Capítulo 044

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La familia Echeñique, miraba a la invitada y no sabían si reírse o llorar. Lo único que nadie dudaba era que ese golpe, Maximiliano, lo tenía más que merecido. Máximo tomó a su hijo mayor del brazo y se lo llevó a su despacho. Alex se mantuvo en silencio y después de algunos segundos, saludó a todos con un deslucido “adiós” y salió rápidamente. Mariano fue tras ella.

MARIANO – (Deteniéndola en la entrada a la casa) ¡Amor, espera!

ALEX – No, no, no, ¡qué vergüenza, por Dios! Perdóname.

MARIANO – (Se ríe) No tengo nada que perdonarte, hiciste lo que todos ahí dentro deseábamos hacer.

ALEX – (Lo mira con gesto de “No seas ridículo”) ¡¡No seas ridículo, Mariano!! ¿No viste lo que acabo de hacer?

MARIANO – Si que lo vi. (Sigue sonriendo)

ALEX – ¡Deja de reírte! (Notoriamente apenada) Tu familia debe estar odiándome…

MARIANO – (Levantándole el mentón con su mano) Para nada, ninguno te odia… Bueno, probablemente Maximiliano si, pero sólo un poco… Además, ¿qué importa eso? Lo que cuenta es que yo te estoy amando más…

ALEX – Mariano…

MARIANO – Nada, mi vida, nada… Tranquila.

ALEX – (Mirando hacia dentro de la casa, se da cuenta que la familia de Mariano los está esperando) Vuelve con ellos, se nota que tienen que conversar.

MARIANO – No, yo me voy contigo.

ALEX – (Lo abraza) No, yo te espero en el carro, tú ve a hablar con ellos.

MARIANO – ¿Segura?

ALEX – Segura… Ve de una vez… (Se abrazan y se besan).

Mariano vuelve con su familia y Alex se queda dentro del auto. Mientras tanto, Perla va al despacho de Máximo para ver cómo se encuentra su hijo. Cuando entra, ve que su marido está haciéndole unas curaciones a Maxi, que se quejaba y lloriqueaba como niño chiquito.

MÁXIMO – Quédate quieto, Maximiliano, ¡así no puedo curarte!

MAXI – ¡Es que me duele, papá! ¿Me rompió la nariz, verdad?

PERLA – (Entrando) Y si lo hizo, bien merecido te lo tienes.

MAXI – ¿La vas a defender?

PERLA – No me provoques, hijo, que independientemente de lo que piense de esa muchacha, tú eres una vergüenza y lo que quisiste hacerle, no tiene nombre…

MAXI – La estaba poniendo a prueba, mamá…

MÁXIMO – ¡Quédate quieto, por favor!

PERLA – ¿A prueba de qué? A mi no me quieras engatusar, Maximiliano, ¡TE CONOZCO DE SOBRA!

MAXI – ¡Mamá!

PERLA – ¡¡Nada!! Mejor cállate y deja que tu padre termine eso.

MÁXIMO – (Terminando la curación) Bueno, ya está. Quédate quieto un rato.

MAXI – Gracias, papá.

MÁXIMO – No, gracias, no. Y más te vale que tengas una buena explicación para lo que intentaste hacer.

MAXI – Pero, papá…

MÁXIMO – No puedo creer tu cinismo, Maximiliano y si tu hermano entra ahora mismo y te muele el alma a palos, va a tener todo el derecho y toda la razón de hacerlo…

Como si hubiera escuchado a su padre justificando de antemano sus intenciones, Mariano entra al despacho de su papá junto a sus hermanas y a Nicolás. El morocho se le va encima a su hermano y Máximo y Nicolás logran detenerlo antes que lo agarre.

"Quiéreme, (como te quiero yo)" - El verdadero amor te atrapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora