Celos Delatores

Capítulo 11

Apenas Nikolai terminó la frase, Yuuri sintió que todo a su alrededor se congelaba. Solo podía oír los latidos de su corazón y su respiración agitada. Sus ojos no abandonaban el rostro angustiado de sus padres y el del abuelo Nikolai.

-¿Qué? -Susurró, en medio de la parálisis que sufrían su cuerpo y su mente. Había escuchado perfectamente, pero aún no podía creer lo que había oído. -¿Cuándo?

Su madre alzó la cabeza y Yuuri pudo ver sus ojos rojos e hinchados. Era obvio que había estado llorando.
Todos apreciaban mucho a los Plisetsky. Su madre veía a Yuri como un hijo más.

-Anoche no llegó a dormir. Nos nos dimos cuenta a qué hora se fue. Solo... desapareció... -Explicó Hiroko, con la voz rota. -Llamamos a Yuko esta mañana y ella nos juró por su vida que Yuri no estaba con ella...

-Y le creemos porque se puso a llorar cuando le dijimos que no tenemos idea de su paradero. -Toshiya complementó la respuesta de su esposa como habitualmente hacía.

-Yuuri... ¿tienes alguna idea de por qué se fue sin avisar? Lo hemos llamado un centenar de veces y no contesta. No contesta porque no quiere hacerlo, ya que la llamada sigue y sigue hasta no tener respuesta. -Explicó Nikolai.

Yuuri frunció ligeramente el ceño mientras pensaba. Él no había hablado con Yuri durante dos meses, apenas lo había visto un par de segundos en los pasillos de la casa, durante las comidas y muy pocas veces en la escuela.

-No lo sé, Nikolai-sama. Todos ustedes saben que Yuri y yo estamos peleados. Él... no quiere ni verme ni hablarme desde hace dos meses. Sé que se ha refugiado en Yuko. Por lo que creo que ella es la más indicada para responder a esa pregunta. -Respondió el japonés, cabizbajo.

-Le pregunté a la señorita Yuko si sabía algo. -Dijo Nikolai suspirando. -Pero ella dice que no habla con Yuratchka desde ayer en la mañana.

-Tenemos que ir a buscarlo. -Dijo Toshiya, poniéndose de pie. -No podemos esperar más.

Los dos mayores asintieron. Y Yuuri se mordió el labio inferior, preocupado por el rubio.

-Despertaré a Vitya para que nos ayude. -Informó Nikolai, poniéndose de pie luego de darle un último sorbo a su té.

-Yo haré lo mismo con Mari. -Dijo Yuuri, pasándose las manos por el cabello. Estaba totalmente preocupado. Aún no podía detener los latidos de su corazón.

Además, ante la mención de Viktor, su corazón se estrujó un poco. Aún se sentía terrible por rechazar a su amigo, sin embargo, sabía que había hecho lo correcto.

Luego de que Mari y Viktor estuvieran listos para salir, todos se reunieron en la entrada del onsen para planificar quienes irían a buscar a Yuri en tal y tal lugar.

Buscarían en parejas: Toshiya y Hiroko; Mari y Yuuri; Viktor y Nikolai. Aunque originalmente el de anteojos y el de cabello gris habían sido emparejados, pero Nikolai vio la tristeza en los ojos de los muchachos y cambió las parejas.

Así, las tres parejas se aventuraron en las calles de Hasetsu.

Hiroko y Toshiya irían al centro, a buscar en el pequeño centro comercial. Yuuri y Mari irían a los parques y a la escuela. Viktor y Nikolai recorrerían la playa y las casas cercanas al onsen y a la de Yuko.

Mientras el matrimonio Katsuki recorría las tiendas de animal print, Viktor y Nikolai se encontraban caminando hacia la casa de Yuko.

-Así que... -Comenzó el anciano, al notar que su nieto mayor estaba inusualmente silencioso y cabizbajo. -Se lo dijiste, ¿no es así?