Capítulo 14

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Luego de su muy breve conversación, ambos se quedaron en silencio. Pasaron más de diez minutos sin decir nada o mirarse, ambos concentrados en los recuerdos que les traían las personas cuyos nombres estaban escritos en las tumbas frente a ellos.

Viktor suspiró y decidió que era hora de volver a casa. Tenía que repasar los apuntes que tenía para no llegar tan perdido a las clases de la Universidad; además, estaba empezando a helar demasiado.

El de cabello gris se preguntó si debía despedirse del chico o no. Al final optó por hacerlo, ya que el desconocido lo había ayudado desinteresadamente.

-Me voy a casa. -Dijo en voz baja, un poco nervioso. -Gracias, otra vez. No sabe cuánto significó para mí que hablara conmigo hace un rato.

-No hay de qué. -Fue la seria respuesta que recibió. -Tenga cuidado.

-Igualmente.

Viktor sonrió un poco antes de comenzar a caminar lejos de las tumbas de sus tíos y del chico. Cuando se había alejado más de diez pasos, la curiosidad y un impulso hicieron que gritara:

-¡¿Cuál es su nombre?!

El desconocido por fin giró hacia él, pero con la nieve cayendo con tanta fuerza, Viktor no pudo ver gran cosa.

-¡Christophe! -Gritó en respuesta. Viktor sonrió alegremente por primera vez en días.

-¡Yo soy Viktor! -Gritó el de cabello gris, agitando la mano en gesto de despedida.

Y parecía que el día comenzaba a arreglarse para él, porque no tuvo que esperar más de treinta segundos para que el bus que lo llevaría a casa aparcara frente a él.

En todo el camino, su sonrisa no desapareció. Se sentía ligero y con ganas de hacer muchas cosas.

Porque amar a Yuuri jamás sería un error. Gracias a Christophe lo había entendido.

Sería divertido verlo de nuevo. Pensó.

Cuando Viktor llegó a casa, Sasha y Jean se dieron cuenta de que su hijo se encontraba de mejor ánimo, por lo que decidieron celebrarlo invitándolo a comer a un restaurante suizo, Giacometti's.

Ahí disfrutaron de una buena velada, donde sintieron que tenían a su hijo de regreso. Y esperaban que siguiera así, tan optimista y feliz.

Los días pasaron muy rápido entre estudiar y ayudar en casa, por lo que Viktor ni siquiera se dio cuenta cuando ya estaba caminando hacia la Universidad un día lunes, muy temprano en la mañana.

😊😊😊😊😊😊😊😊😊😊

El fin de semana había acabado de nuevo, demasiado rápido, por lo que los Yuris caminaban tomados de la mano hacia la Preparatoria de Hasetsu.

-¿Qué crees que dirá Yuko cuando le digamos? -Preguntó Yuuri, sonriendo al sentir que Yura acariciaba la palma de su mano con su dedo pulgar.

-¿Cuándo le digamos qué? -Yuri giró la cabeza hacia él y alzó una de sus perfectas cejas rubias. Para Yuuri el ruso no podía verse más hermoso y... sexy poniendo esa expresión.

-Que estamos juntos. -Dijo el japonés, sin perder su sonrisa. Yuri sonrió al oirlo decir aquello.

-¿Y desde cuándo que estamos juntos? -Dijo con una sonrisa socarrona. Y Yuuri entendió lo que el rubio quería decir.

Desde que se habían confesado, se habían abrazado, besado y cogido de la mano como si fueran novios, sin embargo, su relación no había cambiado de nombre.

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