina de oro para cualquier coleccionista, la sala es un simple sillón negro de doble asiento, por su puesto adornado con mantas de culturas ancestrales cuyos bordados le dan unos toques psicodélicos, su cocina y comedor son comunes, como comunes son los tréboles de cuatro hojas, con algún atrapa sueños colgado en el techo, en la mesa tallada a mano esta una recién despierta Enid bebiendo café en su taza que dice "The White Parade" alrededor, mientras ve una esquina de su departamento donde hay un montón de cosas que formaban una pequeña montaña, las cuales siempre ella ha dicho que acomodará pero nunca lo hace, tanto es así que le puso un gran sombrero y unos grandes lentes oscuros y lo llamó...

─...Sir Belongings algún día ─ Da un sorbo de café ─...Le matare.

En ese momento alguien toca a su puerta, Enid algo sorprendida va a ver quién es, cuando abre inmediatamente un joven aperlado, no muy alto entra al departamento como si suyo fuera, que sin pensárselo dos veces se acuesta en el sofá.

Después de un suspiro dice ─ Enid, realmente extrañaba estar aquí ¿Sabes?

─ Si vas a entrar a si sin más, mínimo puedes cerrar la puerta ─ le dice un poco molesta Enid al el tipo.

─ Vamos, no te enojes sabes que siempre hago lo que quiero, igual que tú.

Enid le sonríe ─...Bran ¿Quieres algo de comer?

─ Me conoces, sabes que si ─ le responde enérgicamente.

Mientras que Enid prepara el desayuno, Bran admira los decorados de la habitación con una sonrisa apacible, para después voltear a verla a ella.

─ Enid, ahora que viajé por todas partes, me encontré a un maestro carpintero que me enseñó a hacer esculturas ─ Le dice Bran a Enid para después meter la mano en su mochila y sacar algunas pequeñas figurillas con forma de ella, Vicky, Arax, Adhara y una última que se veía muy fea.

Enid voltea un momento para verlas mientras prepara panqueques ─ Son increíbles, que bonito me recuerda mucho cuando tenía mi cabello largo, más tarde podrías prestármelas para verlas mejor.

─ No te las prestare... son tuyas, es un regalo.

─ Gracias Bran.

─ Por nada.

Una vez cuando el desayuno está listo, Enid se le queda viendo a la figura fea ─ ¿Quién se supone que es eso? ─ después de preguntar toma un sorbo de café.