El timbre suena a través de toda la casa, Jade suelta un suspiro que suena más a un gruñido de enojo.La castaña sale de la cocina y abre la puerta antes que la pequeña escurridiza lo haga. Amelia va junto a ella y se cuelga ansiosa de su pierna a esperar, se alguna sabe de quién se trata.
-—¡Pezza!—la niña grito con emoción y abrazo las piernas de la chica rubia.
Esperen... ¿Cómo fue que la llamo?
El corazón de Jade se estruja en su pecho mientras observaba a su hija sonreír con euforia hacia la chica.
—Ven, debes ver algo—la pequeña tomó la mano de la chica y la guió a una de las paredes—. Crecí otro centímetro
Perrie observa las medidas en la pared, desde la más baja a la más alta y fingió sorpresa.
—Haz crecido bastante—le sonríe—. Pronto serás toda una mujer.
—Mamá dice que cuando tenga así—la pequeña mostró seis dedos—. Me llevará a conocer a mi mamá.
Perrie miró discretamente a la castaña, la cual solo observaba la escena de brazos cruzados. La tensión entre ellas era latente, como una marca hecha de fuego. A Jade no le caía bien y a ella le provocaba su presencia un extraño revoltijo. Debía admitirlo, no estaba ahí nada más por Amelia, no podía resistirse a ver a su madre, una hermosa madre, debía agregar.
—Solo faltan un par de meses más—Perrie sonrió animada a la niña.
—¡Vamos a jugar!
Entonces el cuerpo de Perrie y Amelia se perdieron en el pasillo. Jade suspiro, tenía el presentimiento de que Perrie saldría de la vida de su hija tarde o temprano y la dejaría sola, triste, sin entender el por qué... Solo no quería tener que explicarle todas las noches antes de dormir dónde estaba la rubia, por qué se había ido, si había dejado de quererla, justo como lo había hecho con Stacy
Era doloroso para ella, a la vez la cosa más difícil que debía hacer, no era sencillo explicarle a una nena de cinco años que las personas entrarían y saldrían de su vida sin parar a lo largo de su vida, incluso un día, ella no estaría más para ella. Era difícil verla sufrir por una amiga, eso era Perrie para ella, su mejor amiga, confidente, alguien además de Jade, Jesy y sus abuelos para jugar.
El timbre volvió a sonar y Jade se dirigió a la puerta arrastrando los pies, su humor moría cada vez que Perrie y Amelia avanzaban con su amistad, se preguntaba hasta dónde llegaría. Jesy apareció en la entrada con los ojos llenos de felicidad, sin esperar invitación, entro al departamento de su mejor amiga y empezó a contarle lo que la traía tan feliz.
—¡Adivina qué!—Jesy la miro con entusiasmo—. ¡Me ofrecieron la oportunidad de abrir una tienda en New Your!
—Eso suena genial, Jess—Jade sonrió falsamente.
—¿Qué sucede?—sus cejas se juntaron formando una cara confundida.
Amelia apareció en la sala junto con la rubia en cuanto se dió cuenta de la presencia de su tía.
—Eso pasa—la castaña murmura, pero dudó que ella escuchara ya que su hija se lanzo a sus brazos.
—¡Tía!—Amelia beso la mejilla de su amiga—.Te presentó a mi mejor amiga, Perrie.
Jesy observa a Jade apretar los labios ante aquella relación mencionada, entonces supo que todo aquello le molestaba. Conocía a la castaña mejor que nada y sabía lo exageradamente protectora que era respecto a su hija. Creía que podía salvarla y protegerla de cualquier mal, que podría evitar más decepciones en su vida.
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