Capítulo 13

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Cuando el avión se Viktor despegó, Yuuri, Nikolai y Yura lo observaron irse lejos por una de los enormes ventanales del segundo piso del aeropuerto (donde estaba la zona de comida).

-Me alegra que hayas venido, Yuratchka. -Habló el anciano, por primera vez desde que los más jóvenes se habían reunido con él. -Eso habla muy bien de tí, hijo. Has madurado. -Lo felicitó con una sonrisa orgullosa y con la voz teñida de cariño.

-Gracias, abuelito. -El rubio tenía las mejillas bellamente sonrojadas por las palabras de su adorado familiar. Yuuri lo miraba con una sonrisa de enamorado que se notaba a kilómetros.

Nikolai rió bajito al darse cuenta.

El amor en los jóvenes puede ser sumamente complicado, pero una vez que los obstáculos se ven superados, el amor se tiñe de belleza y felicidad.

-Aunque creo que tendré que aumentar dos semanas más tu castigo por haber salido de casa a otro lugar que no es la escuela. -Dijo, sonriendo socarronamente.

La expresión que puso Yuri fue todo un poema. Nikolai disfrutó ver la mezcla de sorpresa, ligero enojo, y desesperación que pasaron en menos de un segundo por el mismo rostro.

-¡¿Ah?! -Gritó, atrayendo la atención de la gente que caminaba cerca de ellos. Yuuri inmediatamente comenzó a hacer reverencias de disculpa.

-¿Acaso quieres dos días más por contestarme, jovencito? -Nikolai alzó una ceja. Yuri hizo un puchero.

-No, abuelo. Lo siento. -Bajó la cabeza.

Nikolai le acarició el cabello.

-Así me gusta, Yuratchka. -Le dijo, con una sonrisita. -Ahora, vámonos a casa. Hay mucho que hacer hoy en el onsen y todos debemos ayudar.

Yuri se mordió los labios para no protestar. Él odiaba ayudar en algunas tareas del onsen, como hacer camas o limpiar baños. Seguro el abuelo lo mandaría a hacer aquello.

Yuri suspiró mientras caminaba de la mano con Yuuri, y al otro lado iba su abuelo.

-Si no te hubieras escapado de casa, nada de esto estaría pasando. -Le dijo el anciano, adivinando el por qué del suspiro de su nieto.

Yuri gruñó.

-No me lo recuerdes, abuelo. -Susurró.

-Eso significa que estás aprendiendo la lección, hijo. -Le dijo. Yuuri rio bajito. Amaba la relación de padre e hijo que Yuri y Nikolai-sama tenían. Y también lo obediente que era el rubio con el anciano de amable sonrisa.

-No te rías, estúpido cerdo. -Le gruñó el ruso menor, apretando con fuerza la mano de Katsuki, quien ni se inmutó, y solo siguió riendo. -Tch.

El anciano también rió.

-Odio cuando ustedes dos se ponen de acuerdo sin palabras, para hacerme vivir un infierno. -Masculló.

Eso solo hizo que los otros dos se rieran con más fuerza.

😂😂😂😂😂😂😂😂😂😂

Horas después de subir al avión desde Japón, finalmente Viktor arribó en San Petersburgo.

Se sintió entre triste y feliz durante todo el vuelo. Feliz porque por fin Yuri y él estaban en buenos términos e incluso se habían abrazado y habían llorado juntos.
Pero triste, porque ver a Yuuri y a Yuri tomados de la mano, le había roto el corazón.

Viktor suspiró sintiéndose terriblemente nostálgico al ver las letras rusas por todo el lugar y no los kanjis japoneses.

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