Capítulo 010

852 34 5
                                    

Después de haber cenado unas ricas pizzas y mientras tomaban un café, los cuatro amigos conversaban muy amenamente. La conversación giraba en torno al desempleo de Alex y Mariano.

MARIANO – En realidad, no es que no tenga trabajo. Lo que sucede es que soy independiente.
ALEX – O sea, que estás por tu cuenta.
MARIANO – Exacto.
ALEX – ¿Y a qué te dedicas?
JULIÁN – Mi amigo es técnico y diseñador informático, como yo. La diferencia es que yo trabajo en una empresa y este cabeza dura no quiere hacerlo.
MARIANO – Me gusta ser mi propio jefe y no me va nada mal, tengo muchísimo trabajo.
ALEX – Pues, yo lo veo muy bien aunque, no creo poder hacer algo así.
MARIANO – ¿Por qué?
ALEX – Es que necesito seguridad, ¿me entiendes? No me creo capaz de vivir así. Sin saber con qué dinero voy a contar para mantenerme…
MARIANO – (Se sienta junto a ella y la mira fijo) Usted, señorita, es capaz de eso y mucho más, lo que sea que se proponga, ¡usted lo logra!
ALEX – ¡De verdad lo crees!
MARIANO – No, no lo creo, ¡lo se! (Se quedan mirándose)
CATY – (Molesta por tener que “interrumpir el momento”) Oigan, amigos, ¿dónde van a vivir?
ALEX – (Le costaba dejar de mirar a su morocho, pero lo hizo) No lo se, tengo bastante dinero ahorrado, pero ni idea.
CATY – (A Mariano) ¿Y tú?
MARIANO – No se, tampoco tengo idea.
JULIÁN – Pues, ¡creo tener la solución!
ALEX – (Entusiasmada) ¿Cuál?
JULIÁN – Muy simple, ¡mi departamento!
CATY – Claro, mi amor, ¡eres un genio!
JULIÁN – Lo se, lo se…
MARIANO – De verdad que es una gran idea (Vuelve a Alex) ¿Lo ves? Puedes vivir ahí y vas a estar tranquila, entre amigos y así podrás pensar, en paz, qué hacer de ahora en más. Muy bien, amigo, gran idea. Alex estará perfecta ahí.
JULIÁN – Mariano, creo que no estás viendo la pintura completa (mira a su esposa que entiendo todo, le sonríe cómplice). Efectivamente, mi depto, si Alex acepta, será su casa, pero tuya también ¡ES PARA LOS DOS!
ALEX y MARIANO – (Se ponen de pie al mismo tiempo) ¿Qué?
CATY – Eso mismo, que los dos pueden vivir ahí… Juntos…
ALEX – Eso es una locura.
CATY – ¿Por? El lugar es grande, con dos habitaciones, es ideal…
MARIANO – No, no, no. Estoy de acuerdo con Alex, ¡están locos de remate!
JULIÁN – A ver, siéntense y apacígüense los dos… No veo cuál es la locura. Tengo un depto sin gente, a medio amoblar y dos amigos sin casa, ¿por qué les parece taaaan descabellado que se los ofrezca?
ALEX – Es que recién nos conocemos y vivir bajo el mismo techo, no se, no me parece…
CATY – Si, es verdad que se acaban de conocer pero se caen muuuuy bien, ¿o no?
MARIANO – Si, si, nos caemos bien pero, de ahí a vivir en el mismo lugar…
JULIÁN – Al menos, piénsenlo. Miren, se quedan hasta que alguno de los dos encuentre algo mejor, si es que lo encuentra, y dado el caso, se va y listo.
CATY – No creo que haya un lugar mejor. Estarían en el centro de la ciudad, un departamento increíble y ¡con unos caseros que los adoran! ¿Qué más pueden pedir?
JULIÁN – ¿O acaso te quieres ir a lo de tus papás?
MARIANO – ¡¡¡Nunca!!!
CATY – ¿Y tu, mamasita? ¿Te vuelves a provincia con los tuyos o te vas a ir a un hotel?
ALEX – (Con serias dudas) Yo…
JULIÁN – (La interrumpe) Bien, indecisos de mi corazón, aquí tienen dos opciones: La primera, rechazan la propuesta y se quedan sin techo y Dios sabrá que hacen con eso, o la segunda, aceptan la oferta y desde esta misma noche tienen un lugar para vivir tranquilos, sin demoras, sin papeleos, sin problemas y lo mejor de todo, ¡cerca nuestro! (abrazando a Caty)
MARIANO – Eso es cierto.
ALEX – (Sin reaccionar del todo) Muy cierto…
MARIANO –  (Se sienta de nuevo) A mí me soluciona todos mis problemas…
ALEX – (También toma asiento) Y a mi la mitad de los míos… (Se pone de pie, decidida) ¿Saben qué? La Alex de ayer, sólo se guiaba por su razón pero, después de lo que he vivido estas últimas horas, voy a dejar de hacerle caso a mi cabeza y haré lo que mi corazón me diga.
MARIANO – ¿Y qué te dice el corazón?
ALEX – Me dice que si estamos todos de acuerdo, lo podemos intentar, así que si no decides otra cosa, Mariano, déjame decirte: ¡Hola, compañerito de depto! (Le estira la mano)
MARIANO – (Se pone de pie también) Si tú te animas, yo me tiro de cabeza, ¡compañera! (La abraza)
JULIÁN – ¡¡Eso!! Muy bien, muchachos…
CATY – Oigan, muchachos…
JULIÁN – (Los otros dos seguían abrazados) ¡MUCHACHOS!
ALEX – (Se sueltan) ¿Si?
CATY – Probablemente quieran ir a acomodarse.
MARIANO – Cierto, nos espera una larga noche por delante.
JULIÁN – En el depto hay una cama y unos colchones, así que fíjense cómo le hacen y si lo necesitan, se vienen a dormir aquí.
MARIANO – No, no va a hacer falta, le armamos la cama a Alex y yo duermo en el colchón, faltaba más…
ALEX – Es verdad, ya les hemos fastidiado bastante su luna de miel.
CATY – Ven acá, tonta, ¡no nos fastidian nada!
JULIÁN – Nosotros estamos felices de poder ayudarlos.
MARIANO – Gracias, hermano. (Se abrazan)
ALEX – Gracias, burra. (También se abrazan). Después vemos lo de la renta, ¿si?
JULIÁN – ¿Cuál renta, Alex? No hace falta, el depto es mío y no es necesario pagar nada.
MARIANO – Seguro que si lo es.
JULIÁN – Miren, vayan, acomódense y lo conversamos en otro momento.
ALEX – Pero lo hablamos.
CATY – Si, cabezona, luego finiquitamos los detalles. Ahora se van a su “nueva casa”.
ALEX – De nuevo, gracias, amiga.
CATY – De nada y ya, ¡lárguense!
MARIANO – (Agarrándola suavemente del brazo) Vamos, Alex, ¿no ves que aunque no parezca, están de luna de miel?
ALEX – Claro que si, ¡¡¡luna mieleros!!! (Se van)

"Quiéreme, (como te quiero yo)" - El verdadero amor te atrapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora