Capítulo 6

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Sasha abrazaba con fuerza a su único sobrino, tenía lágrimas en los ojos.

-Adiós, mi pequeño Yuratchka. -Susurró con su voz maternal. Ella era tan parecida a su madre, que Yuri sentía que su corazón se rompería en cualquier momento.

-Adiós, tía Sasha. Cuídese por favor. -Le dijo con toda sinceridad. -Y... por favor... Deje girasoles en sus tumbas de mi parte. Y digales que los quiero mucho. -Susurró en el oído de la rubia mujer, quien derramó al fin sus lágrimas. Y soltó un pequeño sollozo ahogado.

-Sí, Yuratchka. Te lo prometo. -Dijo con voz rota.

-Gracias, tía Sasha. Nos vemos. -Abrazó brevemente a la mujer y luego se situó junto a su abuelito. Su héroe.

-Dile a Viktor que lo echaré de menos. -Le dijo Nikolai a su hija mayor. -Cuidense, Sasha. Por favor.

-Sí, padre. -La mujer asintió. -Buen viaje. -Deseó.

-Gracias, hija. -Nikolai y Yuri comenzaron a caminar hacia el interior del aeropuerto.

-¡Yura! -Gritó Sasha. El anciano y el niño detuvieron su andar y voltearon al mismo tiempo. -Espero que tu cerdito te siga haciendo feliz. -Dijo con una pequeña risita. Tenía los ojos rojos e hinchados, la nariz roja también y el cabello desordenado por el viento; pero para Yuri fue la segunda mujer más bella que había visto en su vida.
Ninguna superaría a su madre.

Nikolai río también y Yuri sintió burbujear la alegría en su pecho.

-¡Sí!

Ese era el último recuerdo que Sasha tenía de su único sobrino y su padre. Ambos alejándose hacia una nueva vida y otro país.

-Cuídalos, Juliet. Por favor. -Susurró con las manos entrelazadas sobre su pecho y con la mirada perdida en el cielo nuboso.

😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭

Yuri sentía que un agradable calor y comodidad lo invadían. No quería despertar nunca.

Además estaba ese olor tan familiar y agradable... tan cerca de su nariz.

Una sonrisa pequeña y bella surgió en sus labios. Mientras hundía su nariz en una zona cálida y suave. ¿Qué sería?

De pronto, sintió movimientos a su lado y no tuvo más opción que abrir los ojos para saber qué ocurría. Fue entonces cuando vio a Yuuri a su lado.

El castaño aún estaba dormido e intentaba girar en la cama, pero no podía pues el rubio mantenía un abrazo posesivo en su cintura, cosa que avergonzó totalmente al ruso. Sin embargo no lo soltó porque temia que Yuuri despertara y se diera cuenta de la vergonzosa posición en la que estaban.

Rápidamente Yuri sintió que sus mejillas ardían levemente, y que su corazón latía un poco más acelerado de lo normal.

Cálmate. Se ordenó. No es como si nunca hubieras abrazado al cerdito.

Cerró sus ojos y dejó que el japonés por fin se girara. Aun así, no lo soltó porque a pesar de lo vergonzoso de la situación, se sentía bien teniendo a Yuuri tan cerca de él.

Sin embargo es la primera vez en años que lo abrazo. Reflexionó. Había olvidado lo bien que se siente tener su olor tan cerca.

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