Capítulo 6. Myrtus, la flor de grandes pétalos blancos.

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Dos niñas caminan por las lluviosas calles de Anomalía, se les ve que se divierten, sonríen, se salpican con los pies agua de los eternos charcos que hay aquí y allá, corren libres como si la ciudad fuese suya, sus vestidos aunque de mucha elegancia yacen sucios por su muy continuo uso, de todos modos eso no opaca lo hermosas que son ambas niñas que tan lindas pareciera que hasta el clima les regalara cálidos rayos de sol que tan raros eran en esa época del año. Nada las interrumpía ya que las familias preferían pasar el tiempo en los parques subterráneos de la ciudad o dentro de sus casas, en reuniones familiares, en los cines, teatros, en fin, en lugares cerrados, por desgracia las calles nunca estaban completamente solas, siempre vagaban por ahí pandilleros, fanáticos, traficantes y lo peor de todo, depravados, estos eran los más terribles ya que podían hacerse pasar por gente normal, hasta parecer de igual manera inofensivos, fue entonces que un grupo de estos "hombres" se les acercó a las niñas, las rodearon de manera sutil.

─ Oigan niñas, hay un desfile a pocas calles de aquí, están regalando helados, si quieren podemos llevarlas al desfile ─ Dijo un tipo que de todos ellos, parecía el más decente, el más amigable, que de manera inteligente aprovechó los sonidos de fuegos artificiales, tambores, y música folclórica que se escuchaba a lo lejos.

La respuesta a lo que dijo el hombre se podía ver en las caras de las niñas, cuyo gesto no podía ser más distinto entre ambas, a una de las dos le brillaban los ojos, su sonrisa era muy grande por pensar en el helado que no había comido ya hacía mucho tiempo, la otra en cambio, solo alcanzo a dibujar en su rostro una sonrisa apacible y sus ojos miraban hacia abajo, específicamente a un charco con el cual podía ver que ambas estaban rodeadas por los hombres y que no había escape, antes de que la niña más feliz pudiese completar una palabra su hermana la interrumpió.

─ Me gustaría mucho ir, pero mi hermana tiene que volver a casa a terminar sus deberes, ¿recuerdas "Mina"?, tu cuarto es un desastre ─ Le dice la niña más tranquila a su hermana y a los hombres, que a estos últimos se les ve ya un poco alterados, pero se tranquilizan después de lo que dice a continuación la niña ─ Pero... yo puedo ir ─ 

El primer hombre, el más consiente de todos entiende la situación y tranquiliza a sus amigos, se dirige a la niña que "se tiene que ir" ─ Oye niña, tienes una muy buena hermana, nos aseguraremos que te lleve todos los helados que pueda, ve y termina tus deberes ─ La niña que no sigue a los hombres no es capaz de entender lo que pasa y muy confundida acepta irse, ve a su hermana alejarse con aquellos hombres, en el momento que ellos va a entrar en un callejón ella voltea a para con su hermana le giña el ojo y mueve sus labios como diciendo

─ Vete.

─ No vallas... ─ Despierta Myrtus sudando, aun dentro del Life, rápidamente nota que este se mueve y por ende que ya hay personas tripulando el Airship. No pierde la calma, pero ve que no hay ninguna salida más que la que lleva al camarote, así que mejor se recuesta de nueva cuenta en el piso metálico del cuarto de máquinas, saca uno de sus amados libros de poesía y espera a que el Airship se detenga en alguna ciudad. Por su parte Vicky maneja su Airship entre los espesos bosques y decide no salir al despejado cielo, para que no la noten, sin tardarse mucho Adhara sube las escalinatas para llegar a ver a Vicky, entonces la mira y le dice ─ Gracias Vicky-Ma.

─... ¿Gracias?, ¿por qué? ─ Responde extrañada Vicky.

─ Por darme tu collar, cuando más lo necesitaba... sabía que estabas aterrada por no subir a los departamentos y menos en frente de la habitación donde estaban... "ellos" ─ Vicky se queda callada y con su mano se toca el pecho donde debería estar su collar.

EDE - Perdón -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora