Prólogo *FASCINADO POR ÉL*

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Narra Alec:

MESES ATRÁS VERANO DE 2016:

El loft se hallaba en un dormido silencio, solo roto por las notas de la música de Il Divo "Adagio", y por los gemidos que se escuchaban de la amplia habitación del fondo.

A Magnus últimamente le había dado por la música clásica. Él decía que a parte de que embriagaba nuestros oídos y alimentaba nuestro espíritu, ayudaba también a disimular los jadeos y suspiros, que salían de nuestras bocas, pues según él, los vecinos habían empezado a mirarle mal, y esto era porque eramos sumamente ruidosos en la cama, sobre todo yo. ¡Claro qué sí campeón! El hecho de vestirte con esos modelitos tan extraños y extravagantes, no tenía nada que ver, ¿no?....... ni lo colorido de tus cabellos, ni tampoco los numerosos jóvenes, que tarde tras tarde pasaban por su loft.

 ni lo colorido de tus cabellos, ni tampoco los numerosos jóvenes, que tarde tras tarde pasaban por su loft

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Me sentía vivo, pleno, más lleno que nunca, y además en todos los sentidos. Notaba que mi clímax estaba a punto de llegar. Jonathan estaba acostado en la cama, mientras yo sentado de espaldas a él, lo cabalgaba, y una cabeza de lisos cabellos negros, peinados en picos y con algunas mechas de colores azules, subía y bajaba de mi entrepierna, cada vez más rápido, saboreándome, y haciéndome sentir que el paraíso no se encontraba en el cielo. El paraíso lo estaba viviendo yo en estos momentos, con mis dos demonios particulares.

¡Dios! Era todo tan morboso, tan erótico; escuchar los sonidos obscenos de nuestros cuerpos, mi trasero chocando contra la pelvis de Jonathan. Los jadeos del rubio entremezclándose con los míos propios, los cuales eran cada vez más fuertes y seguidos. Las succiones que Magnus hacía con su boca, mientras yo, con mis manos perdidas en sus cabellos lo acercaba más a mí.

De mi garganta salió un fuerte gruñido, al notar la virulencia de un orgasmo devastador, al mismo tiempo que las notas de la música, llegaban a su punto más álgido. Definitivamente Magnus tenía razón, soy muy escandaloso, pero, ¿cómo no serlo cuándo desde hacía unas semanas, había comenzado a disfrutar de los placeres que dos de los hombres más atractivos que yo había conocido me prodigaban? Y es que a diferencia del dicho...... tres a veces no son multitud.


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A VECES TRES NO SON MULTITUD.......¿O SÍ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora