Viktor caminaba con auriculares puestos y su música favorita sonando a un volúmen agradable en sus oídos.
Por fin era un día soleado y sin viento frío. Se notaba que el verano estaba por fin estaba comenzando. Ojalá no hubieran más nevazones repentinas porque realmente tenía ganas de ponerse ropa más ligera para ir a la universidad y a la pista.Viktor subió las escaleras para salir del subterráneo del metro, y luego se dirigió a la pista de Yakov, que se encontraba a dos cuadras.
Ya habían pasado dos meses y dos semanas desde que se había ido de Japón. Desde entonces, había mantenido un contacto estable con Nikolai y un poco más esporádico con Yuri, ya que su primo había estado castigado y siempre estaba con Yuuri.
Yuuri.
El dulce, amable y bondadoso Yuuri. Viktor nunca podía dejar de preguntarse: ¿cómo estará? ¿Qué estará haciendo? ¿Me recordará aunque sea una vez a la semana?
El ruso seguía enamorado del chico de anteojos. Y se sentía orgulloso de saber ahora, con certeza, que su amor no era un mero capricho. Sin embargo, su corazón no dejaba de doler y él no dejaba de imaginar durante horas cómo serían las cosas si Yuuri le hubiera correspondido.
Pero luego se daba cuenta de que si aquello hubiera pasado, Yuri y él jamás se hubieran reconciliado. Él no conocería a sus niños, no trabajaría ni hubiera retomado su carrera. Mucho menos hubiera conocido a Chris.
Chris.
El roto, solitario y sabio Chris; quien por momentos solía ser risueño y burlesco; pervertido y cariñoso. Claro, hasta que recordaba la muerte de la señorita Annie y su estado de ánimo volvía a ser triste y taciturno. Viktor odiaba cuando eso ocurría, odiaba ver a su amigo tan destruido y no poder hacer nada por él.
Su relación con Chris se había vuelto muy cercana, y solamente llevaban dos meses siendo amigos. Viktor esperaba que su amistad durara mucho tiempo, pues el rubio era una persona muy valiosa para él.
De pronto, una mano cogió la suya.
Viktor volteó en seguida para ver a la persona que lo había sorprendido.
No pudo evitar sonreír.-Me sorprendiste. -Dijo soltando una risita, y acariciando el suave cabello rubio de Katrina. -¿Cómo estas, Kat?
-¡Muy bien, entrenador! -Respondió la niña, que estaba tomada de la mano de Viktor por un lado, y de su joven y linda madre por el otro.
-Hola, señorita Beatrice. -Saludó Viktor a la madre de una de sus alumnas más hábiles. La mujer sonrió un poco.
-Buenas tardes, joven Viktor. -Respondió, siempre cortés. -¿Cómo ha estado?
-Ya sabe que con decirme Viktor es suficiente, señorita Beatrice. -Dijo, mirando de reojo a las dos rubias.
Ir de la mano los tres juntos... le hacía recordar su niñez. A sus padres, y a sus adorados tíos, Juliet y Thomas. Aunque claro, ahora su papel no era ser el niño al que llevan y cuidan, si no quién proteje y lleva al niño. En este caso niña.
-Está bien, Viktor. -Dijo Beatrice. Y siguieron caminando de la mano, oyendo las melodiosas risas de Katrina y sus infinitas aventuras y anécdotas con su madre -quien era madre soltera-.
Una cuadra más atrás, Chris sonrió con cierto aire de derrota y cansancio.
-Annie... -Susurró. -Así hubiéramos sido tú y yo.
😭😭😭😭😭😭😭😭😭😭
Yuri se encontraba sentado en uno de los parques de la ciudad, escuchando su preciada música en su adorado celular. Su castigo había terminado por fin hace dos semanas, pero justo estaba en semana de exámenes, proyectos, presentaciones, informes y demás; por lo que recién ahora podía salir y usar su celular con total libertad.
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Celos Delatores
FanfictionYuri estaba completamente enamorado de su amiga japonesa Yuko. O eso creía, hasta que una serie de sucesos lo llevaron a darse cuenta de que la verdadera persona que amaba, estaba más cerca de lo que creía, ¡Y siendo acosado por Viktor! ¡Estúpido...