Capítulo: 04.

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—Manzana—los ojos de la niña brillaron hacia la fruta cubierta de caramelo.

—¿Quieres una?—le pregunta la mayor.

—¿De verdad puedo tener una?—responde con inocencia.

—Todo lo que quieras, debo compensarte la espera, ¿No es así?—alzando el cuerpo de la menor, la sienta en una banca—. Espérame aquí, Amelia.

Jade se retira y se acerca en dirección al vendedor para comprarle una, la fila era bastante larga y por eso supuse que era mejor no traer a Amelia consigo, pues se aburría con facilidad. Nunca había tenido la oportunidad de llevar a la pequeña a un parque de diversiones, ahora con el suficiente dinero, podía comprarle todo lo necesario para que fuera una niña normal, no podía decir que tenía todo el dinero del mundo, pero si mucho más que antes. Tenía un trabajo fijo en una buena escuela, y seguía ayudando a Jesy en su tienda en algunas ocasiones.

Tienda que había ido ganando su popularidad y ya había tres de ella en la ciudad, así mismo.

El vendedor le entrega su manzana acaramelada y la castaña se da la vuelta para dárselo a su hija pero cuando llega a la banca donde la dejo sentada, ella no esta.

Jade siente la desesperación apoderarse de ella, subiendo por estómago hasta la garganta y apretando en un nudo torturoso. Toda ella empieza a temblar y debe tomar varias respiraciones seguidas para pensar en lo que debe hacer. Con el pánico vivo, recorre el lugar buscando alguna autoridad y al lograr su cometido, se acerca rápidamente y le da la información de su hija perdida, mostrándole una foto para que pudiera encontrarla, rogando por favor que la ayudase. Él da un comunicado a través de un walkie talkie y le pide calma mientras la búsqueda da inicio.

La castaña hace una lista de todos lugares en los que ella podría estar, realmente no lo entendía, Amelia parecía ilusionada con la idea de tener una manzana acaramelada, y era casi imposible que olvidará la idea tan fácilmente, su sistema se alarmó aún más al imaginar que alguien se la había podido llevar.

Sintió el sabor salado de las lágrimas adentrarse entre sus labios y en medio de su agonía, se sienta en una de las bancas a llorar, esperando que los policías encuentren a su bebé.

Era increíble como en un momento estaba ahí a su lado y luego de manera tan rápido solo ¡Puf! Ya no estaba. Rezaba, rogaba e imploraba en medio de un ataque de pánico que nada malo que hubiera sucedido, no podría vivir sin su rayito de luz, la culpa la carcomía pues fue irresponsable al dejarla sola. Fue tan estúpida.

Abrazada a su propio cuerpo para tratar de calmarse, pero el único resultado es más y más lágrimas. Uno de los guardias le tienden un té y con las manos temblorosas Jade trata de beberlo pero enseguida es rechazado por su paladar. Sin ningún reparo, se queda en su lugar, en aquella banca donde la había dejado, observando a los oficiales buscar por cada rincón a su hija.

Todo aquello era su culpa.

No debió dejarla sola.

No debió quitarle la vista de encima.

Alguien pudo llevársela...

Puede estar pérdida o atrapada en algún juego...

Tantas cosas malas le pueden estar sucediendo ahora y los minutos se sienten como horas y horas sin respuestas.

Se aferra a la esperanza y a la fe, deseando con todo el alma el bien de su niñita.

Se aferra a la esperanza y a la fe, deseando con todo el alma el bien de su niñita

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Amelia. |JerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora