Capítulo 1

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Nada ni nadie podría quitar la sonrisa presente en su rostro ese día. ¡Un día maravilloso, el mejor en años!

Su abuelo y él se irían de viaje. Ellos dos, solos. ¡Y aún mejor: a otro país! Sin el molesto de su primo Viktor o su tía Sasha (la madre de Viktor y hermana mayor de su madre).

El destino era Japón. Más específicamente Hasetsu, Kyoto; donde su abuelo tenía a unos queridos y muy antiguos amigos que les esperarían en una casa caliente, con una cena y cómodas camas.

-¿Ya has visitado antes Japón, abuelito? -Le preguntó cuando estaban en el aeropuerto, haciendo la fila para dejar sus maletas.

-Sí. -Respondió Nikolai, con una suave sonrisa. Era un hombre de pocas palabras, pero a Yuri eso no le molestaba. Sabía que su abuelito lo amaba con toda el alma, ¡igual que él!

-¿Y cómo es allá? -No pudo evitar preguntar, tirando de la manga de la chaqueta del anciano, levemente ansioso.

-¿No preferirías verlo tú mismo y sorprenderte? -Le dijo su abuelo, con una dulce sonrisa mientras acariciaba fugazmente sus cabellos.

-Tienes razón, abuelito. -Asintió el pequeño Yuri, buscando con timidez la mano de su héroe. No le gustaban mucho los lugares donde había tanta gente. Se sentía cohibido.

Muchísimas horas después -Yuri había dormido durante casi todo el vuelo- por fin llegaban a uno de los aeropuertos de Japón.
Yuri ya sabía leer, pero no lograba hacerlo con esos símbolos tan raros.
No pudo evitar preguntarle a su abuelito:

-Abuelito, ¿qué son todos esos símbolos? No puedo leer nada. -Aquella pregunta y la pequeña queja que le siguió, hicieron reír abiertamente a Nikolai.

-Es la forma de escribir de los japoneses. -Fue su sencilla respuesta. Yuri sólo asintió y se sujetó con fuerza a la mano de su abuelo.

-¿Tus amigos vendrán a buscarnos? -Le preguntó cuando ya habían conseguido sus maletas y caminaban hacia la salida.

-Sí, Yuri. Nos esperan en el estacionamiento del aeropuerto. Son buenas personas, así que quiero que seas amable con ellos, ¿me entiendes?

-Sí, abuelito. -Respondió dócilmente.

-Ellos tienen un hijo casi de tu misma edad. Tal vez puedan ser amigos. -Comentó Nikolai.

-¿Qué edad tiene él? -Preguntó curioso.

-Creo que dos años más que tú.

-Espero que no sea alguien aburrido. -Nikolai río suavemente, y apresuró el paso. Quería tumbarse en una cama pronto y descansar sus piernas y espalda.
Y escapar un rato de las constantes preguntas de su nieto de cinco años.

Apenas salieron al estacionamiento, Nikolai pudo ver a su joven amiga Hiroko agitando animadamente sus manos hacia ellos.

-¡Nikolai-san! -Saludó con sus ojos castaños brillando. Hiroko corrió hacia ellos. -¡Ha pasado tanto tiempo, mi amigo!

-Hiroko-san. -Saludó Nikolai con una suave sonrisa. Yuri no había entendido nada más que el nombre de su abuelo y el de la mujer. Pero no preguntó nada, aunque quiso hacerlo.

-Mi esposo no pudo venir, tenemos muchos clientes esta semana. Pero traje a mi Yuuri conmigo. -Señaló a un tímido niño de cabello castaño que se escondía detrás de ella, y que Yuri no había visto.

-Hola, Yuuri-kun. -Saludó Nikolai. Nuevamente Yuri no entendió nada. Pero esta vez ni siquiera pensó en preguntar algo, pues su mente estaba llena de pensamientos sobre las travesuras que haría en Japón en compañía de ese cerdito.

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