Arrepentimiento

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El trayecto fue sumamente silencioso, tampoco era como si fuera algo extraño... no era algo anormal, pero lo extraño e incómodo era el ambiente que estaba rodeando a Kageyama como si advirtiera desde antes que no quería recibir preguntas al respecto, solo una caminata normal con alguien que lo despejara... ¿era tan tonto como para dejarme ocupar de ese modo? No, no... eso hacen los amigos ¨los... amigos¨. Y con un suspiro fugas entre mis labios, junto a la distracción de mi cabeza, choque con mi compañero de adelante.

— ¿Pasa algo?

— ¿Qué? — lo miré extrañado antes de ladear mi cabeza confundido.

Al principio de verdad no había captado su pregunta, pero esos ojos simplemente estaban penetrando los mío a tal punto de desesperarme ¨es como si pudiera leerme¨; y así, angustiado solo pude voltearme para buscar protección evitándolo, por lo menos así pude reírme

¿De que hablas? Solo pensaba en el partido que perdimos... estoy frustrado, pero... ya no más!- a veces... cuesta tanto mentir — ¿tú igual piensas lo mismo? No es normal ver un Alfa en ese estado tan depresivos, pronto podremos volver a jugar — ah... de verdad que cuesta mucho.

Mordí con brutalidad mi labio inferior, tratar de animarlo con ese mensaje indirecto y no poder ir al grano por temor a lo que le pudo haber pasado. Pero mientras me torturaba la mano ajena se posó en mi cabeza para desordenar mis cabellos logrando que mi corazón latiera tan rápido como si hubiera corrido una carrera.

— Tienes razón — así al voltear para poder mirarlo su sonrisa me robo el aliento

—¿ por qué eres así de cruel? — susurre antes de adelantar mi paso para tararear una canción.

Siempre pasaba, ya cuando perdía la fe, Kageyama encontraba esa forma, inconscientemente, de amarrar mi corazón a él ¿Cómo un cuervo puede volar si se encuentra en una jaula? Rompiéndola, pero ¿Cómo romperlas? Están fácil decirlo y no hacerlo, ya que este idiota ni se da cuenta del peso de sus acciones.

Rápidamente, 5 minutos para ser exactos, llegamos a su hogar, no había nadie, de hecho, era la primera vez que entraba a esta y para ser exactos... no era como me la imaginaba. Un ambiente frío a pesar de que las ventanas estaban cerradas, no se podía encontrar ese ambiente familiar que tenía en mi casa, era solitario. Pero sin más, solo me quite los zapatos para poder ingresar después de haber pedido permiso.

¿5 cervezas? ¿10? ¿20? No podía llevar la cuenta de todas las que había ingerido ese Alfa que estaba sentado al frente mío y que, yo con suerte, iba en la mitad de la primera. Miraba incomodo la hora para después ver la puerta, la extraña sensación de que había sido una mala idea venir se acomodaba en mi mente, pero tampoco sabía cómo emprender la retirada notándolo en ese estado de frustración.

— Oye —Di un suspiro tratando de llamar su atención, pero de algún modo no tuve respuesta alguna — ¿Puedes ponerte de pie?, idiota

El tic-tac del reloj volvía para interrumpir el silencio, aunque después de unos segundos vi cómo el contrario ocupo sus brazos para trata de levantar su torso de esa mesa ¨menos mal¨, se había logrado poner de pie para dar unos leves pasos que de a poco fueron perdiendo pasos.

Por algo de instinto fui a su rescate para evitar su caída, aunque la diferencia de mis fuerzas contra su altura y peso nos llevaron al piso por completo, Kageyama no era tan liviano como se veía, además, cuando ya estaba a punto de retarlo para que cooperara en ponerse de pie, este tan solo me abrazo ocultando su cara en mi cuello... una humedad se presentó y pude comprender que por fin estaba llorando, que estaba soltando todo lo que se había aguantado en el camino ¿Cómo poder irme ahora? Imposible. Solo pude acariciar su cabeza para tratar de ayudarlo y cuando se calmó se volvió al intento de volver a llevarlo a su habitación.

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