Catorce

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(Levka)

Estoy realmente emocionado...y también asustado, es la primera vez que Miller y yo pasaremos tanto tiempo juntos. No es que tenga miedo de él, lo que sucede es que las últimas veces que nos hemos visto, me he dado cuenta de la manera en la que me ve, como si estuviera a punto de saltar sobre mi y devorarme. Tampoco soy tonto, soy consciente de que los besos en algun punto dejaran de ser suficientes y que como en toda relación debemos dar el paso...sin embargo me aterra no estar a la altura de lo que el espera.

Para empezar, nunca he estado con otra persona de manera romántica, no digamos en situaciones más intimas y de solo pensarlo me hace temblar. Deseo a Miller, claro que lo hago, pero eso no cambia el miedo que siento y me avergüenza decírselo.

Suspiro y termino de guardar las tres mudadas que llevare conmigo. ¡Es la primera vez que iré de campamento! Y me emociona aún más saber que iré con mi querido lobo.

—Sigo pensando que esto es una mala idea.

—¡Irina! Casí me matas del susto.

Últimamente estoy tan disperso que me cuesta concentrarme en lo que tengo a mi alrededor y eso me asusta.

—Si papá y mamá se enteran de a donde iras realmente, se enojaran mucho y sabes que eso es peligroso. —Acomoda su largo cabello por sobre su hombro y cualquiera pensaría que su ceño fruncido es por enojo pero yo que la conosco se que es pura preocupación.

—Lo sé, pero es la única forma de pasar tiempo juntos. Soy consciente de que estamos arrieagandonos demasiado pero...

—Pero quieres estar a solas con tu chico ¿eh?— mueve sus cejas de manera sugerente y sonrie maliciosa. Ella si que sabe como ponerme incómodo.

—Cla-claro que no.

—Ajá, lo que tu digas. —se acerca y toma mis mejillas entre sus manos. —solo tengan cuidado y por favor llámame si algo sale mal, sabes que aún no confío del todo en ese licantrópo.

—Esta bien, lo prometo.

Se que las cosas podrían salir mal pero tanto Miller como yo tenemos a alguien que nos respalde, en mi caso es Irina y el el suyo es William. Además a nuestros padres les hemos dicho que acamparemos con Eliz y "otros amigos". Con suerte no tendremos  complicaciones.

Corro por el bosque ansioso por encontrame con Miller y no me toma demasiado tiempo localizar su aroma. Esta recostado contra un árbol y a sus pies tiene una enorme mochila.

—Hola...—Susurró en su oido y el sonrie y me rodea con sus brazos, transmitiéndome esa seguridad que solo el puede darme.

—Hola, vampirito. —Me besa suavemente y luego desliza su boca hasta posarla en mi cuello. Le gusta mucho hacer eso.

—¿Y dónde esta la tienda? —Pregunto al no ver más que su mochila.

—Bueno...—Luce nervioso. —Veras, la manada tiene una pequeña cabaña que esta a unos cuantos kilométros de aquí, esta en medio del bosque y no suelen usarla  muy amenudo...así que pensé que tal vez sería buena idea ir ahí. Tendriamos mas privacidad.

Me ve de una manera...que hace que mi estomago se contraiga de una forma extraña.

—Esta bien, me gusta la idea.

Sus ojos se iluminan al instante y sonrie antes de darme un beso rápido.

—Pues vamonos, quiero aprovechar cada segundo contigo antes de tener que volver a escondernos.

Nos ponemos en marcha y ya que no necesitamos de un transporte no hechamos a correr a una velocidad que para un humano sería impresionante, pero para nosotros es normal.  Los árboles pasan a nuestro lado como si fueran imagenes borrosas o pinturas corridas, el verde y el café mezclandose entre sí. Los animales pequeños huyen ante nuestra apresudara carrera y los ciervos y coyotes se limitan a observarnos a sabiendas de que no queremos hacerles daño.

Lunas opuestas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora