Capítulo 002

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En la entrada de la carpa, se iban acomodando los invitados. Cada uno tenía su lugar asignado y la wedding planner, verificaba que cada uno se ubicara donde correspondía.

Mariano entró a la carpa buscando a Victoria y la vio parada junto a la mesa donde estaba el pastel de bodas. La chica lo miraba con cierto aire de desaprobación.

MARIANO – (Con total ironía) ¿Qué es lo que no te gusta, amorcito? ¿La decoración o saber que no lo vas a comer?

VICTORIA – (Molesta por el “chiste”) ¡Ay, siempre tan chistosito! ¿Por qué crees que no me gusta algo?

MARIANO – Será por tu gesto de desagrado, mi vida… ¿Por qué más podrías ser?

VICTORIA – Mariano, no empieces, ¡estoy cansada de tanta pelea! Últimamente no hay forma de estar bien por más de 5 minutos.

MARIANO – ¡Ufff...!! ¡No me digas! Menos mal que me lo haces ver, porque yo creí que lo nuestro era casi, casi el paraíso.

VICTORIA – Tenemos que hablar de nosotros.

MARIANO – Si, y lo vamos a hacer pero, este no es el momento ni el lugar. Sólo vine a ver si necesitabas algo porque ya me voy con Julián a terminar con los detalles que nos faltan.

VICTORIA – ¿Y?

MARIANO – Y que hasta empezada la ceremonia, no vuelvo.

VICTORIA – Estoy bien, no te preocupes.

MARIANO – Como tú digas, Vicky.

VICTORIA – ¡No me digas Vicky, sabes perfectamente que lo detesto!

MARIANO – Está bien, Victoria Villanueva, ¿así te gusta?

VICTORIA – Tampoco te burles.

MARIANO – Bueno, está bien. Mira, cualquier cosa me llamas al celular o me buscas en la casona. Pero no vayas por la entrada principal sino por la de atrás.

VICTORIA – ¿Y eso por qué?

MARIANO – Pues porque en la entrada de enfrente va a estar Caty y obvio que los novios no se van a ver hasta que lleguen al altar, entonces nosotros vamos a movernos en la parte trasera de la casa.

VICTORIA – ¿Dónde está la entrada esa?

MARIANO – (Señalando por encima del hombro de Victoria) Por ahí… (Se queda mudo… Una mujer que andaba por ese sector, capturó su curiosidad. No la podía describir con exactitud porque se encontraba un poco retirada de la carpa pero si distinguió perfectamente su figura y su cabello, ambas cosas le llamaron mucho, pero mucho la atención)

VICTORIA – ¿Por allá dónde? (Se da cuenta que Mariano está distraído) ¡¡¡¡Mariano!!!!

MARIANO – (Reaccionando y volviendo la mirada a Victoria) Ah, si, ¿qué pasa?

VICTORIA – Qué dónde está la dichosa entrada trasera.

MARIANO – Si, si, por allá. Sigue el senderito que sale de atrás del árbol ese que está ahí. El senderito te lleva directo. (Trató de ver de nuevo a la muchacha)

VICTORIA – Ok, ya lo veo, entonces, cualquier cosa te busco… (Nota que nuevamente está distraído) ¡¡¡Ey!!! ¿Qué te pasa?

MARIANO – No, nada es que me pareció ver a alguien pero, no. (Volviendo a su novia) Bueno, ya sabes, me buscas si necesitas algo. Hasta luego. (Se dio media vuelta y se fue. Tan intrigado estaba que ni se dio cuenta que Victoria quiso darle un beso. Por más que buscó, no volvió a encontrar a esa mujer) ¡Qué pena, parecía que estabas muy linda! Pero si estás por aquí, ¡te vuelvo a encontrar!

Mientras daba vueltas para ver si conseguía dar con la muchacha, Mariano se encontró con Augusto, el padre de Julián. Éste le pidió que lo ayudara a bajar algunas cajas de bebidas que quedaban en su coche y Mariano, muy a su pesar, dejó la búsqueda de esa rubia por un trabajo mucho más pesado…

Julián se encontraba en el cuarto de huéspedes de la gran casa y estaba poniéndose el saco de su frac pero no podía dejarlo como debía; si no era por el cuello, era por los puños o las solapas, la cuestión es que no terminaba de acomodarlo. En eso, entró Alex y al verlo con ese fastidio, se rió.

ALEX – ¡Tranquilo, galán!

JULIÁN – Menos mal que viniste, Alex, ayúdame con esto, ¡por favor!

ALEX – A ver… (Julián se movía demasiado) Estate quieto, ¡por Dios!

JULIÁN – Si, si, perdón.

ALEX – (Le acomodó el saco y quedó perfectamente) Ya está, cuñadito (ellos se decían cuñaditos porque Alex y Caty se decían hermanas), ¡estás radiante!

JULIÁN – ¡¡Gracias, cuñada!! ¡Está mil puntos! ¿Ya te dije que te amo?

ALEX – ¿Me amas? ¿Y sólo por un saquito que te arreglé? (Se ríe) Ay, no, si tu futura esposa y tú, son bien fáciles de enamorar.

JULIÁN – ¿Por qué lo dices?

ALEX – Porque Caty me ama también, ¡burro! ¿Nervioso?

JULIÁN – Ansioso más que nada, burrita, quiero que todo salga perfecto. (La mira dudando) Llegaste caída del cielo, Alex, pero, ¿a qué viniste?

ALEX – (Lo mira con muchísimo afecto) Me imaginé que podrías necesitar algo de ayuda y como vi a tu mamá y a tus hermanas muy ocupadas, vine a ver si estaba en lo cierto.

JULIÁN – ¡Y si que lo estabas! (se ríen)

ALEX – (Se da cuenta que Julián está solo) ¿Y tu padrino de anillos?

JULIÁN – Se fue a ver si la novia necesitaba algo.

ALEX – ¿Fue a ver a Caty?, ¡qué amable de su parte!

JULIÁN – (Ríe por la confusión) No, no fue a ver a “LA NOVIA” sino a SU novia, a la novia de él.

ALEX – (Riendo también) Ah, ya… ¿Está todo listo entonces?

JULIÁN – ¡Todo listo!

ALEX – Caty también está lista.

JULIÁN – Debe parecer una diosa griega.

ALEX – ¡¡¡Ya lo vas a ver con tus propios ojos!!!

JULIÁN – Ya quiero verla.

ALEX – (Alex se llevaba muy bien con Julián. En principio fue por Caty, pero el tiempo los llevó a conocerse mejor y se agradaron mutuamente. De hecho, se convirtieron en buenos amigos y se adoraban) Sabes que les deseo la mayor felicidad del mundo, ¿no?

JULIÁN – Enana de mi corazón, se exactamente cuáles son tus deseos y te agradezco con el alma tu cariño y tu amistad.

ALEX – (Visiblemente emocionada) No me digas enana y ¡no me hagas llorar! (Le suena el celular) ¡Ah, es Gonzalo! (Atiende) Amor, si, dame un segundo. Juli, me voy con Caty. (Lo abraza y sale del cuarto)

Julián se la quedó mirando con tristeza. No le gustaba nada el tal Gonzalo para Alex, sabía que eso NO ERA AMOR.

Un rato más tarde, Caty apareció en la entrada de la carpa. Delante de ella iban Mariano y Anabella, la hermana menor de Julián. Él, levantaba disimuladamente el cuello para ver si encontraba a la rubia pero, nada. De pronto se fijó en la muchacha que iba delante de él: de atrás, se la veía muy, muy bien, pensó. Alex y Dalmiro, hermano mayor de Caty, eran los primeros en la fila y para entrar. El sacerdote, el juez de paz y, por supuesto, el novio, ya los esperaban en el altar.

"Quiéreme, (como te quiero yo)" - El verdadero amor te atrapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora