Capítulo 040

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Alejandra se tomó unos minutos para contarle a Diego que su presente era muy distinto al que su mamá le había contado.

DIEGO – Me siento un estúpido, vine pensando que quizás podíamos recuperar lo que tuvimos…
ALEX – No es tu culpa, es que mamá se mete donde no debería…
DIEGO – ¿Y dónde está el “gran señor”?
ALEX – (Señalando a Mariano) Es ese, el morocho que nos mira raro…
DIEGO – (Sonríe) No nos mira raro, está celoso y lo comprendo, en su lugar estaría igual o peor…
ALEX – ¡Dios! Ustedes los hombres…
DIEGO – Preséntamelo
ALEX – ¿Para qué?
DIEGO – Para que vea que conmigo no hay problemas…
ALEX – (Le hace un gesto a Mariano para que se acerque y éste lo hace) Amor, ven que te quieren conocer.
MARIANO – (Le ofrece la mano a Diego) Hola.
DIEGO – Hola, ¿cómo estás?
MARIANO – Muy bien, muchas gracias… (Se sentía incómodo y Diego lo nota)
DIEGO – Relájate, que no vengo a quitarte a la doncella.
MARIANO – ¿No?
DIEGO – No te voy a negar que tenía esperanzas, pero Alex me aclaró todo y no quiero causarle problemas ni a ella ni a ti.
MARIANO – ¿A mí?
DIEGO – Es que en cuanto habló de ti, pude darme cuenta que te ama y si Alex siente eso por ti, es porque eres buen tipo y yo también lo soy.
MARIANO – (Le pareció que era sincero así que bajó la guardia) Te lo agradezco. (Mira a Alex) Bueno, los dejo para que conversen. (A Diego) Y gracias de nuevo.
DIEGO – No hay problema, que sigas bien y la cuidas…
MARIANO – Con mi vida… (Se va)
ALEX – Es un encanto…
DIEGO – Parece un buen tipo, en serio.
ALEX – Lo es, el mejor del mundo…
DIEGO – Veo que mi presencia aquí es inútil, así que mejor me voy. Es evidente que tienen planes y no voy a intentar colarme en los festejos.
ALEX – No estaría bueno, la verdad…
DIEGO – Tu mamá tiene mi número de celular, si algún día necesitas algo, me avisas… Que estés muy bien…
ALEX – Gracias.
DIEGO – ¿Te puedo abrazar?
ALEX – ¡Claro que si!
DIEGO – (La abraza) Adiós. (Saluda a Mariano y a los padres de Alex con un gesto de la mano y los otros devuelven el saludo. Se va)

Miriam se acerca a la rubia y la codea.

MIRIAM – ¿Y ese QUIÉN ES?

Alex se ríe de la forma en que Miriam le habla y se la lleva para reunirse con el resto de la gente. Suben a los autos y se van…

En los distintos autos, todos charlaban. En el de Caty y Julián, el tema era obviamente, la presencia de Diego.

LUCÍA – ¡Pensé que se armaba!
ISABEL – Yo también, cuando lo vi ahí parado…
CATY –  Yo no, conozco a mi amiga y sabía cómo iba a reaccionar.
TAVO – Todavía no puedo creer que mi mamá fuera así de metiche…
LUCÍA – ¿Qué te sorprende, Octavio junior? Sabes que mamá es así…
TAVO – Si, lo se. Igualmente, creí que tenía límites…
ISABEL – Ya ves que no…
JULIÁN – La verdad que se pasó.
CATY – Pobre Olivia, tampoco digan esas cosas.
TAVO – Es que no debió decir nada… Si Mariano fuera otro tipo de hombre, habría provocado un problema gigante…
LUCÍA – Eso es cierto…
ISABEL – ¡Qué madura tu conclusión, hermanito!
TAVO – No molestes…

En el coche de Francisco, el tópico de la charla era la relación de la Alejandra con sus papás postizos…

OLIVIA – ¿Así que usted es la famosa Carmen?
CARMEN – No sabía que era famosa…
OLIVIA – Alex nos habla mucho de usted.
OCTAVIO – Y de usted también, profesor.
FRANCISCO – Dígame Francisco, Don Octavio, por favor.
OCTAVIO – Está bien, pero no me diga, Don…
FRANCISCO – De acuerdo…
CARMEN – Tienen una hija encantadora…
OCTAVIO – Gracias, la verdad que es nuestro orgullo.
FRANCISCO – Justificadamente…
OLIVIA – Nunca vamos a poder agradecerles a los dos lo que han hecho por Alejandra.
CARMEN – No hay nada que agradecer, Olivia, ella se ganó todo por ser una niña maravillosa y siempre es un gusto apoyarla.
OCTAVIO – De todas maneras, muchas gracias.

Y en el auto de los tortolitos, se había desatado una batalla campal entre Miriam y Arianis…

ALEX – ¡No puedo creer que estén discutiendo por eso!
ARIANIS – Es esta mocosa que no se ubica…
MIRIAM – No me digas mocosa, no tengo esas confianzas contigo…
MARIANO – (Le habla a su novia) Mira al que no quería causar problemas, provocó una guerra…
ARIANIS – Ya ubícate, niña…. Eres muy pequeña para él…
MIRIAM – Tengo edad para que sea legal…
MARICEL – ¡Qué par de mensas!
ARIANIS y MIRIAM – ¡Tú no te metas!
ALEX – (A Mariano) Igualmente, aclaró que no quería causar problemas entre nosotros dos…
MARICEL – No me griten…
MIRIAM – Deja que lo vuelva a ver…
ARIANIS – ¿Qué vas a hacer, cantarle?
MIRIAM – Al menos haré algo… ¿Tú qué harás? ¡Ya se! Un planito de la casita de tus sueños…
ARIANIS – ¡Qué graciosa la mocosa!
MIRIAM – ¡Que no me digas mocosa!
ARIANIS – Alex te dice así…
ALEX – Pero yo le caigo simpática…
MIRIAM – Eso mismo y es la única que puede decirme así…

La discusión continuó hasta que llegaron al parque y ahí Mariano las mandó a hacer cosas en distintos sitios para que no discutieran más, al menos por un rato…

El día de campo fue muy agradable pero corto, hacía frío y poco después de almorzar, decidieron regresar al departamento. El otoño estaba por terminar y el invierno empezaba a hacerse sentir…

Una vez de regreso en el “5º B”, se dedicaron a contar anécdotas de la festejada y así estuvieron hasta bien entrada la tarde. Alrededor de las siete, cada cual empezó a despedirse, mañana era lunes y todos tenían que trabajar. Además, era el día de “estreno” del estudio de Cavelli y había que estar ahí muy temprano…

La familia de Alejandra, aunque hubiera deseado poder quedarse más días, tenían que regresar a Madreselva. Con tristeza, pero con la promesa de regresar a México para pasar la Navidad juntos, Mariano y Alex, llevan a los Izaguirre al aeropuerto para que puedan viajar… Se despiden y se quedan allí hasta que el avión está en el aire… El morocho se dio cuenta de la tristeza de su rubia adoración y la abrazó muy tiernamente. La consoló diciéndole que volverían con Papá Noel y la muchacha sonrió con el comentario… Sólo dos semanas más y volvería a ver a su familia…

Cuando los tórtolos entraban a su casa en Los azahares, sonó el celular de la cumpleañera. Era un mensaje de texto de Gonzalo, le deseaba un feliz cumpleaños y le repetía lo que sentía por ella. Mariano puso cara de pocos amigos cuando supo quién escribía…

MARIANO – ¡Dios mío! Basta de “exesssss”, por favor…
ALEX – (Se ríe) ¡No seas payaso!
MARIANO – Menos mal que son sólo dos… ¿Por qué son dos, no?
ALEX – Si no dejas de hacerte el gracioso, van a ser tres…
MARIANO – No, no, no, para nada, mírame, ya no hago más chistes…
ALEX – Así me gusta… (Se da cuanta que eran casi las doce) El mejor día de mi vida, ya casi termina…
MARIANO – (Viendo su reloj) Es cierto, ya prácticamente no es tu cumpleaños…
ALEX – (Se acerca a Mariano) No se cómo agradecerte lo que hiciste por mí…
MARIANO – Yo cumplo años en julio, tienes tiempo de planear algo lindo…
ALEX – Te digo en serio.
MARIANO – Te amo.
ALEX – Y yo más…
MARIANO – Lamento decirte que no hay manera en que eso sea así…
ALEX – Eres el mejor regalo que pudo darme la vida, monigote.
MARIANO – Un regalo que no piensa dejarte jamás… (Mira su reloj de nuevo)… Ya está, tu cumpleaños se terminó…
ALEX – El mejor cumpleaños de mi vida…
MARIANO – Me alegro, hermosa, pero tengo algo más para darte…
ALEX – ¿Un regalo más?
MARIANO – No, no es un regalo, por eso esperé a que tu día se terminara…
ALEX – ¿Entonces?

Mariano saca un paquetito, el mismo que había tenido escondido en su sombrero charrero.

MARIANO – Esto no es exactamente lo que crees que es, pero si es muy parecido…
ALEX – No entiendo.
MARIANO – Ábrelo.

Dentro del paquete, había un estuche que contenía dos alianzas de plata, grabadas con los nombres de ellos dos y la fecha de la boda de Caty y Julián.

MARIANO – Se que normalmente se entrega un lacillo, pero como yo también estoy comprometido a esta relación, quería que en vez de un anillo con una piedra sólo para ti, fueran dos alianzas, una para cada uno…
ALEX – (Mirando a Mariano) Dices que esto no es lo que creo, entonces ¿qué es?
MARIANO – Un juramento. Si aceptas esta alianza, es porque aceptas la idea de casarte conmigo algún día.
ALEX – ¿Tienes alguna duda de eso?
MARIANO – Ninguna, amor. No pongamos fechas, dejemos que la vida nos vaya guiando y disfrutemos lo que tenemos…
ALEX – Te lo dije antes, no necesito una boda para saber que quiero estar a tu lado toda la vida…

Ninguno habló de días, preparativos, vestidos o trajes. Solamente intercambiaron alianzas y se quedaron así, abrazados, bailando al son de una canción que los dos habían tenido en la cabeza durante todo el día…

Amarte así…

"Quiéreme, (como te quiero yo)" - El verdadero amor te atrapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora