Cinco

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La última semana ha sido una lata, a mi padre le dio por ponerse infantil. La verdad me da mucha gracia su actitud ya que en todo caso quien debería estar molesto soy yo ¿cierto? Fue a mi a quien dejarón tirado a mitad de camino...y encima ahora se le da por ponerme a hacer cualquier tarea...por denigrante y estúpida que sea.

Gracias a eso he estado trabajando día y noche como si fuera un críado ¿y así espera que el resto de la manada me considere un alfa? Sin embargo he estado haciendo todo lo que me pide sin rechistar ¿por qué lo hago? Simple, se que le hincha las pelotas que no me rebele. Lo siento pero si mi padre espera que le de una razón para seguirme tratando como basura, va a tener que esperar sentado.

Al menos por hoy he terminado y ya puedo descansar tranquilamente en mi habitación, aunque tampoco es del todo bueno ya que no consigo conciliar el sueño, por alguna extraña razón mi lobo ha estado demasiado inquieto. Lo que es extraño ya que la luna llena aún esta lejos...me recuesto en la cama con la vista clavada en el techo.

Tal vez debería salir un rato a caminar por el bosque, hace varios días que no lo hago y tengo que ser sincero conmigo mismo...necesito saber que ha pasado con colmillos. Si, ya sé que es estúpido querer acercarme nuevamente al chupasangre pero es que me causa tanta curiosidad su peculiaridad...

Me pongo de pie y me asomo a la ventana para asegurarme de que no hay nadie cerca. No necesito ser un genio como para saber que mi padre tiene a alguien. "cuidandome" no sé que es lo que piensa, tal vez cree que en cualquier momento me saldrá el lado psícopata y voy a terminar matando a toda la manda para luego incendiar la casa y por último suicidarme. No me sorprendería que pensara de esa manera. Afortunadamente no hay nadie fuera.

Sin pensármelo dos veces salto desde la ventana aterrízando suavemente sobre mis pies, para un hombre lobo...dos pisos de altura no son nada. Bien, momento de dejar de sentirme invencible y correr.

¡Maldita sea! Como extrañaba la sensación del viento revolviéndo mi cabello, es idescriptible lo libre que me siento cuando corro por el bosque, es aquí donde puedo ser yo mismo sin necesidad de complacer a nadíe y también es aquí donde puedo respirar sin temer que mi padre aparezca en cualquier momento para tirar mierda sobre mi.

Voy hasta el manantial y antes de que aparezca en mi campo de visión, siento su aroma. Ese aroma dulce y empalagoso.

¡Vaya! Pero miren que tenemos aquí. Colmillos esta parado a la orilla del manantial con la vista clavada en el agua. Hoy parece menos desaliñado que antes. Lleva una camisa gris y unos pantalones negros a su medida, afortunadamente no lleva esa fea sudadera que lo hace lucir como un vago.

Camino sigilosamente y paro justo detrás de él, al instante mi lobo se pone alerta, pero no para atacar más bien parece...¿emocionado?  No sé que carajos le pasa. Lo ignoro y vuelvo a centrarme en mi misión.

—¡Bu!— susurro en su oído y da semejante brinco que tengo que tomarlo por la camisa para que no caíga al agua. — Tomarte por sorpresa es toda una experiencia. — digo entre risas.

—¡Ataudes!— grita indignado —¡Me asustaste!

—Esa era la idea.

—Isi Iri li Idii...— se burla rodando los ojos

—¿Qué fue lo que dijiste? — retrocede un paso y sonrie nervioso.

—Y-yo...nada.

—Bien, eso fue lo que pensé. — me enseña la lengua de forma infantil y se cruza de brazos luciendo molesto....joder, como necesitaba esto. —¿Me extrañaste? —La malicia en mi voz es evidente.

—¡claro! De hecho creí que no volverías...— su tono triste me toma por sorpresa. — Creí que ya no querías ser mi amigo.

—Desaparesco un par de días y ya te armas todo un drama.

Lunas opuestas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora