Capítulo 23 El arma secreta de Victoria, un golpe al alma

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HMS, Puerta al Puente de Mando, Adhara y los refuerzos están por vencer a los soldados restantes de la tropa roja.

— Vamos, ya falta poco — Dice Adhara en pleno combate.

— ¡Los que aun puedan pelear, cubran la puerta a como dé lugar! — Vocifera un soldado de la tropa roja.

Dentro del Puente de Mando, la pelea ya está en su punto más encarnecido, Ferdinand está completamente sorprendido de ver que Victoria, peleando en serio es tan fuerte como él.

— ¡No seré asesinada por ti! — Grita Vicky, mientras arremete con fiereza.

— ¡Deja de hacerte la inocente y acepta tu ejecución! — Aúlla Ferdinand totalmente extraviado en su propio odio — "Ceniza roja" — De nuevo vuelve a tornarse de un color carmesí, siendo sus cenizas como niebla en búsqueda de Victoria — Haz perdido, cuando mi ceniza te encuentre, morirás asfixiada y aun suponiendo que no sea capaz de descubrir donde estás, encontrare a tus amigos inconscientes, matándolos solo para hacerte salir.

Victoria empieza a ponerse nerviosa — Si me acerco estoy muerta, pero si huyó, serán inocentes quienes paguen, creo que no me queda otra opción más que mat... — Los pensamientos de Victoria son interrumpidos por una ventisca que proviene detrás de ella, la cual disipa de nueva cuenta la ceniza roja de Ferdinand.

— Que está ocurriendo — Replica Ferdinand, mientras se esfuerza por no disiparse.

Dánae voltea la cámara hacia el gran hueco que género el gran Águila y ve como aletea un ave, Victoria voltea mirándola también, se trataba de su vieja amiga de hace nueve años, ahora más grande, entra lanzándole un picotazo a Ferdinand disipándolo totalmente, como sus dimensiones no son tan amplias como las del Águila, puede moverse libremente por el lugar, luego aletea para difuminar aún más la ceniza de Ferdinand, el cual obligado, vuelve a tomar su forma geana.

— Ha pasado tiempo amiga pero no podemos distraernos ahora, debemos primero acabar con esto — Dice Vicky claramente feliz, pero concentrada en darle fin a la batalla.

— Ya he aguantado demasiado — Replica Ferdinand, mientras está sentado, recargado contra un muro metálico, verdaderamente lastimado, ya sin mucha fuerza, saca debajo de su armadura una foto chamuscada de él con su familia.

— "Papá la maestra me enseñó a tocar la flauta y dice que soy buena"

Ferdinand se levanta, de una forma distintiva e imponente, coloca un pie delante del otro extiende sus manos hasta la altura de su abdomen, recitando unas palabras — "Polvo somos y polvo seremos"

— ¿En serio hija, y como se llama tu maestra?

En esta ocasión, la ceniza de Ferdinand toma un tono oscuro, a tal grado de parecer grafito — "Estrella de ocho picos"

— Se llama Victoria Soder-der... Soderbergh

— "Adalon, el definidor de la vida" — Ferdinand termina de hablar y de su espalda aparecen ocho tentáculos de ceniza negra.

Ferdinand, marca: "Aquel que aparece al final", tiene la capacidad de volverse ceniza cuando lo requiera, evitando así los impactos físicos como golpes, cortadas, disparos e inclusive explosiones. Cuenta también con otros dos tipos de ceniza a los que puede recurrir, la ceniza roja que es tan fina que cuando esta disipada es prácticamente invisible, introduciéndose en los orificios de cualquier ser vivo, contaminando la respiración y con el suficiente tiempo, puede contaminar la sangre de sus víctimas, matándolas en el acto. 

EDE - Perdón -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora