Capitulo: 12.

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Todos cantaron a caro la canción mientras aplaudían siguiendo el ritmo, al terminar todos soltaron un grito. La chica de cabello rosa sonrió, acercó su rostro a la vela y la sopló.

Todos volvieron a gritar, Jesy sintió los pequeños brazos de la niña rodear sus piernas fuertemente.

—¡Feliz cumpleaños!—Jesy la cargó en sus brazos—. ¡Gracias por ser la mejor tía del mundo!

Jesy sonrió debido a sus palabras, beso su mejilla y la mantuvo contra su abdomen mientras todos iban pasando para desearle un feliz cumpleaños. La pequeña se bajo de su brazos cuando la morena se sentó a abrir sus regalos.

—Abre el nuestro primero—le pidió con una sonrisa.

Perrie y Jade solo observaban a la niña darle toda su atención a la chica, y en realidad, a ninguna le importaba. Jade se sentía totalmente agradecida por todo lo que Jesy la había apoyado, y no merecía más que aquel puesto en el corazón de su hija, Amelia podía ser una niña maravillosa y siempre solía tomar cariños hacia todos, pero de alguna u otro manera, a las personas que más querían era a las que más había visto cuando era una bebé y que inconscientemente, aprecia todo lo que hicieron para otorgarle un mejor futuro.

Jesy saco la caja de la bolsa de regalo, hizo una mueca sorprendida y luego se río. Volteo la caja y le mostró a todos la muñeca dentro de ella, era una barbie, con el cabello castaño, y un poco rellena, llevaba un vestido negro con cadenas hasta las rodillas y una botas como las que ella siempre solía usar.

—Le dije que estabas muy vieja para una muñeca, pero insistía a comprarla—Jade rodó los ojos.

—Siempre que vengo nunca te gustan mis muñecas—la pequeña hace un puchero—. Por eso quise comprar una que se parezca a ti, y así ya podrás jugar conmigo.

—Me gusta mucho, gracias preciosa—beso su mejilla y continuó abriendo sus regalos.

Tomo una última bolsa, esta llevaba el nombre de Jade y Perrie, la abrió y sacó de ella su contenido.

—¡No puede ser!—grito—. ¡Realmente no lo puedo creer!, ¡Esto es increíble!, ¡Gracias!

Jesy abrazo el disco y luego a sus amigas.

—Es lo menos que mereces después de todo—Jade le sonrió, sintiéndose feliz de haber sido la única que dio en el clavo.

—¡Es el CD de Ed Sheeran!—exclamo sin poder creerlo—. ¡Voy amarlas eternamente!

[N/a quien tuviese amigas así]

La tarde continuó hasta que ya fue hora de irse, Jade tomo un taxi a casa junto a Perrie y la más pequeña.

Jade cambio la ropa de Amelia con cuidado de no despertarla, había sido un día cansado para las tres, finalmente la niña quedo profundamente dormida

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Jade cambio la ropa de Amelia con cuidado de no despertarla, había sido un día cansado para las tres, finalmente la niña quedo profundamente dormida.

La castaña camino a su propia habitación, se recostó sobre la cama observando la pared, se giro y esta vez quedo observando la espalda de Perrie.

—¿Estas despiertas?—le preguntó en susurro.

Perrie se dio la vuelta y la observo también, ambas sonrieron.

—Amelia estaba feliz hoy—comento la rubia—. Me gustaría poder verla así de feliz todos los días.

—No empieces—la castaña río un poco.

—Solo digo la verdad—rodó los ojos—. Es una niña grandiosa y la adoró.

—¿Me adoras a mí?—se atrevió a preguntar con algo de picardía.

—Por supuesto que sí—se acerco a su rostro y beso su nariz—. Pero es una especie de amor diferente.

Jade asintió, decidió dejar el tema de lado, recostó su cabeza sobre el hombro de Perrie y abrazo su abdomen.

—¿Tú me quieres?—la pregunta de Perrie sonó más seria que la suya propia.

—No creo que exista persona en el mundo que no pueda quererte—levanto su rostro y la observó—. Eres grandiosa.

Besó sus labios hasta que ambas se quedaron sin aire, volvió a recostarse sobre su hombro y esta vez, Perrie también la abrazo.

Un olor a comida entró en las fosas nasales de la castaña, Jade se levantó de la cama rápidamente y se relajó al ver que Perrie ya no estaba, su corazón casi sale del pecho al imaginar a Amelia intentando hacer su desayuno, de nuevo.

Perrie daba vueltas en la cocina mientras la niña comía un hot cakes con chocolate y una fresa en el centro.

—¿No es demasiado dulce para una sola mañana?—Jade arqueo una ceja al ver la pequeña cubierta de chocolate.

—Es sábado, Jade—la rubia reprochó—. Además, estamos celebrando.

—¿Sí?—pregunto curiosa—. ¿Y qué celebran?

El corazón de Jade comenzó a latir rápidamente de nuevo cuando Amelia sonrió, mostrando todos sus dientes a excepción de uno. Recordó cuando el día anterior la pequeña le menciono sobre un diente flojo y se sintió mal por no ayudarla a sacarlo.

—Oh, cariño—tomo su rostro con ternura—. ¿Te dolió?

Amelia negó antes de tragar.

—Perrie lo saco, casi no lo sentí—se encogió de hombros y continuó comiendo.

—¿Crees qué no hay que celebrarlo?—Perrie preguntó con cierta diversión.

—¡Por supuesto que sí!—grito asustando a la niña—. Iremos al parque después de comer.

Jade se colocó junto a Perrie y la ayudo a terminar el desayuno, ambas comieron junto con la niña como toda una familia. La pequeña se sentía feliz por su mamá y también por la rubia, aunque no la conocía de mucho tiempo, era muy especial para ella.

Jade baño a la niña y colocó un lindo conjunto de un short y una camisa violeta manga larga, dejo su cabello suelto con un lazo del mismo color que su camisa. Después que tuviera lista, se ducho también, una vez que las tres estuvieron completamente bañadas y vestidas, salieron del departamento.

Amelia jugaba con un par de niños que conoció en el parque, y ambas chicas solo la miraban de lejos cuidando que no se perdiera o cayera.

—Amelia—la llamó Perrie—. Dejame tomarte una foto.

Perrie saco una cámara de su bolso, la castaña la reconoció, recordando que fue la misma con la que la descubrió fotografiandola. La pequeña sonrió mostrando su espacio vacío entre los dientes, una vez que tomo la foto, continuó jugando.

—Una vez te descubrí tomandome fotos con esa cámara—Jade se mordió el labio para no reír—. ¿Me dejas verlas?

—No sé de que hablas—se negó a admitir.

Jade la observó por un rato con cara de, "¿éstas hablando en serio?".

—Bien, pero solo las tome porque eras una buena modelo—trato de excusarse.

—Esta bien, cariño—no pudo evitar reír—. Pero la próxima vez, deberías pedirmelo, o al menos, no ser tan obvia.

Jade sonrió y justo en ese momento, la rubia la fotografió, para luego mostrársela.

—Eres hermosa, no puedes culparme.

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Amelia. |JerrieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora