Capítulo 006

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Llegando al departamento de sus amigos, Alex y Mariano seguían conversando de lo que les estaba sucediendo, ya que en el trayecto desde la estancia hasta ahí, que fue de más o menos, hora y media, fue de lo único que hablaron…

ALEX – No te puedo creer que te dijera eso.
MARIANO – No, ni yo, pero eso me dijo, así como lo oyes.
ALEX – ¿Fue como una amenaza, una advertencia, o qué?
MARIANO – Mira, tratándose de Victoria, no tengo idea, nunca estoy seguro de a qué debo atenerme con ella.
ALEX – De veras que es rara esa respuesta, pero al menos reaccionó. Gonzalo estaba más preocupado por que no lo despidieran que por que lo estaba terminando… (Llegan a la puerta del departamento) ¿Me das las llaves, por favor?
MARIANO – Si, espera un momento. (Deja los bolsos en el piso, saca las llaves del bolsillo y se las entrega) Aquí tienes.
ALEX – Gracias. (Abre la puerta, entran los dos y cierra sin llave)  Deja los bolsos por ahí que después acomodo todo.

 El departamento tenía varios ambientes. Al entrar, se encontraba el living y detrás, con un merendero que los separaba, una cocina – comedor. Ellos se quedaron en la sala y se acomodaron en unos de los sillones que combinaban perfectamente con la mesita ratona del centro de la sala.

ALEX - ¿Quieres un café?
MARIANO – Si, por favor, gracias. (Deja los bolsos junto a la puerta) Me decías que Gonzalo no reaccionó…
ALEX – No, para nada.
MARIANO – Quizás no se haya dado cuenta de lo que pasaba.
ALEX – Quizás no le importe lo suficiente.
MARIANO – Cómo no le va a importar, Alex, ¡por favor! Se nota que es inteligente.
ALEX – (Intrigada, se ríe ante el comentario) ¿¿Inteligente?? Si lo es, pero ¿eso qué tiene que ver?
MARIANO – Todo. Un hombre inteligente, no pierde a una mujer como tú y ¡no le da importancia!
ALEX – (Más intrigada) ¿Y cómo soy yo? Apenas me conoces, no creo que sepas lo suficiente sobre mí. Al menos, no como para decir eso.
MARIANO – Te equivocas, Alex, no hace falta conocerte tanto. Apenas te vi, me di cuenta que valdría la pena hacer cualquier cosa por ti.
ALEX – (Muy intrigada) ¿Qué se supone que significa eso?
MARIANO – Es más que obvio que eres inteligente, dedicada, muy afectuosa, honesta y sobre todo, ¡eres leal! Hay que ser un tarado para dejarte ir así como así. Créeme, en cuanto se de cuenta de lo que pasó, vas a ver que te pide regresar.
ALEX – Mira que observador… ¿De todo eso te diste cuenta en una sola noche?
MARIANO – De eso y más, en realidad… (Se calla al darse cuenta que habló de más)
ALEX – (Súper, mega, re contra intrigada) ¿Qué más?
MARIANO – (Tratando de no echarse de cabeza) Ya te dije antes, tengo grandes referencias sobre ti y bueno, cuando te miré a los ojos, pude entender porqué Caty y Julián te quieren tanto. Ellos hablan mucho de ti.
ALEX – (Con cierta desilusión) Si, lo se, y yo los adoro a ellos. A Caty la conozco de toda la vida, es mi hermana del alma y Julián es un tipazo.
MARIANO – Es cierto, es un gran hombre.
ALEX – (Sirviendo el café) Sabes que de ti también me hablan mucho, siento que, de alguna manera, ya te conozco a través de sus palabras.
MARIANO – Me pasa lo mismo contigo, (agarra la taza de café) Gracias… (Suena el celular de Alex)
ALEX – Es un mensaje, aguárdame un momento. (Empieza a leerlo)
MARIANO – Seguro es Gonzalo que se dio cuenta.
ALEX – (Su rostro cambió totalmente) No, no puede ser…
MARIANO – (Preocupado) ¿Qué pasa?
ALEX – (Lo mira al borde de las lágrimas) ¡¡Ése viejo miserable!!
MARIANO – (Se pone de pie y se acerca a Alex, se sentía realmente mal de verla en ese estado) ¿Qué tienes, preciosa, qué te pasa?
ALEX – (Sin prestarle atención al “preciosa” y con las primeras lágrimas cayendo por sus mejillas) Me despidió, (levanta el rostro y queda casi pegado al de él) ¡Ese viejo idiota me echó!
MARIANO – (Con toda la ternura del mundo, la abraza fuertemente) Ven acá, preciosa… (Ella responde al abrazo) Tranquila, y no llores, por favor, me estás rompiendo el corazón.
ALEX – (Llorando, se separa un poco del cuerpo de Mariano) Perdón, no debo ponerme así… Ni me conoces y ya me ves chillando como mensa…
MARIANO – (Se ríe por el comentario, pero luego, la mira fijamente y se pone serio) No digas eso, serías de otra especie si no lloraras después del día tan difícil que has tenido.
ALEX – (Se estrecha nuevamente a él) Gracias, eres muy amable… (Se sentía muy bien en esos brazos)
MARIANO – Llora lo que te haga falta, no te preocupes por lo que yo pueda pensar… (Se sentía hermoso tenerla entre sus brazos) “¿Qué me pasa contigo, Alex?”, pensó…

"Quiéreme, (como te quiero yo)" - El verdadero amor te atrapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora