Renace

2.6K 203 61
                                    


Sabía dentro de su corazón que no había sido una buena idea, de verdad que algo en él le había dicho que recapacitara antes de caer en su mirada, si hubiera seguido sus instintos de seguro ahora mismo no estaría en ese enrollo... Uno en donde Kageyama miraba de forma asesina a una inocente señora de edad por no haberle cedido el asiento preferencial.

Con un suspiro prófugo de sus labios, desvió forzadamente la mirada mientras posaba con cuidado una de sus manos en su vientre de seis meses, por ahora el menor de la pareja planeaba hacerse el desentendido... En verdad no estaba tan cansado, y las probabilidades de caerse se veían anuladas en cero cuando uno se daba cuenta que el firme brazo del pelinegro estaba posado con sumo cuidado en su cintura.

Las estaciones faltantes pasaron, y después de un gran ajetreo entre la muchedumbre lograron bajarse en su destino con calma... o bueno, eso había sido en un principio lo planeado, si o hubiera sido por la señora y por el futuro padre que se habían puesto a pelear en pleno trayecto

–¡Y para la otra, mejor baje de peso y no ande con esos horrendos zapatos! – Pronunció "sutilmente" el caballero de Karasuno, mientras era arrastrado por los brazos del Omega.

–Guarda silencio – Un grito casi ahogado fue lo que logró callar la muchedumbre que no paraba de hablar de lo ocurrido, sin embargo la voz particular de Hinata no pasó desapercibida por Kageyama, quien al ver el rostro colorado y penoso de su compañero no le quedo de otra que ponerse las manos en los bolsillos antes de pegar un chasquido al verse vencido.

Puede que muchos se pregunten el como llegaron a esa situación después de la última vez... Claramente la futura madre finalmente había sido dada de alta, la bebé estaba bien, había recuperado el peso ideal para su desarrollo y la situación ya no ameritaba el incesante monitoreo.

Era un poco gracioso, pero Nishinoya siempre comentaba a viva voz cuando estaba a solas con Hinata que cada día más la menor se iba pareciendo a él, aunque muy por el contrario, Kageyama decía que su hija tenía claras señales de tener sus rasgos ¿Y el Joven Hinata?.... Bueno, con que siguiera sana él ya se conformaba, al parecer un poco de madurez espiritual también habían llegado a él después de todo lo ocurrido.

Sin embargo todo ese pequeño alivio que demostraba tenía sus razones, y es que por ahora su padre volvió a su vida en el extranjero, el mayo deseaba que la boda fuera algo masivo y destacado en su país natal, tal vez no era la mejor idea, pero si seguirle la corriente lo mantenía lejos... mejor ¿no?

Si se preguntan por la relación de Suga y Kageyama, al parecer todo marchaba bien, lo único que se sabía gracias a la información que se corría de boca en boca entre los chismosos era que se había creado un acuerdo mutuo, uno en donde una semana se quedaría con el peliblanco y en la otra con el otro, tal vez suena todo muy conveniente.... Todo muy bueno para ser perfecto, perfecto dentro de lo que cabe de la situación.

–Creo... que es momento de despedirnos– Habían caminados solo unas cuantas cuadras en el Andén, unas cuadras que simplemente se habían hecho las más infernales para ambos.

–¿Tan pronto?... ¿Por qué no me dejas que- – Comento apenas el pelinegro mientras desviaba un poco incomodo la mirada.

– No– Con el tono más firme posible Hinata se quedó mirando al contrario mientras intentaba apreciar su rostro ¿Habría sido una falta de respeto interrumpirlo y alargar más sus distancia? ¿O era peor perdonarlo como si nada por el simple hecho de haberlo salvado de su padre?

– Ella también es mi hija– Justo cuando el metro había pasado, Tobio tomó un poco de valor como para susurrar ese comentario que muchas veces sentía querer demostrar... sin dudas algunas se sentía cobarde, muy a sus adentros se reía de si mismo ¿Por qué Hinata no simplemente le dejaba acompañarlo a sus revisiones mensuales?

Caminos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora