Fredag, 21:32.

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Después de la conversación con Isak en los vestuarios, todo mi mundo se había venido abajo. Era como si hubieran cogido un martillo y me hubieran golpeado con él en mi corazón hasta hacerlo trozos. Así que simplemente salí de ahí y vagué por el instituto hasta que conseguí calmar mis ganas de llorar un poco. Después de eso decidí irme a mi casa. No podía concentrarme en las clases ni en nada ahora mismo. Todos mis sentidos estaban totalmente taponados. No podía percibir bien lo que había a mi alrededor, solo sentía una gran pesadez que me iba consumiendo poco a poco.

Llegué a casa y después de soltar mi mochila y abrigo, simplemente me tiré en mi cama. Empecé a pensar en todo lo que había dicho Isak, en cómo eso afectaba a nuestra relación. Y de repente, solo veía negro, no veía ninguna salida para nosotros dos juntos, no podía creerme que así iba a acabar todo. Ni siquiera le había contado a Isak la verdad, pero no lo veía necesario. No quería hablar con su madre porque deliraba un poco así que no querría saber nada de mí. Fin del asunto. No había nada más, mi relación con él terminaba así y eso me dolía profundamente en el pecho. Que me estuvieran clavando una katana dolería menos.

Poco a poco fui sucumbiendo a esa tristeza que habías surgido en mi corazón hasta que no pude más y empecé a llorar. Estaba tirado en la cama, tumbado de lado, hecho una bola, y las lágrimas no paraban de salir de mis ojos. Hacía mucho que no lloraba así. No era un llanto normal, era toda mi desesperación saliendo por mis ojos. Lloré tan fuerte que noté que me quedaba sin respiración. Me estaba ahogando entre mis propias lágrimas literalmente. Pero no podía parar, intenté calmarme pero no podía, la idea de dejar a Isak para siempre me venía a la mente una y otra vez y provocaba aún más dolor.

Después de un tiempo, mis fuerzas no dieron para más así que simplemente me deje llevar por el sueño. Había perdido la noción del tiempo hasta que escuché la voz de mi madre entrando a casa.

- Even, ya estoy en casa- gritó mi madre desde la puerta e hizo que me despertara.- ¿Cariño?

Dijo y se quedó muda en la puerta. Me imaginé lo mal que lo tenía que estar pasando viéndome. Entrar a tu casa, ir a saludar a tu hijo y encontrarlo en su habitación completamente a oscuras con la ropa arrugada y los ojos hinchados de llorar. Mi madre no se merecía verme así, no se merecía sufrir tanto por mi culpa. Así que controlé todas las fuerzas que me quedaban para esbozar una sonrisa.

- Voy a entrar, ¿de acuerdo?- dijo ella y se acercó hasta mi cama palpando la superficie para ver donde estaba.

- De acuerdo- dije yo con la voz ronca por haber estado llorando.

- ¿Qué ha pasado?- dijo ella mientras se tumbaba a mi lado y empezaba a acariciarme el brazo.

- Isak- respondí yo entrecortadamente.

- ¿Qué ha pasado, Even, por Dios?- preguntó con una gran preocupación en su tono.

- Nada, simplemente iba a confesarle todo y dijo literlamente "mi vida está mejor sin personas enfermas mentales en ella"- dije yo con la voz cortada porque sentía como venía de nuevo el llanto.- Así que no le dije nada, supuse que no querría saber nada de mí si se lo contaba.

- Cielo,- dijo mi madre abrazándome- nadie dijo que fuera a ser fácil o que todos lo entendieran.

- Ya lo sé- contesté intentando contener las lágrimas.- Es solo que le quiero, mamá.

- Entonces, no te des por vencido. Haz algo que le haga ver lo mucho que le quieres.

- ¿Algo como qué?

- Algo... No sé- dijo ella pensativa.- Como ese dibujo que le dejaste antes de irte el domingo, por ejemplo. Seguro que le gusta y se da cuenta de lo mucho que le quieres así que cuando le cuentes sobre tu enfermedad la aceptara.

- No sé.

- Piénsalo. Y mientras puedes volver a hablar con Sonja, ¿no?- dijo mi madre sonriendo y levantándose de la cama.- Ahora te apetece que preparemos juntos tu comida favorita.

Mi madre era la mejor del mundo, aunque estuviera en un estado de depresión muy grande siempre sabía cómo hacerme sonreír y sentir mejor.

Al día siguiente, me quedé en casa reviendo algunas de mis películas favoritas, en concreto Pretty Woman, y relajándome un poco. Sabía perfectamente que no estaba bien saltarme tantas clases de instituto pero si iba no podría concentrarme. Por la tarde, Isak me mandó un mensaje para quedar o hacer algo juntos. Pese a lo que me gustaría, tuve que contestarle que no íbamos a vernos en un tiempo y que las cosas habían ido demasiado rápido. Leí y rescribí ese mensaje 500 veces. No me parecía correcto decirle eso a Isak, sabía que le destrozaría, pero necesitaba tiempo para pensar. Así que le di a la tecla de enviar con todo el dolor de mi corazón.

Al día siguiente, Sonja me llamó para ver cómo me había ido con Isak. Yo le agradecí que me llamara y que se preocupara por mí. Además le conté todo lo que había pasado y como había llegado a la conclusión de que sería mejor no contarle sobre mi enfermedad. Ella me dijo que iba a estar ahí siempre que la necesitara y un montón de cursilerías más. No sé cómo al final acabó enredándome para quedar y vernos esta noche en una fiesta y así hablar más del tema.

Así que ahí estaba yo un viernes noche intentando aparentar ser un chico normal como el resto de los que había en la fiesta, mostrando mi mejor sonrisa para ocultar mis preocupaciones de verdad. Al principio no estaba muy seguro de ir a esa fiesta, pero mi madre acabo convenciéndome de que me vendría bien para despejar un poco mi mente. También estaba preocupado de poder encontrarme a Isak por aquí, pero no lo había hecho hasta ahora. Solo me había encontrado a un compañero de clase y estábamos los dos charlando tranquilamente en un rincón.

Rato después, vi a Sonja. Ella vino hacia mí rápidamente, me saludó y yo le respondí con una sonrisa. Realmente estaba encantado de verla allí porque quería charlar con ella y que me aconsejara. Sin embargo, ella puso su mano en mi cuello y se acercó más a mí. Ahí fue cuando me di cuenta de que no había sido una buena idea venir.

Ella me besó y yo le correspondí, aunque sin ganas. No quería besarla, no quería besar a nadie que no fuera Isak. Intenté disimularlo un poco y creo que nadie, excepto quizás mi amigo, se dio cuenta de que hice una mueca de disgusto al besarla.

Seguimos hablando un poco más hasta que otro chico se acercó a mi amigo y le dijo algo.

- Ese chico de segundo por el que siempre estás preguntando se ha peleado en la puerta con un amigo suyo, por si quieres saberlo, Even- me contó a mí entonces.

- ¿Qué? ¿Por qué?- le pregunté yo intentando controlar un poco mi preocupación.

- Al parecer es gay y su otro amigo, que es musulmán, le ha insultado por eso o no sé qué mierda- contestó y después levantó los hombros en señal de que no sabía más.

No me creía realmente que el motivo de la pelea fuera ese. Lo único que me importaba realmente en ese instante era que Isak había estado en la fiesta y que seguramente me había visto besar a Sonja. Además, habría pensado que estoy jugando con él o que no había ido en serio. Tenía que demostrarle que se equivocaba, que lo quería y que si que iba en serio. Y, para ello, ¿qué mejor que utilizar el plan de mi madre?

He's manic {Evak}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora